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martes, 31 de octubre de 2023

Palestina: ¿Tierra Prometida o de la Discordia?

 


Sin dudas, uno de los acontecimientos geopolíticos que más ha capturado la atención mediática en los últimos días ha sido el último episodio del prolongado conflicto entre Israel y los palestinos, pero que parece va a escalar a niveles nunca antes vistos.

En este artículo vamos a concentrarnos en el contexto histórico de un territorio que, como veremos, desde el inicio de los tiempos ha sido escenario de conflictos entre etnias y religiones que parecen nunca acabar.

Palestina y su contexto histórico

Desde el año 3000 a.C., toda la zona comprendida entre el mar Mediterráneo (Oeste), el río Jordán (Este), la actual Gaza (Sur) y el río Orontes (Norte), era denominada Canaán, caracterizada por la fertilidad de su tierra.

Mapa del siglo XIX de la Tierra de Canaán


Poco a poco se fueron asentando distintas tribus semitas (provenientes del Cercano Oriente), como los amorreos, jebuseos, hicsos, arameos y hebreos. A partir del siglo XIV a.C. incursionaron también los hititas y los egipcios que durante siglos se repartieron ese territorio.

Ya en el siglo XII a.C. llegaron pobladores desde el Mar Egeo, que los egipcios les bautizaron como “Pueblos del Mar”. Los más dominantes fueron los fenicios, quienes inventaron el alfabeto y forjaron una civilización basada en el comercio que tuvo presencia en todo el Mediterráneo, y los filisteos, que llegaron a convertirse en un aguerrido pueblo que llegó incluso a emplear el hierro, lo cual les permitió expandirse hacia el Este, hasta el río Jordán.

Territorio de los Filisteos


Los fenicios llegaron a fundar muchas ciudades en esa región, siendo las principales en esa época Arvad (actualmente en Siria); Biblos, Sidón y Tiro (actual Líbano); Acre y Dor (actual Israel). En el caso de los filisteos, estaban organizados en una pentápolis (cinco ciudades), que eran: Ascalón, Asdod, Ecrón y Gat (actual Israel); y Gaza (actualmente conocida como Franja de Gaza).

Territorio de los Fenicios


Según los expertos, el nombre “Palestina” ha sido producto de la evolución de la palabra con la que otros pueblos identificaban el reino de los filisteos: “Palastu” (acadios), “Palusata” (egipcios) y “Pleshet” (hebreo). Ya en los tiempos del historiador griego Herodoto (siglo V a.C.) se le denominaba al reino filisteo “Palaistine”.

Por otro lado, en el siglo XIV a.C., diversas tribus hebreas seminómadas que se establecieron en el interior de Canaán emigraron hacia Egipto, donde con el tiempo llegaron a ser esclavizados hasta que en el XIII a.C., guiados por su líder Moisés, se rebelaron y retornaron a Canaán. Los hebreos migrantes y los que permanecieron llegaron a confederarse, teniendo frecuentemente enfrentamientos con los filisteos.

Lo cierto es que, con el transcurrir de los siglos, toda esa región, además de los permanentes conflictos bélicos que estallaban por el control de la tierra entre filisteos, hebreos, arameos y demás pueblos; cayó sucesivamente en manos de diferentes imperios: Asiria (entre siglos IX y VIII a.C.), Caldea (entre siglos VI y VII a.C.), Persia (siglo VI a.C.), Macedonia (entre siglos III y II a.C.), Roma (entre siglo I a.C. hasta el IV d.C.) y Constantinopla (entre siglo IV y VII d.C.).

Es importante mencionar que, durante un corto lapso de tiempo (entre el año 134 a.C. hasta el 37 a.C.), se estableció el Reino Asmoneo, descendientes del pueblo macabeo, que abarcó desde Galilea al norte hasta la parte sur de la actual Palestina, coincidiendo bastante su territorio con lo que hoy es el Estado de Israel. Durante casi 100 años impusieron el judaísmo a los pueblos no hebreos, incluyendo la circuncisión forzosa.

Cuando el Imperio Romano conquista Levante, toda la región de Canaán fue llamada oficialmente Palestina, después de lo cual se produjo la expulsión de los judíos y destrucción de la ciudad de Jerusalén en el siglo II d.C.

Mapa de la región de Palestina bajo el Imperio Romano


A partir del año 638 d.C., Palestina cayó bajo control musulmán durante 1300 años bajo la administración de diferentes califatos e imperios, con algunas interrupciones durante las Cruzadas. En ese largo período el islamismo se convirtió en la religión mayoritaria, aunque otras profesiones religiosas monoteístas eran toleradas, como la cristiana y judía, cuyos practicantes eran denominados como “Gentes del Libro”, refiriéndose a la Biblia, debido a que las tres religiones tenían a Abraham como antepasado común.

Cabe destacar que entre el año 1099 y 1291 se estableció intermitentemente en gran parte de Palestina el Reino de Jerusalén, administrado por los cruzados cuando lograban la victoria, bajo asedio constante de los musulmanes que procuraban controlar Jerusalén.

Extensión del Imperio Otomano


En el año 1517, los árabes musulmanes fueron derrotados por el Imperio Otomano, el cual dominó Palestina hasta 1917, año en que perdió control de ese territorio en el marco de la Primera Guerra Mundial. Es a partir de ahí que Palestina cae en control del Imperio Británico hasta 1948, año en que fue fundado el Estado de Israel.

Lugar sagrado para las principales religiones

Pero Palestina y sus alrededores no es solamente una zona geográfica en la que se han asentado diferentes tribus y reinado diversas culturas o civilizaciones. Con el tiempo se fue convirtiendo en algo aún más trascendental.

Ante todo, toda la región de Canaán históricamente ha sido considerada por los hebreos como la Tierra Prometida, ya que, según su creencia, el Dios Yahveh se la prometió a Abraham, patriarca de ese pueblo (y de cuya descendencia también surgieron los árabes). En varios pasajes del Viejo Testamento (en los libros de Génesis, Deuteronomio y Éxodo), se reitera dicha promesa a su hijo Isaac, a su nieto Jacob y al profeta Moisés.

El territorio prometido por el dios hebreo, que los había identificado como su pueblo “elegido”, implicaba la expulsión de sus habitantes naturales (cananeos, amorreos, heteos, cadmoneos, jebuseos, etc.), como se puede apreciar en Génesis 15:18-21 y Éxodo 33:1-3, y abarcaba desde el “monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates”.

Como podemos apreciar, el germen del conflicto entre Israel y Palestina surgió hace miles de años desde que las primeras tribus hebreas migraron a Canaán con una orden de desalojo divina bajo el brazo.

Con el tiempo los hebreos cambiaron de rumbo y abandonaron la tierra que le habían prometido migrando hacia Egipto; allí los maltrataron, cambiaron de opinión otra vez y retornaron a la tierra que siglos atrás le había sido concedida a Abraham y su descendencia. Eventualmente, los hebreos dominaron gran parte del territorio a través de diversos reinos, como el de Judá e Israel, y edificaron lugares que terminaron siendo sagrados para la religión judaica, como el Templo de Jerusalén, construido por el rey Salomón como único centro de culto para las doce tribus de Israel. A través de los siglos fue destruido y reconstruido varias veces, siendo su principal vestigio el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado de los judíos hoy en día.

Muro de las Lamentaciones, lugar sagrado para los judíos


Igualmente, para los hebreos es particularmente significativo el Monte Sinaí, actualmente en Egipto, lugar donde el profeta Moisés, también venerado por los musulmanes, recibió las tablas con los X Mandamientos.

Pero eso no terminó ahí, la historia de esta región no hizo más que complicarse.

Cuando en el año 610 d.C. Mahoma funda el islam y empieza difundirlo, la nueva religión empezó a propagarse con intensidad en todo el Oriente Medio y, eventualmente, en todo el mundo, llegando a ser en la actualidad la 2da religión más popular del globo.  En una de sus peregrinaciones, el profeta visitó una noche a Jerusalén y desde un lugar denominado Masyid al-Aqsa ascendió a los cielos, según narra el Corán en el capitulo dedicado al “Viaje Nocturno”.

Mezquita de al-Aqsa en Jerusalén, uno de los lugares más sagrados del islam


Luego, en conmemoración de ese hecho, a partir del año 690 fueron construidas la Cúpula de la Roca, la Cúpula de la Cadena y la Mezquita de al-Aqsa, por lo que es conocida hoy esa zona de Jerusalén como la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, convirtiéndose en el tercer lugar más sagrado de los musulmanes.

Pero el atractivo de la tierra palestina para las religiones no termina ahí. Resulta que esta pequeña región fue la cuna del cristianismo, la religión más popular del mundo al día de hoy. Su profeta Jesús, considerado por los cristianos como Hijo de Dios, nació en Belén, actual Cisjordania, y criado en Nazareth, actual Israel. Igual de venerado es el Mar de Galilea, donde inició el ministerio de Jesús, y muchos otros mencionados en el Nuevo Testamento bíblico. Pero, sin lugar a duda, el lugar más sagrado para los cristianos es la Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, edificada en el sitio donde se supone que fue crucificado, enterrado y resucitado Jesucristo.

Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, sagrada para los cristianos


Justamente por la importancia religiosa de estas tierras fue que iniciaron en la Edad Media las Cruzadas, guerras religiosas impulsadas por la Iglesia Católica para recuperar la Tierra Santa, como era denominada esa zona, dominada por los musulmanes desde el siglo VII. Estos conflictos bélicos se extendieron desde el año 1096 hasta 1291, a través de 9 campañas, de las cuales cinco ganaron los musulmanes, tres los cristianos y una no tuvo ganador (8va Cruzada). Algunas fuentes calculan en 5 millones la cantidad de muertos que ocasionaron las ocho campañas en ambos bandos.

Palestina: solución definitiva al antisemitismo, pero con daños a terceros

A través de los siglos, el pueblo hebreo ha sido uno de los más perseguidos en todo el mundo. El antisemitismo fue uno de los pilares del nazismo alemán del siglo XX, pero siglos antes ya había hecho aparición en distintos lugares, especialmente en Europa.

Expulsión de los judíos por los Reyes Católicos


Solo debemos recordar la expulsión de los sefarditas (judíos de la península Ibérica) por los Reyes Católicos en el siglo XV, el caso Dreyfus en la Francia del siglo XIX, entre otros sonados episodios.

Ya en 1917, cuando Palestina estaba bajo el dominio inglés, el Reino Unido proclamó la Declaración de Balfour, en la que planteaba la posibilidad de crear un Estado judío en el territorio palestino. Luego, en 1948, tras finalizar la 2da Guerra Mundial, y con el apoyo de Estados Unidos y el movimiento sionista, es oficialmente creado el Estado de Israel.

Distribución de la tierra entre palestinos y judíos desde 1947


Desde entonces, no ha habido paz. Aunque la ONU resolutó que fueran creados dos estados independientes, uno judío y otro palestino, la realidad es que Israel ha ido tomando por la fuerza mucho más territorio del que originalmente le había sido concedido en 1948, desalojando a los palestinos de las tierras que por siglos ocuparon, en un episodio histórico conocido por los árabes como “Nakba”, y prácticamente encerrándolos en territorios cercados y militarizados por los israelíes (Gaza y Cisjordania).

Claro, Israel justifica su accionar como un acto de defensa propia ante la amenaza constante de los países árabes y grupos terroristas, pero el uso excesivo de la fuerza y coerción total de libertades contra los palestinos ha hecho que una gran parte de la comunidad internacional esté cada vez más inclinada porque finalmente se cree un Estado palestino que goce de libertad y autodeterminación.

Los recientes hechos acaecidos en octubre 2023, que iniciaron por una sorpresiva incursión en Israel del grupo militar Hamás, ocasionando la muerte de más de 1300 personas, civiles y militares, pero que desencadenaron una respuesta brutal de parte del ejército israelí, el cual desde entonces está bombardeando de forma inmisericorde a la Franja de Gaza, sin distinguir civiles de militares; han puesto al mundo en vilo y horrorizado.

Gaza está siendo literalmente borrada del mapa


Aunque la sed de venganza de Israel por la barbarie cometida por el grupo Hamás parece aún no saciarse con las 8.000 víctimas que hasta el momento se contabilizan en Gaza, de la cual el 50% son niños, definitivamente la vía militar, sea cual fuere su resultado, no parece poder garantizar una paz sostenible en el tiempo. Mientras más víctimas civiles haya, más profunda será la herida que separe a ambos pueblos y más difícil será cerrarla.

Dicen que la noche es más oscura cuando está a punto de amanecer, tal vez este sea el caso y el agudizamiento de este antiguo conflicto haya llevado las cosas a un punto tal que estemos hoy más cerca de una solución definitiva, aunque no sea la esperada por los más radicales de ambos bandos: los sionistas de Israel y los extremistas de Palestina.

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martes, 3 de octubre de 2023

Soberanía Digital: ¿Qué es y cuál es su importancia?

 


La Era Digital en la que vivimos ha transformado y/o complejizado una serie de conceptos que van adoptando nuevas dimensiones en la medida en que “lo digital” va ampliando su alcance.

Es el caso del concepto soberanía. Según la RAE[1], significa “Poder supremo e ilimitado, tradicionalmente atribuido a la nación, al pueblo o al Estado, para establecer su constitución y adoptar las decisiones políticas fundamentales tanto en el ámbito interno como en el plano internacional”.

Pero cuando nos referimos a soberanía digital, estamos hablando de la capacidad de un Estado de ejercer la autodeterminación en materia de desarrollo digital, y, por tanto, de controlar el presente y destino de la nación mediante el uso de tecnologías y redes digitales.

Pero ¿cuáles son las implicaciones de este concepto relativamente nuevo? Veamos.

Componentes de la transformación digital que pueden afectar la soberanía

Desde el mismo momento que un país importa bienes o servicios, de alguna forma se crea una dependencia. Al igual que con el arroz, carne, petróleo o servicios financieros, cuando importas mucha cantidad de forma regular para que tu economía funcione, de manera indirecta estás afectando la soberanía.

Igual ocurre con la tecnología. Mientras más importes componentes electrónicos, software y equipos de una sola fuente (país o fabricante), estarás creando mayor dependencia tecnológica de esa fuente y, por ende, podrías estar afectando eventualmente la soberanía digital.

Claro, en un mundo tan globalizado como el de hoy, la dependencia de múltiples mercados es inevitable. Y mientras más diversificado sea, más conveniente será, ya que tendremos más oportunidad de rejuego al presentarse las contingencias.

Es la misma lógica con la tecnología en general.

Pero no debemos confundir soberanía digital con ciberseguridad. Son conceptos absolutamente diferentes. Puedes ser un país tecnológicamente muy dependiente (sin soberanía digital) pero muy ciberseguro; y viceversa.

La ciberseguridad más bien se refiere tu capacidad para prevenir y responder a los ataques cibernéticos, que pueden venir desde el interior o exterior del país, y no tiene que ver necesariamente con el nivel de dependencia tecnológica o falta de soberanía digital que tengamos. Claro, la ciberseguridad es un componente que por sí mismo puede afectar la soberanía digital de un país, como veremos más adelante.

Estos son los elementos que más podrían estar afectando la soberanía digital, y en algunas ocasiones, incluso podrían afectar a los demás aspectos del concepto soberanía:

  • Gobernanza del Internet: El Internet surgió como una red altamente descentralizada en la que la neutralidad tecnológica ha sido una de sus principales banderas. Por sus propias características, por el momento se hace difícil que ningún ente pueda “controlarla” de forma absoluta, aunque ha habido intentos en el pasado por despojarla de dicha neutralidad (Ver artículo https://reysonl.blogspot.com/2018/06/que-significa-el-fin-de-la-neutralidad.html). Pero ese alto nivel de descentralización ha dificultado a muchos Estados el poder controlar su funcionamiento y contenidos, propósito que sigue siendo un objetivo y que no es del todo negativo, ya que un Internet sin absolutamente ningún control podría poner en peligro la seguridad e integridad de personas y organizaciones.
  • Redes sociales: La proliferación de canales de redes sociales, los cuales son utilizados masivamente por la población global, también es una amenaza a la soberanía digital. Sobre todo, porque dichas plataformas normalmente son controladas por empresas y/o gobiernos extranjeros, quienes aplican normas y restricciones de forma unilateral contra millones de personas, lo cual a veces luce hasta violatorio de derechos fundamentales. Sin que medie ningún Estado u organismo internacional calificado, a veces vemos cómo censuran y hasta clausuran cuentas de usuarios por razones no tipificadas en ningún código penal nacional o internacional. Igualmente, vemos cómo personas, detrás de una identidad ficticia, utilizan las redes sociales para hacer bullying, amenazar o propagar falacias que pueden afectar a terceros, sin que los Estados tengan mecanismos muy efectivos para controlarlo. Ambos fenómenos afectan también la soberanía en general. Por eso vemos como entes supranacionales como la Unión Europea, trabajan en legislaciones específicas para controlar estas plataformas y proteger los derechos de los ciudadanos europeos.
  • Internet de las Cosas (IoT): El crecimiento exponencial de los dispositivos electrónicos conectados al Internet, es también una seria amenaza a la soberanía digital. De la misma forma en que Waze funciona, calculando la mejor ruta en función de la información que en tiempo real reportan los dispositivos suscritos a este servicio, así por igual cualquiera que tenga acceso no autorizado a esos datos podría conocer la ubicación, rutas y hábitos de millones de personas. El hecho de que esa acción, realizada de forma inconsulta al margen del Estado, pueda ser cometida por entes extranjeros, ponen en riesgo también la soberanía digital de una nación.
  • Servicios de Inteligencia extraterritoriales: Las revelaciones de Edward Snowden en 2013 pusieron en evidencia la enorme capacidad de recopilación, análisis y control masivo de datos de agencias de inteligencia de ciertas superpotencias que actúan de forma extraterritorial, sin mediar ningún aval legal de por medio. Esto pone de manifiesto que existe un control o acceso a la infraestructura de telecomunicaciones de los países, que en la mayoría de los casos responde a tecnología fabricada o controlada por el país que ejerce la vigilancia ilegal, lo cual atenta contra la soberanía de dichas naciones. Ningún Estado consiente la importación de tecnología de telecomunicaciones, como routers, celdas móviles, firewalls, etc., para que durante su utilización su tráfico sea escaneado inconsultamente por terceros del extranjero. Eso solo sería aceptable en el marco de acuerdos muy explícitos de colaboración en materia de inteligencia. Velar porque existan mecanismos efectivos para evitar ese acceso no autorizado de terceros, es ejercer la soberanía digital.
  • Computación en la Nube: Sin dudas, la computación en la nube es una de las tecnologías emergentes que más han contribuido a la aceleración del desarrollo digital, al disminuir al mínimo la inversión en adquisición, instalación y mantenimiento de las infraestructuras tecnológicas necesarias para los proyectos de transformación digital, sin importar su tamaño, debido a la escalabilidad que ofrece. Sin embargo, el hecho de que los grandes oferentes globales de computación en la nube son de Estados Unidos (Google, Amazon, Microsoft) o de China (Alibaba, Tencent, Huawei), muchos países ven en ello una seria amenaza a su soberanía digital, sobre todo por el hecho de que sus datos, muchas veces sensibles, son alojados en servidores que físicamente están en otros países. Y en ambos casos hay razones para tener aprehensiones. Estados Unidos aprobó en 2018 su Cloud Act, que no es más que una ley que permite a sus agencias de inteligencia “espiar” los datos de ciudadanos y organizaciones de otros países que estén almacenados en servicios de nube ofrecidos por empresas estadounidenses. Y en el caso de China, al ser un régimen autoritario, pues también hacen dudar al más indiferente. Por situaciones como esas es que la Unión Europea está impulsando un proyecto regional de computación en la nube, llamado GAIA-X, y muchos países están impulsando legislaciones locales para garantizar la territorialidad de los datos.
  • Desinformación mediática: La manipulación deliberada de contenidos y noticias de forma masiva ha traído consigo el fenómeno de la posverdad[2], definida por la RAE como una “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”. Eso ha traído como consecuencia que la manipulación de la información sea utilizada hoy día como una herramienta de control político, lo que no es nuevo, pero sí ha visto potenciarse de forma exponencial gracias al alcance del Internet y las redes sociales, especialmente en los jóvenes. Más de un autor han visto en este fenómeno una seria amenaza para el sano desarrollo democrático[3]. Cuando esa manipulación proviene de agencias o gobiernos extranjeros para imponer su agenda o postura, entonces, también se está afectando potencialmente la soberanía nacional a través de medios digitales. Impulsar la alfabetización mediática e informacional, así como establecer mecanismos confiables de verificación o fact checking para contrarrestar la posverdad, son herramientas fundamentales para garantizar la soberanía digital.
  • Ciberseguridad: No puede existir soberanía digital si previamente no está garantizada la ciberseguridad. Las múltiples amenazas y riesgos a las que personas y organizaciones se exponen en el ciberespacio pueden traducirse en el robo o secuestro de información sensible (ransomware), ataques de denegación de servicios (DoS), entre otros, pudiendo poner en peligro la propia soberanía de los países. El mejor ejemplo es lo acaecido en Estonia en 2007. En medio de protestas y grandes tensiones producidas por el controversial traslado de la “Tumba del Soldado Desconocido” (erigida en la época soviética) hacia las afueras de la capital Tallin, se produjo un masivo ciberataque, atribuido a Rusia, que paralizó el país durante varios días, ya que colapsó el Internet, los cajeros automáticos y los servicios públicos en general.

Las redes sociales y la desinformación pueden distorsionar el debate político y la democracia


En fin, como he visto, la transformación digital y el propio Intenet parecen plantear desafíos a la soberanía de los países. Es por ello que cada vez más naciones están aprobando o fortaleciendo su legislación en materia de gobernanza digital, derechos digitales, territorialidad de los datos y ciberseguridad para garantizar los derechos fundamentales y las competencias del Estado sean aplicables en los entornos digitales.

GAIA-X la nube que impulsa la Unión Europea para proteger su soberanía digital


Que por el hecho de que un país sea un gran “consumidor” de tecnología no necesariamente signifique que pierda su soberanía, tanto digital como de cualquier otra índole, a manos de los países que son grandes “productores” de tecnología.

Porque la Era Digital, muy por el contrario, deberá apalancar la autodeterminación de los pueblos y no lo contrario.

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[1] Real Academia de la Lengua Española

[2] Ver artículo “Deepfake: El último escalón de la Postverdad” en https://reysonl.blogspot.com/2021/04/deepfake-el-ultimo-escalon-de-la.html

[3] Alvarado, V. (2019): “Manipulación de información en la era digital de las comunicaciones: ¿A qué se enfrentan los gobiernos latinoamericanos?”; Ramonet, I. (2006): “Comunicación y Manipulación del a información” en Revista “Agenda Latinoamericana”; Blanco, I. (2018): “Creencias, posverdad y política” en Revista “Doxa Comunicación”, Nº 27; entre otros

lunes, 14 de agosto de 2023

¿Qué está pasando en África?

 


Las naciones africanas han tomado decisiones en las últimas semanas que han llamado la atención de la opinión pública global, demostrando un nivel de independencia y soberanía nunca antes visto.

Según la evidencia científica, África es la cuna de la humanidad. Hace 300,000 años de allí salió el Homo Sapiens erguido y decidido a conquistar el mundo y sus recursos. Como continente es el tercero en tamaño (30 millones de km2) y segundo en población (1400 millones de personas). Y, por si fuera poco, es el continente más rico…en recursos naturales.

Los principales recursos naturales de África


África posee el 24% de toda la tierra cultivable del mundo; un tercio de todas las reservas minerales; el 60% del cobalto; el 46% de los diamantes; el 40% del oro; dos de las 10 reservas de petróleo más grandes del mundo; y un largo etcétera.

A pesar de su riqueza, África es la región más pobre del mundo


Pero, por mucho, es el continente más pobre. Un 40% de su población (más de 500 millones de personas) viven con menos de 2 dólares al día, por debajo del umbral de la pobreza. Todos sus países juntos aportan menos del 3% del PIB mundial.

¿Cómo esto es posible? Veamos

El colonialismo europeo y su secuela

El colonialismo en África fue un período de la historia que comenzó en el siglo XV y terminó en el siglo XX. Durante este tiempo, los países europeos conquistaron y controlaron gran parte del continente africano.

Aunque el colonialismo tuvo unos pocos aspectos positivos (introducción de nuevas tecnologías y conocimientos, construcción de infraestructura y unificación de un sinnúmero de estados pequeños y fragmentados), la realidad es que el impacto negativo que tuvo fue devastador.

No hay palabras para describir la barbarie a la que fue sometida África hasta hace poco


El más dañino, sin dudas, fue la esclavitud. Los europeos esclavizaron a millones de africanos y los llevaron a trabajar en sus colonias, donde morían de hambre, enfermedades y sobre explotación física.

También, la imposición de la cultura europea conllevó a la pérdida de muchas tradiciones y costumbres ancestrales.

En cuanto a lo económico, los europeos explotaron los recursos naturales de África sin dar nada a cambio a sus habitantes. Para el año 1914, en los albores de la Primera Guerra Mundial, casi todos los países africanos eran colonias de potencias europeas: Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Portugal, Bélgica y España. En aquella época, solo Abisinia (hoy Etiopía) y Liberia eran independientes, aunque Abisinia fue invadida por Italia poco después en 1936.

Los británicos no son recordados con mucho cariño por los africanos


Aunque esas potencias europeas aún se resistan a reconocerlo hoy, esos siglos de dominación y explotación inmisericorde de personas y recursos naturales (hasta hace relativamente poco tiempo), ha sido la causa principal de la pobreza, hambre e inestabilidad política, económica y social de los africanos.

Aún Bélgica no pide perdón por las mutilaciones y asesinatos cometidos en el Congo


A este corolario de desgracias hay que agregarle que el 95% de los países de ese continente obtuvo su independencia hace menos de 80 años (las excepciones son Liberia, Sudáfrica y Egipto), lo que significa que la mayoría son estados que han tenido muy poco tiempo para madurar y consolidarse, en medio de grandes precariedades heredadas de la época colonial.

Señales de un nuevo rumbo

En los últimos meses hemos sido testigos de una serie de acontecimientos, que si bien es cierto en el pasado han ocurrido de forma esporádica y/o aislada, luce que en las últimas décadas existe una tendencia continental hacia la autodeterminación real.

Xi Xinping reunido con los presidentes africanos en el FOCAC


Por ejemplo, el Foro de Cooperación entre China y África (FOCAC), fue fundado en el año 2000 y actualmente participan 53 países africanos (solo con la excepción del Sahara Occidental -territorio en disputa- y el pequeño país de Esuatini). Desde entonces, el comercio de la región con China Popular ha crecido exponencialmente: De US$10.000 millones en 2000 a US$254.000 millones en 2021, suplantando a Estados Unidos como principal socio comercial desde el año 2008.  Como puede verse en el siguiente gráfico, basado en datos de ONU Comtrade, desde entonces la brecha no hecho más que aumentar entre ambas potencias con relación a África.

Ferrocarril etíope construido con capital chino


Continuando con la cada vez mayor influencia china en África, también la inversión y financiamiento desde ese país asiático se ha volcado sobre el continente africano. De menos de US$100 millones en el año 2003 ha ido incrementando hasta llegar US$42 billones en el año 2020. Según el Ministerio de Relaciones de Exteriores de ese país[1], en ese mismo período China ha construido en África más de 13.000 kms de líneas de ferrocarril, así como 80 plantas generadoras de energía, 130 hospitales, 45 estadios deportivos y 170 escuelas. Pekín hasta llegó a condonar la deuda a 15 países de esa región en 2020.

Puerto de Kribi, en Camerún, con financiamiento chino


Incluso, un estudio[2] del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE.ES) admite que en las últimas dos décadas los chinos han construido en África casi 100.000 kms de carreteras, 1.000 puentes, 100 puertos y 66.000 kms de transmisión y distribución de energía.

Puente construido por los chinos en Brazzaville, República del Congo


Aunque obviamente China se beneficia de la explotación de los recursos mineros e hidrocarburos africanos, debemos reconocer que ha invertido en 20 años en el desarrollo de esos países muchas veces más que los europeos en 500 años.

Por otro lado, al estallar el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, una de las estrategias utilizadas por los rusos para contrarrestar el cada vez mayor aislamiento internacional y las múltiples sanciones impuestas por Occidente, fue acercarse a países del Tercer Mundo, siendo el continente africano una de las regiones donde encontraron mayor receptividad.

La respuesta favorable de África en el presente contexto ha sorprendido a más de uno. Pero no debiera ser sorpresa, ya que hay un poco más de historia detrás de ese hecho. Resulta que, desde los tiempos de la URSS, los soviéticos durante décadas apoyaron las luchas independentistas africanas contra los colonizadores europeos.

Cumbre Rusia-África 2019


Y el acercamiento de la actual Rusia fue mucho antes de la invasión a Ucrania del 2022. Ya en 2019, Vladimir Putin había organizado en Sochi la primera Cumbre Rusia-África, a la cual asistieron 40 países de ese continente y gracias a la cual se firmaron diversos acuerdos de cooperación[3].

Además, antes del 2022, ya Rusia había firmado 19 acuerdos de colaboración militar con igual cantidad de gobiernos africanos, incluyendo en muchos de ellos servicios de seguridad privada ofrecidos por el famoso Grupo Wagner. Esa empresa rusa inició sus operaciones en Mozambique y Sudán en 2017, luego extendiéndose a la República Centroafricana (2018), Libia (2019) y más recientemente en Malí.

Los militares rusos cada vez más presentes en África


Aunque en un volumen significativamente menor a China, Rusia ha hecho importantes inversiones en África en proyectos de infraestructura, energía y extracción de minerales y petróleo, amén de ser su principal proveedor de armas, según refiere la Revista Española de Defensa[4].

También hay que resaltar que, en la segunda convocatoria de la Cumbre Rusia-África, celebrada el pasado mes de julio, descendió notablemente el número de países presentes, ya que solamente asistieron 17 jefes de Estado, aunque sí representantes de 49 países en total. Claro, no sería de extrañar que los presidentes ausentes hayan recibido presiones para restarle brillo a ese evento.

De todas formas, las maniobras diplomáticas de Moscú han dado sus frutos. En la votación realizada en la ONU en octubre 2022 para rechazar las anexiones unilaterales de Rusia en Ucrania, solo 26 países africanos apoyaron la resolución, mientras que 19 se abstuvieron y el resto se ausentó de la votación.

Más tarde, en febrero 2023, la ONU resolutó el cese de hostilidades en Ucrania y la retirada inmediata de las tropas rusas. En esa ocasión, 15 países de África se abstuvieron y 2 votaron francamente en contra, uno de los cuales fue Sudáfrica (uno de los países BRICS). El resto de los países prefirió no presentarse a la votación.

Aunque la mayoría de los países del mundo siguen condenando la invasión rusa, Moscú ha encontrado un respiro con el apoyo abierto o disfrazado de neutralidad que le han conferido los países africanos, a pesar de los esfuerzos de Washington y Bruselas para lograr el aislamiento total de Putin.

Los países africanos conformaron una misión de paz que visitó Rusia y Ucrania


Ha sido tal el nivel de empoderamiento de los países africanos, que tomaron la iniciativa de hacer su propia propuesta de paz a Rusia y Ucrania, enviando sendas misiones diplomáticas de alto nivel a ambos países.

Aparentemente los países africanos ya no asimilan la versión occidental sobre el bien y el mal. Tal vez, lo que ha pesado más para ellos han sido los siglos de esclavitud, expoliación y maltrato que han sufrido. Y eso no se olvida tan fácil. Ahora, son más prácticos y piensan en su propio beneficio como región.

Por eso, los hilos de las diferentes potencias, occidentales o no, utilizan todos los medios para tratar de incidir en los destinos del continente más rico en recursos naturales. Lo confirma el anuncio de una coalición de naciones africanas que pretende invadir a Níger para revertir el golpe de Estado reciente que hubo allí, mientras que otra coalición proclama que apoyará a los golpistas. Como podrán imaginar, cada coalición tiene su padrino.

El Nuevo Orden Mundial tiene varios frentes y parece que África solo ha pasado a formar parte de uno de ellos.

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viernes, 7 de julio de 2023

La Trampa de Tucídides en el siglo XXI: Vientos de guerra ante el ocaso de una potencia y el surgimiento de otra




Se le denomina “Trampa de Tucídides” a la teoría que explica las tensiones entre una potencia hegemónica en declive y otra en ascenso. La frase fue popularizada Graham Allison[1] en 2015, donde analizaba la alta probabilidad de que Estados Unidos y China llegaran a tener un enfrentamiento bélico producto del ascenso meteórico de Beijing y la sostenida pérdida de influencia política y económica de Washington.

Antes de desarrollar los postulados de Allison, veamos quién fue Tucídides y cuál es el origen de la frase.

La Guerra del Peloponeso

Fue uno de los más grandes conflictos militares de la Antigua Grecia, protagonizado por las ciudades de Atenas y Esparta, cada una de las cuales encabezaba una liga de ciudades. Mientras Atenas lideraba la Liga de Delos, Esparta lo hacía con la Liga del Peloponeso.

Y nadie relató mejor dicho enfrentamiento, que se prolongó desde el año 431 a.C. hasta el 404 a.C., que el historiador y militar ateniense Tucídides. Él fue el primero en aplicar estándares en la recopilación de evidencia histórica, además de ser el pionero en establecer relaciones causa-efecto sin contaminar sus relatos con interpretaciones de índole religiosa.  Por eso es llamado también como el padre de la historiografía científica.

De hecho, todavía hoy se considera a Tucídides el padre de la escuela del “realismo político”, ya que gracias a su “Diálogo de los Melios”, uno de los libros que componen la “Historia de la guerra del Peloponeso”, sentó las bases del análisis de las relaciones entre naciones en función de su poder más que de la ética, siendo sus preceptos enseñados hoy día en escuelas militares y diplomáticas de todo el mundo.

El Diálogo de los Melios, de Tucídides, sentó las bases de la "realpolitik"

En resumen, ese relato específico se trata de que, ya iniciado el conflicto bélico entre Atenas y Esparta, unos emisarios atenienses fueron al pequeño reino de Melia, que se mantenía neutral, para que se aliara a la Liga de Delos. Los melios sostenían que Atenas no tenía necesidad de invadirlos ya que ellos no apoyaban a ninguno de los bandos, además de que esa invasión iba a alarmar a los demás estados neutrales, ya que verían a Atenas como una amenaza lo cual los empujaría a apoyar a Esparta. También afirmaban que los dioses los protegerían por ser una causa justa.

Sin embargo, los atenienses respondieron que, siendo ellos una potencia muy superior a Melia, si aceptaban su neutralidad y no los invadían, quedarían como una potencia “débil” e incapaz de vencer a un estado tan pequeño como ese. Además, le respondieron a los melios que los dioses no intervendrían porque es el orden natural de las cosas que “los más fuertes dominen a los débiles”. Según la lógica de Atenas, es totalmente racional que los más débiles se sometan a los superiores, que los iguales se mantengan firmes entre sí y que se sea moderado frente a los débiles.

A pesar de los argumentos atenienses, los melios no aceptaron aliarse por lo que los embajadores se retiraron. Al poco tiempo la ciudad fue asediada por el ejército de Atenas durante meses hasta que cayó, tras lo cual fueron ejecutados todos los hombres adultos y esclavizados el resto.

Uno de los axiomas más importantes de Tucídides en su Historia de la guerra del Peloponeso es el que reza “fue el ascenso de Atenas y el temor que esto infundió en Esparta lo que hizo inevitable la guerra”, siendo esta la base de la teoría de que siempre termina en guerra toda ocasión en que un poder hegemónico siente que es amenazado por otro emergente.

Veamos si Allison tuvo razón.

Validación histórica de la Trampa de Tucídides

Aunque Allison coincide con Tucídides de que un rápido cambio de balance del poder produce tensiones que desencadenan en guerras, también planteaba que no necesariamente es “inevitable”, ya que hizo un estudio a través de la historia y pudo comprobar que, aunque 12 de 16 casos de potencias emergentes retando a hegemónicas terminaron en conflagración bélica, 4 de ellos no.

También determinó que, en los casos en que la guerra pudo ser evitada, requirió de ajustes casi traumáticos tanto para el retador como para el desafiado.

A continuación, relatamos los 16 casos analizados por Allison que le han servido para sustentar su teoría (potencia hegemónica vs potencia emergente) y el resultado (GUERRA/NO GUERRA):

El crecimiento de los dominios de la Casa de Habsburgo generó muchas tensiones

  • Francia vs. Casa de Habsburgo, primera mitad del siglo XVI: El ascenso de la casa austríaca hacía sombra al reino de Francia, lo cual llegó a su climax al proclamarse a Carlos V como rey de España y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Las tensiones desencadenaron diversas guerras que se extendieron por más de 200 años. GUERRA.
  • Casa de Habsburgo vs Imperio Otomano, siglos XVI y XVII: Ya en el siglo XVI el Imperio Otomano había dominar gran parte del Medio Oriente, Norte de África y alcanzado el liderazgo en toda la región islámica y los Balcanes en Europa, lo cual representaba una amenaza para los Estados de la Casa de Habsburgo. Durante más de 240 años estuvieron enfrentados militarmente en distintos escenarios. GUERRA.
  • Casa de Habsburgo vs Suecia, siglo XVII: Durante ese siglo, Suecia emergió como imperio logrando duplicar sus territorios en par de décadas y un enfrentamiento directo con el Sacro Imperio Romano Germánico, consolidándose en esa época como una potencia europea. GUERRA.
  • Holanda vs Inglaterra, siglo XVII: En esa época, Holanda había desarrollado la más grande flota mercante del mundo, lo cual provocó que Inglaterra tratara de aliarse para, juntos, controlar el comercio marítimo mundial. La negativa holandesa desencadenó la guerra entre ambas naciones. GUERRA.
  • Francia vs Inglaterra, finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII: Ante la expansión de los dominios coloniales de Francia en América del Norte, Inglaterra le declaró la guerra a los franceses, en un conflicto que se prolongó por más de 80 años. Finalmente, los ingleses se impusieron expulsando a los franceses de Norteamérica. GUERRA.
  • Inglaterra vs Francia, finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX: El triunfo de la Revolución Francesa puso en alerta a todas las monarquías europeas. Tras vencer los franceses a las distintas coaliciones que le enfrentaron, con sus tropas al mando de Napoleón, quien posteriormente se auto proclamó emperador, continuó su afán expansionista por toda Europa. GUERRA.
  • Inglaterra y Francia vs Rusia, mitad del siglo XIX: El expansionismo de la Rusia zarista durante las primeras décadas del siglo XIX indujo a que se formara una coalición entre Inglaterra y Francia para expulsarla de la península de Crimea y de los Santos Lugares de Palestina. GUERRA.
  • Francia vs Alemania, siglo XIX: Durante el siglo XIX, el Reino de Prusia (como se llamaba Alemania en ese entonces), había logrado expandir su influencia, lo cual produjo fuertes fricciones con el Imperio de Francia. Las posiciones encontradas de ambas naciones con relación a la sucesión al trono en España desencadenaron la guerra entre ambas naciones, logrando Prusia imponerse y a partir de entonces levantarse ya como Imperio Alemán. GUERRA.
  • Rusia y China vs Japón, finales del siglo XIX y principios del siglo XX: Las pretensiones del Imperio Ruso de contar con un puerto cálido en el Pacífico, más la debilidad de la Dinastía Qing en China que facilitaba la injerencia de potencias occidentales en su territorio, chocaron con las aspiraciones cada vez mayores del Imperio de Japón de expandir su zona de influencia, lo que provocó el estallido de la primera guerra sino-japonesa en 1894 y la guerra ruso-japonesa en 1904, ambas ganadas por Japón. GUERRA.
    El Gran Acercamiento limó las asperezas entre USA y Reino Unido

  • Reino Unido vs. Estados Unidos, principios del siglo XX: El ascenso de los Estados Unidos como potencia mundial durante el siglo XIX se encontró de frente con los intereses imperialistas del Reino Unido. Sin embargo, esta ha sido uno de los pocos casos que no terminó en guerra, ya que en 1898 inició un proceso de acercamiento y convergencia entre ambas naciones conocido como Gran Acercamiento, el cual, con el tiempo, ha devenido en una de las relaciones diplomáticas y estratégicas más estrechas y arraigadas de la era contemporánea. NO GUERRA.
  • Rusia, Reino Unido y Francia vs Alemania, 1914-1918: El Imperio Alemán, aliado al Imperio Austrohúngaro, declaró la guerra al Reino de Serbia cuando el archiduque Francisco Fernando de Austria fue asesinado en Sarajevo en 1914. Las distintas alianzas fueron invocadas y se desencadenó la Primera Guerra Mundial, la cual terminó con la derrota de las potencias centrales (Imperio Alemán y Austrohúngaro) en 1918. Esa guerra marcó la desaparición de los imperios austrohúngaro, ruso y otomano. GUERRA.
  • Unión Soviética, Reino Unido y Francia vs Alemania, 1939-1945: Las ambiciones expansionistas del III Reich Alemán, encabezado por Adolf Hitler, lo llevaron a invadir gradualmente a toda Europa, llevando al mundo al conflicto bélico más grande de la historia, la Segunda Guerra Mundial, con 70 millones de víctimas mortales. Tras la contienda, desapareció el Imperio Alemán y emergió la Unión Soviética como una potencia global. GUERRA.
  • Estados Unidos vs Japón, 1941-1945: El afán de dominar el Pacífico por parte del Imperio de Japón, lo llevó a enfrentarse a los Estados Unidos, que tenía las mismas intenciones, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Japón capituló tras la invasión soviética a Manchuria y el lanzamiento de dos bombas atómicas en suelo nipón por los Estados Unidos. Tras la derrota, Japón perdió todas sus posesiones coloniales dejando de llamarse “imperio” desde entonces. GUERRA.
    La rivalidad USA-URSS llevó al mundo al borde de la guerra nuclear

  • Estados Unidos vs. Unión Soviética, 1940s-1980s: Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y Unión Soviética emergieron como superpotencias mundiales, iniciando desde entonces un período de confrontación no bélica denominada Guerra Fría, la cual los enfrentaba en el terreno político, económico, deportivo y científico. Podría decirse que la Guerra Fría fue una de las herramientas más efectivas para escapar de la Trampa de Tucídides. NO GUERRA.
  • Unión Soviética vs Japón, 1970s-1980s: Las islas Kuriles del Sur, ocupadas por la Unión Soviética desde 1945, han sido un factor de conflicto con Japón, quienes todavía hoy reclaman que les sean devueltas. En esos años, las relaciones entre ambos países llegaron a tensarse al máximo, especialmente por el reforzamiento de las bases soviéticas en dichas islas y por el tratado de amistad firmado entre Japón y Estados Unidos, algo que no fue bien visto por la URSS. Aunque el conflicto persiste hoy en día, siendo Rusia quien hoy ocupa las islas, las negociaciones diplomáticas han logrado evitar que escale a un enfrentamiento bélico. NO GUERRA.
  • Reino Unido y Francia vs. Alemania, desde los 90 hasta hoy: Al término de la Guerra Fría, Alemania logró su reunificación, convirtiéndose rápidamente en una potencia económica y militar, lo cual despertó rápidamente los temores de Francia y Reino Unido porque revivieran las antiguas ambiciones hegemónicas de los germanos. Sin embargo, la clase política alemana ha sabido maniobrar desde entonces para ganar poder e influencia mediante el dominio económico. NO GUERRA.

Llama la atención que, aunque las mayores conflagraciones bélicas de la historia (Primera y Segunda Guerra Mundial) ocurrieron en el último siglo, también es cierto que las cuatro ocasiones en que la Trampa de Tucídides ha sido evitada, justamente ha sido durante ese mismo período.

China, el nuevo retador del poder hegemónico

Para nadie es un secreto que China ha sido el país que en términos absolutos más ha crecido en los últimos 40 años y que se ha constituido en un peso pesado en términos económicos, políticos y militares, amenazando el liderazgo monopólico que ha mantenido los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, en términos económicos, políticos y militares (fallidamente retado por la Unión Soviética durante algunas décadas).

China está asumiendo un rol de liderazgo nunca antes visto

Ese ascenso meteórico de China la ha convertido en un centro de poder geopolítico que desde hace algunos lustros la ha colocado en la mira de Washington y sus aliados, quienes terminado estableciendo con China una compleja relación de amor y odio. Por un lado, mientras mantienen con ella una gran dependencia económica, por otro lado, les preocupa la avanzada tecnología y el gran ejército que han sabido desarrollar. Su inmenso arsenal, de última generación, acumulado intacto por su política exterior poco injerencista y casi nada belicista, disuade al más osado. Hasta el momento, nadie ha querido despertar al “gigante dormido”, como ya en el siglo XIX se refería a China Napoleón Bonaparte.

Y es que parece que China ha decidido aplicar el guion de la Alemania de la post guerra, que tras su reunificación, que hizo reaparecer los temores de sus vecinos de que resurja el voraz apetito germánico por el dominio continental, los alemanes optaron sin embargo por consolidar su liderazgo económico y político, convirtiéndose incluso en el principal financiador del proyecto llamado Unión Europea.

Ya el FMI determinó que China superó económicamente a USA


Y China utilizó la misma técnica, pero con esteroides. A continuación, detallamos algunos datos fácticos sobre la nación asiática que son los que han ido alimentando esta tensión con Occidente:

  • Desde 2007 se ha convertido en la principal nación exportadora del mundo (según OMC)
  • Desde 2010 es el mayor fabricante del mundo (según Banco Mundial)
  • Desde 2018 es la mayor economía del mundo (PIB calculado por paridad de poder adquisitivo, según Banco Mundial)
  • Desde 2018 es el país con mayor cantidad de lanzamientos espaciales por año, según RocketLaunch.Live (incluso es el único país actualmente con estación espacial propia)
  • Desde 2021 es el mayor productor de patentes a nivel global (según WIPO)
  • Tercer ejército del mundo (aunque 1er lugar en personal militar activo y reserva disponible; 1er lugar en barcos, fragatas y submarinos de la armada; 2do lugar en aviones caza, lanzaderas de cohetes múltiple, portaaviones y corvetas; además de tener capacidad nuclear, misiles hipersónicos; etc., según Global Fire Power).

Y no es lo único. A estos hechos debemos sumarle que es la nación con la mayor reserva en moneda extranjera y con el más ambicioso programa de financiación de infraestructura a nivel global con fondos propios que exista en estos momentos, el Belt and Road Iniciative, el cual le ha hecho ganar a China mucha influencia en los países en vías de desarrollo de todas las regiones del mundo. Y esta lista no es exhaustiva.

China es una de las pocas naciones con portaaviones


Aunque la política exterior de China siempre ha sido pacifista, evidentemente eso podría cambiar en el mediano plazo una vez logre consolidar su rol hegemónico; ya que la historia nos ha demostrado que no solo con diplomacia se logra retener lo conquistado. Además, temas pendientes de resolución, como Taiwán, las Islas Spratly, entre otros, podrían estallar y constituirse en sí mismos en un casus belli.

De hecho, ya hay algunas señales que indican que el gigante ha comenzado a despertar. Por ejemplo, en solo 10 años, de no tener ningún portaaviones, China ya ha construido 3[2], convirtiéndose en la 2da nación con más naves de ese tipo, detrás solo de Estados Unidos (solo 7 países tienen porta aviones) y pretende poner en operación 2 más antes del 2030. También, llama la atención que desde 2017 ya cuentan con su primera base naval fuera de su territorio[3], en Djibouti, África, además de que han anunciado otras 4 antes del 2030, siendo las próximas en Emiratos Árabes Unidos y Camboya.

El poderío militar de China es indiscutible

Por supuesto, no necesariamente esta nueva rivalidad entre super potencias tiene que terminar en guerra. Sin embargo, la actual guerra en Ucrania nos quita el optimismo, pues tiene todas las características de una guerra proxy[4] que preludia una conflagración mayor.

Pero, como nos demostró Graham Allison, Estados Unidos y China están a tiempo de evitar la Trampa de Tucídides. Si en verdad desean evitarlo, solo deben de prestarle un poco más de atención a la historia.

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[1] Politólogo estadounidense experto en temas de seguridad nacional, director del Centro Belfer de Ciencias y Asuntos Internacionales en la Kennedy School de Harvard y autor del artículo "The Thucydides Trap: Are the U.S. and China Headed for War?

[4] Guerra proxy es "una guerra proxy ocurre cuando un estado combate a otro estado, pero en lugar de usar sus propias fuerzas militares emplea las fuerzas de otro, que puede ser otro estado, una milicia o señores de la guerra", según Daniel Byman, profesor de Política Exterior de la Universidad Georgetown (EE. UU.)