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viernes, 28 de octubre de 2022

Palimpsestos, el reciclaje en la literatura medieval

 


Tanto en la Antigüedad como en la Edad Media, mucho antes de que fuera inventada la imprenta, era muy frecuente que se realizara reciclaje de materiales para la actividad de copiado de los manuscritos, especialmente el pergamino. A estas obras, copiadas sobre una superficie que contenía un escrito anterior, deliberadamente borrado para tales fines, se le denominan “palimpsestos”.

Origen de esta práctica

Antes del siglo I a.C., el papiro, de origen vegetal, era el material por excelencia para escribir textos literarios y cartas, siendo producido y exportado por Egipto. Sin embargo, a pesar de su relativo bajo costo, era frágil, poco duradero, solo podía ser utilizada su cara anterior y tenía que ser enrollado para su conservación.

Ejemplos de papiros

Eso motivó que, con el tiempo, empezara a ser utilizado el pergamino, un material hecho con piel de cordero pulida, inventado por la ciudad griega de Pérgamo, de donde provino su nombre. Su durabilidad, resistencia, y la posibilidad de aprovechar ambas caras de cada lámina y de ser encuadernado, lo hizo convertirse en el favorito de escritores, copistas y lectores, quedando el papiro relegado para publicaciones menores y correspondencia.

Elaboración de pergamino


A partir del siglo VII d.C., ante las dificultades comerciales para conseguir en Europa papiro egipcio, el costo del pergamino se disparó de forma astronómica, volviéndose escaso. Por tal razón, se volvió cada vez más frecuente que textos descontinuados, mutilados o que simplemente tenían varios ejemplares duplicados en las estanterías, fueran borrados con piedra pómez y lavados para reaprovechar sus hojas y volver a escribir encima de la superficie.

Como la mayoría de los palimpsestos se trataban de textos teológicos sobre manuscritos greco-romanos, muchos podrían pensar que dicha acción estaba motivada por el afán de erradicar el paganismo, pero esa afirmación no es exacta. De hecho, recordemos que la mayoría de los textos antiguos que sobrevivieron al oscurantismo medieval fue gracias a la metódica conservación y protección que muchos monjes y religiosos les dieron a dichos manuscritos.

Por tanto, los palimpsestos eran más bien una respuesta pragmática a una crisis económica imperante.

Casos más famosos de sobreescritura

Conocidos son los palimpsestos descubiertos por el filólogo alemán Barthold Georg Niebuhr, quien en la Catedral de Verona en 1816 descifró la obra Institutiones del jurista romano Gayo (siglo II) debajo de las Epístolas de San Jerónimo copiadas en el siglo IX; así como poemas del siglo V de Flavio Merobaudes en manuscritos religiosos de la Abadía de San Galo en Suiza.

Barthold Georg Niebuhr

Igualmente, el cardenal milanés Angelo Mai se destacó en el siglo XVIII por descubrir varias obras clásicas de Homero, Marco Aurelio, Antonino e, incluso, recuperó fragmentos perdidos de la conocida obra De re publica (De la cosa pública) escrita por Marco Tulio Cicerón en el siglo I a.C.; todas ocultas en manuscritos conservados en la Biblioteca Ambrosiana de Milán.

Imagen de Gayo y el palimpsesto de Institutiones

Pero el caso más famoso es el del Palimpsesto de Arquímedes. Aunque el destacado físico y matemático griego vivió en el siglo III a.C., una copia de varios de sus tratados (entre ellos la única copia conocida de El Método de los Teoremas Mecánicos) del siglo X fue desatada, raspada y lavada doscientos años después por monjes para reescribir textos litúrgicos. No fue hasta finales del siglo XIX que Athanasios Papadopoulos-Kerameos, un investigador griego que inventariaba los manuscritos de las iglesias y monasterios del Imperio Otomano, identificó la obra de Arquímedes en el libro de oraciones.

Una de las páginas del Palimpsesto de Arquímedes

Con el tiempo, el invaluable manuscrito pasó a colecciones privadas hasta que en 2001 se le permitió a la Universidad Johns Hopkins y el Instituto Tecnológico de Rochester realizar estudios multiespectrales sobre el manuscrito para obtener las imágenes del texto e imágenes ocultas, para así rescatar la obra del matemático griego. Con el apoyo que luego les brindó la Universidad de Standford, se logró recuperar el 100% en 2003 y ya en 2008 todo el material fue hecho público por Google Books[1].

Los palimpsestos son, indudablemente, una fuente fidedigna para acceder a textos antiguos dados por perdidos. Gracias a la tecnología, la intención de los copistas medievales de borrar material “descartable” para suplir la demanda de libros litúrgicos, puede ser revertida y devolverle a la humanidad obras clásicas indispensables para el avance de las ciencias y el conocimiento en general.

El afán de la iglesia medieval por limitar el acceso de las masas a las obras de los antiguos clásicos nos llevó a un oscurantismo que atrasó el desarrollo científico y cultural por casi mil años. Por suerte, se hizo la luz con el Renacimiento, la imprenta y toda la ciencia que proliferó después.

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[1] https://books.google.es/books?id=_zX8OG3QoF4C&printsec=frontcover&source=gbs_summary_r&redir_esc=y&hl=es#v=onepage&q&f=false