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sábado, 30 de enero de 2021

¿Cómo el mundo ha utilizado la tecnología para combatir el Covid-19?

 


El Covid-19 es una de las pandemias más catastróficas de todos los tiempos, no hay duda. Hasta la fecha, más de 100 millones de personas han sido infectadas en todo el mundo y 2.2 millones han fallecido.

Si medimos el impacto desde el punto de vista económico, los números también son alarmantes. Según organismos como Banco Mundial o Fondo Monetario Internacional, la recesión mundial rondará el 5% del PIB. Las medidas que los países han tomado para frenar la propagación de la pandemia han provocado una repentina desaceleración económica solo comparable con la Gran Depresión de 1929. Miles y miles de fábricas y negocios cerrados, millones de personas perdiendo su empleo y cientos de proyectos de inversión detenidos han parado en seco el crecimiento económico y colocado a las naciones, especialmente las más pobres, al borde del colapso económico y social.

Afortunadamente, si es aplicable el término en este contexto, el advenimiento de esta epidemia en una época caracterizada por el intensivo desarrollo tecnológico ha permitido aprovechar las tecnologías convergentes para combatir de forma más efectiva el virus. Por tanto, es la primera pandemia en un mundo hiper-conectado, por lo que de la rapidez y eficacia del uso de la información y recursos disponibles dependerá el éxito que se tenga al enfrentarla.

Aunque unos países han logrado mayor efectividad que otros, como veremos a continuación, la acertada aplicación de herramientas previamente existentes ha permitido llevar a cabo iniciativas innovadoras que han resultado ser efectivas para afrontar la presente emergencia sanitaria.

Tecnologías digitales contra el Covid-19

Distintas tecnologías, tanto emergentes como convergentes, han probado ser sumamente efectivas en el control de la pandemia en los distintos países donde se han implementado:

  • Drones y robots: La alta transmisibilidad del Covid-19 ha empujado el uso de máquinas autónomas para labores de desinfección y delivery de alimentos o medicamentos. China y Corea del Sur han utilizado ampliamente drones para desinfectar calles y parques, mientras que utilizan robots que emiten rayos UV para desinfectar hospitales, autobuses, etc. Ejemplos de repartidores automatizados son Roxo de FedEX, Amazon Scout y Keenon Robotics.
    Roxo, el robot de entrega de FedEx

  • Reconocimiento Facial: Muchos fabricantes de software han actualizado sus aplicaciones de reconocimiento facial para adaptarlas al contexto actual, en el que la mayoría de las personas utilizan mascarillas para evitar el contagio. Gracias a estos upgrades, los cajeros automáticos y las cámaras de vigilancia están en capacidad de reconocer rostros aún utilicen mascarillas. También los fabricantes de celulares han realizado estas mejoras para facilitar el desbloqueo del dispositivo reduciendo la exposición del usuario. A esta tecnología también se le ha incorporado sensores de temperatura para, de una forma no invasiva, detectar personas infectadas, especialmente en aeropuertos.
    Cámaras termales en los aeropuertos de Indonesia

  • Chatbots: Los bots conversacionales se han utilizado ampliamente, no solo para suplir informaciones sanitarias, sino particularmente para facilitar el triage de pacientes sin hacer colapsar las líneas telefónicas. Mediante un cuestionario llenado por el usuario desde su celular o computadora, el chatbot puede procesar grandes cantidades de pacientes para identificar aquellos que realmente necesitan una atención personalizada de un facultativo. En hospitales de Seattle, Estados Unidos, con el apoyo de Microsoft, se reportaron las primeras prácticas exitosas de esta herramienta[1].
    Chatbot "Clara", desarrollado por los CDC en Estados Unidos

  • Big Data: El procesamiento masivo de información de los ciudadanos ha permitido en muchos lugares contrarrestar la expansión del virus. Por ejemplo, desde el inicio de la pandemia en China analizaron millones de datos de ciudadanos y determinaron que el 80% de los contagios eran producidos por contacto intra-familiar, por lo que empezaron a aplicar aislamiento a los miembros de la familia del infectado. Eso les permitió bajar de 3,500 casos diarios en enero 2020 a solo 24 diarios en apenas dos meses. En Corea del Sur, a raíz del descubrimiento de que una sola persona, identificada por los medios como “paciente 31”, fue responsable de infectar a 1,000 personas de su familia y comunidad, empezaron a rastrear los contactos de las personas positivas al Covid-19 utilizando la geolocalización de los móviles.
    Mapa de Calor de la propagación del Covid en Estados Unidos

  • Blockchain: Esta forma de estructurar los datos se ha convertido en una tecnología clave para desarrollar sistemas que garanticen la trazabilidad de los productos desde que salen de fábrica hasta que llegan al escaparate de la tienda minorista, permitiendo a los consumidores o autoridades determinar si no estuvieron afectados por el brote epidémico. Igual este mecanismo es útil para que toda la información médica que se comparte se realice de forma segura y confiable. En momentos en que abundan tantas noticias falsas, el blockchain también puede asegurar el origen de las informaciones que son divulgadas por los medios.
  • Aplicaciones Móviles: Ante la popularidad de los teléfonos móviles (en Latinoamérica por ejemplo la mayoría de los países tienen una teledensidad móvil superior al 80%), muchos gobiernos optaron por lanzar aplicaciones obligatorias para realizar rastreo de contactos (Contact Tracing) o la delimitación de “geo-fences” (perímetros virtuales para advertir a las personas que están ingresando a una zona de alto riesgo de contagio). Una de las Apps más exitosas ha sido TraceTogether, que permitió a Singapur reducir sustancialmente los contagios. Dicha App ha sido emulada por muchos países, entre ellos Alemania. También estas aplicaciones, utilizando códigos QR, pueden ser utilizadas para determinar si un ciudadano puede estar en la vía pública (porque no es Covid positivo) o denegándole el paso por ser positivo o haber estado expuesto al mismo.
    TraceTogether, la exitosa App de Singapur

  • Telemedicina: La pandemia ha implicado un gran desafío para los profesionales de la salud, que, al estar en contacto directo con los pacientes, están sometidos a un alto riesgo de contagio. Otra razón que ha motivado que la demanda de la telemedicina se haya disparado, es que muchos pacientes con otras enfermedades temen acudir al hospital e infectarse allí del coronavirus. Incluso, la telemedicina es una solución para que los facultativos que están aislados en sus casas por haber sido infectados, pero que se encuentran asintomáticos, puedan atender pacientes por los canales virtuales. Para realizar estas consultas virtuales se han desarrollado en el mercado diferentes instrumentos: estetoscopios digitales, cámaras de otoscopio, dermascopio e intraorales. También existen dispositivos “wearables” que pueden ser utilizados por los pacientes para transmitir en tiempo real a su médico sus signos vitales.
    Paciente en una sesión de Telemedicina

  • Impresión 3D: Ante el colapso de los sistemas sanitarios de todo el mundo, la impresión 3D ha surgido como una alternativa válida y económica para reponer suministros médicos, tales como mascarillas, aparatos respiratorios, válvulas de ventilación, filtros de respiración, etc.
    Válvulas respiratorias fabricadas en impresoras 3D

Componentes de las estrategias contra el Coronavirus que pueden sustentarse en la tecnología

Como explican en su estudio un grupo de investigadores del Instituto Canadiense de Investigación en Salud[2], las tecnologías digitales pueden ser aplicadas en los siguientes componentes de una estrategia anti Covid:

  • Seguimiento de Propagación: Monitoreo y seguimiento de la propagación de la enfermedad en tiempo real. Para esta función se utilizan dashboards, mapas de calor, Machine Learning y data en tiempo real de los teléfonos móviles. China y Singapur han sido de los países más destacados en este aspecto y la Universidad John Hopkins de Estados Unidos gestiona uno de los dashboard de monitoreo global más utilizados.
  • Detección de infectados: Evaluación de personas para detectar la enfermedad. En esta tarea se utilizan con frecuencia sensores de temperatura, cámaras térmicas, Inteligencia Artificial y aplicaciones móviles. China, Singapur e Islandia han exhibido excelentes resultados en este aspecto.
  • Rastreo de Contactos: Identificación y rastreo de personas que han tenido contacto con un infectado. Se utiliza principalmente aplicaciones móviles con acceso al GPS o Bluetooth de los celulares. Los esfuerzos más destacados en rastreo de contactos son los de Corea del Sur, Singapur y Alemania.
  • Cuarentena y Auto Aislamiento: Identificación y rastreo de personas infectadas para asegurar el cumplimiento de la cuarentena. La tecnología utilizada aquí es básicamente Inteligencia Artificial, cámaras digitales y aplicaciones móviles con acceso a GPS. China, Australia, Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán presentan las mejores prácticas en la vigilancia de la cuarentena por mecanismos digitales.
  • Gestión Clínica: Diagnóstico de individuos infectados, monitoreo de estatus clínico, pronóstico de resultados y servicios de telemedicina y cuidado remoto. Para estos fines la Inteligencia Artificial, Machine Learning y las plataformas de telemedicina son las tecnologías más utilizadas. Tanto China como Canadá y Estados Unidos son los países que han desplegado mayores esfuerzos para aprovechar la tecnología en la gestión clínica.

Lo interesante de todo esto es que estamos hablando de tecnologías ampliamente utilizadas y, por tanto, disponibles y asequibles. La mayoría de estas implementaciones no requieren grandes inversiones, solo disposición y coordinación de recursos humanos y tecnológicos al alcance.

Por supuesto que, el uso intensivo de la tecnología para combatir el Covid-19, plantea el desafío que representa la brecha digital, donde una parte importante de la población podría, por ejemplo, no beneficiarse por carecer de un teléfono inteligente o de suscripción a banda ancha. En esos casos es menester llevar adelante estrategias que permitan impactar a esos segmentos poblaciones, como es el caso del patrocinio de datos, que puede ser realizado tanto por el sector público como el privado, para que las aplicaciones móviles anti Covid puedan ser utilizadas aún sin tener saldo.

También sale a relucir la preocupación sobre el uso de los datos personales, especialmente cuando se trata de datos médicos. Implementar estrategias tecnológicas para enfrentar la pandemia, también requiere del reforzamiento de los protocolos de seguridad de la información y el establecimiento de políticas claras sobre el tratamiento de los datos personales. Afortunadamente, muchos gobiernos y organizaciones de renombre han desarrollado protocolos de protección de datos personales a los cuales se han acogido diferentes países con excelentes resultados. Tal es el caso de BlueTrace, el protocolo aplicado en Singapur, el PEPP-PT[3] aprobado por la Unión Europea, el Safe Paths desarrollado por el MIT en Estados Unidos o el desarrollado por Apple y Google para los celulares con sistema operativo IOS o Android.

En cuanto a Latinoamérica, los únicos países que se han destacado hasta la fecha porque sus gobiernos han aprovechado la tecnología para combatir el Covid-19 (principalmente para hacer Contact Tracing) han sido Argentina (con su App CUIDAR), además de Chile y Colombia con su aplicación móvil homónima CoronApp. También Panamá, Perú, Costa Rica y Paraguay han desarrollado Apps pero más de índole informativo o funcionalidades limitadas.

Lo que es innegable es que la tecnología, bien utilizada, nos hace más resilientes y nos permite superar más fácilmente desafíos tan traumáticos como el Covid-19. Es una ventaja que no puede ser desaprovechada.

Muchos países han demostrado que sí es posible. La pregunta sería, amigo lector, ¿Cómo está aprovechando tu país la tecnología para superar la pandemia?

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[2] Sera Whitelaw, Mamas A. Mamas, Eric Topol y Harriette Van Spall en su artículo “Applications of digital technology in COVID-19 pandemic planning and response” disponible en

https://www.thelancet.com/journals/landig/article/PIIS2589-7500(20)30142-4/fulltext

[3] Pan-European Privacy-Preserving Proximity Tracing

miércoles, 20 de enero de 2021

Grandes fraudes científicos en la historia

 


Le llamamos ciencia al “conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente[1].  A través del método científico, un investigador construye entonces nuevos conocimientos que pueden y deben ser comprobados por otros científicos.

A pesar de ello, la historia recoge varios casos de “científicos” que han tratado de saltarse este protocolo para validar de forma fraudulenta sus teorías o experimentos. Sin embargo, justamente la comunidad científica se ha encargado de desenmascararlos y poner en evidencia sus fiascos.

En este artículo conoceremos los casos más notorios, no sin antes analizar las razones por las cuales estas situaciones se presentan.

¿Por qué algunos científicos hacen trampas?

En el mundo de la ciencia, la producción científica se traduce en prestigio y beneficio económico. A mayor cantidad de publicaciones en revistas indexadas, mayor éxito se tiene y mayores probabilidades de conseguir financiamiento para realizar proyectos de investigación.

En ocasiones, algunos investigadores han invertido mucho tiempo y recursos en experimentos que no llegan a conclusiones de impacto o no validan nuevas hipótesis, por lo que se sienten tentados a falsear los resultados para seguir obteniendo fondos o conseguir que alguna revista especializada se interese en publicarles sus trabajos.

También sucede que algunas revistas de rigor ético cuestionable, en el afán de publicar temas novedosos o de alto interés, no son rigurosas en la revisión de los trabajos científicos que reciben y publican sin cerciorarse de la seriedad de dichas investigaciones. Se ve de todo en las viñas del Señor.

Fraudes más sonados de la investigación científica

El más famoso de todos fue el descubrimiento en 1912 del “Hombre de Piltdown”, presentado por Charles Dawson y Arthur Smith Woodward como el “eslabón perdido” en el proceso evolutivo entre los simios y los seres humanos. A pesar de las dudas que levantaron desde el principio, no fue hasta 1953 que se descubrió que el cráneo pertenecía a un hombre de la Edad Media, la mandíbula de un orangután y los dientes de un chimpancé. La comunidad científica revisó con lupa otros estudios de Dawson y Woodward, determinando que la mayoría de ellos eran fraudes también.

El Hombre de Piltdown, uno de los fraudes más famosos

El record de fraudes científicos lo tiene Yoshitaka Fujii, un médico japonés a quien se le imputa la falsificación de los resultados de 183 estudios, realizados en el transcurso de solo 8 años. La Sociedad Japonesa de Anestesia fue quien detectó en 2012 las primeras irregularidades, que iban desde datos estadísticos falsos hasta la contabilización de pacientes inexistentes.

Yoshitaka Fujii, tiene el record de fraudes científicos

Otro japonés vinculado a los fraudes científicos fue el osteólogo Yoshihiro Sato, quien después de publicar más de 200 trabajos de investigación, 33 de sus pruebas clínicas fueron puestas en duda por la prestigiosa revista Neurology, de los cuales 21 fueron retractadas. En 2017, un año después del escándalo, el Sr. Sato se suicidó.

También en 2010 el anestesiólogo alemán Joachim Boldt fue suspendido por falsear resultados de 90 estudios científicos. Fue despedido del hospital en que trabajaba y de la Universidad de Giessen donde impartía cátedra. Actualmente está bajo investigación criminal.

Otro fraude bastante conocido fue la publicación en 2004 en la revista Science de los resultados obtenidos por el surcoreano Hwang Woo-Suk quien supuestamente había logrado la clonación de un embrión humano. Luego había publicado que había logrado exitosamente extraer células madre de dicho embrión y alimentaba esperanzas de lograr tratamientos efectivos contra la diabetes o el Síndrome de Parkinson. Poco tiempo después se descubrió que todo era un fraude y fue condenado a dos años de prisión.

El proscrito doctor Andrew Wakefield, actual activista antivacunas

Pero uno de los fraudes más costosos para la ciencia fue el cometido por Andrew Wakefield en 1998, cuando publicó en la prestigiosa revista The Lancet su descubrimiento sobre una relación entre la aplicación de la vacuna triple vírica y la aparición del autismo en los pacientes. Wakefield no solo perdió su licencia como médico al descubrirse que la investigación era fraudulenta, sino que desde entonces ha alimentado teorías conspirativas contra las vacunas, con las nefastas consecuencias que eso conlleva para la erradicación de enfermedades prevenibles con las vacunas.

Consecuencias de los fraudes científicos

Las investigaciones científicas fraudulentas, en especial las relacionadas con temas sanitarios, pueden tener consecuencias catastróficas en la salud de las personas, ya que basadas en sus conclusiones manipuladas podrían establecerse protocolos y tratamientos sanitarios que al final afecten a los pacientes.

También, este tipo de fraudes alimentan teorías conspirativas que, a falta de aval científico que las respalde, muestran estos fiascos como una “prueba” de que la ciencia no es confiable.

En su afán de conseguir notoriedad o fondos para financiar sus investigaciones, un científico poco ético puede hacer un enorme daño al progreso de la ciencia.

Por suerte para todos, y a diferencia de otros sistemas de creencias no científicas, el método científico por sí mismo implementa mecanismos que permitan establecer la realidad verificable y contrastable.

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[1] Definición de la Real Academia Española (RAE)