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viernes, 27 de diciembre de 2019

¿Cómo se celebraba la Navidad en la Antigüedad y Edad Media…y cómo lo hacemos hoy?



Sin dudas, la celebración de la Navidad es uno de los eventos más importantes de la liturgia cristiana y una fecha esperada cada año en la tradición occidental. Sin embargo, la manera en que se celebraba en los primeros días del cristianismo dista mucho de cómo lo hacemos hoy y, como veremos, sus distintos simbolismos surgieron en épocas distintas agregando magia y colorido a este período en que se promueve la paz y unión familiar.

La verdad es que la Natividad o Navidad no fue celebrada por los devotos cristianos hasta muchos años (de hecho, siglos) después de haber muerto Jesús. Pero, ¿cómo es eso posible? Veamos las circunstancias.

Nacimiento de Jesús en Belén
Según cuenta la Biblia[1], los padres de Jesús, José y María, se encontraban en Belén para fines de empadronamiento obligatorio de los romanos. Como ella estaba a punto de dar a luz, fue allí que tuvieron que improvisar un lugar en un pesebre por no haber disponibilidad en las posadas. Sin embargo, en ningún otro versículo bíblico se hace referencia a fecha ni mayor descripción de las circunstancias de ese alumbramiento.

La fecha exacta del acontecimiento siempre fue un enigma, incluso hasta el día de hoy, por lo que diversos exégetas y teólogos se dedicaron a investigar y “calcular” la fecha aproximada del nacimiento del profeta. No había un consenso dado los datos contradictorios que la propia Biblia proporcionaba al respecto. Por ejemplo, alrededor del año 200 dC, el presbítero Clemente de Alejandría refería que teólogos egipcios establecían como el 20 de mayo el día del nacimiento del hijo de María y José. Otras fuentes de la Iglesia de Alejandría establecían en marzo o abril dicha fecha.

Incluso, hay quienes observan que la sola indicación del Evangelio de Lucas de que el día de nacimiento de Jesús había pastores dedicados a su rebaño en la noche, demuestra que no pudo ser un 25 de diciembre, ya que es pleno invierno en Palestina y las bajas temperaturas y lluvias estacionales impedían ese tipo de labor.

En ciertos enclaves cristianos de los siglos III y IV se celebraba el nacimiento de Jesús en fechas diferentes mientras que en otros no había celebración (en Alejandría celebraban en el siglo III una ceremonia por la Natividad en la primera semana de enero). De hecho, la Enciclopedia Católica admite que la Navidad no se encontraba entre las primeras fiestas de la Iglesia[2]. Hay que destacar también que, en esos primeros años, había teólogos que no apoyaban la celebración de cumpleaños, ya que era una práctica de pecadores y no de santos, como es el caso de Orígenes[3] y Arnobio[4].

Pero no es hasta el año 221 dC que aparece por primera vez el 25 de diciembre como fecha de la Natividad, según la cronología publicada por Sexto Julio Africano[5], considerado como el padre de la Cronología Cristiana.

Surgimiento de la Navidad como celebración
En los primeros 2 siglos de la cristiandad la Navidad fue una gran ausente en la liturgia. Esto muy probablemente ocurrió porque no es hasta el año 313 dC que el cristianismo es legalizado mediante el Edicto de Milán y previo a eso era una secta religiosa perseguida, que no había tenido ni tiempo ni espacio para definir y estandarizar su dogma. Hay suficiente evidencia de que para el Concilio de Nicea en el 325 dC, la Navidad ya era celebrada litúrgicamente en varios lugares.

Es decir, la Navidad inició como una celebración eminentemente religiosa y que tenía lugar en las iglesias primitivas, por lo que distaba mucho de lo que se convertiría después.

A principios del siglo IV dC, cuando el cristianismo era una religión de Estado (al convertirse el Emperador Constantino), la todavía naciente Iglesia Católica necesitaba combatir a sus principales desafíos: las corrientes teológicas contrapuestas y las creencias paganas. El primer reto se resolvía declarando a esas escuelas de pensamiento como heréticas, persiguiendo a sus promotores, quemando sus escritos y estableciendo de una vez por todas un “canon” oficial. Y así lo hicieron. De ahí surgió la versión definitiva de la Biblia que hoy todos conocemos y la destrucción de todos aquellos “evangelios” que no coincidían con la postura oficial, declarándolos apócrifos y apilando esos manuscritos en hogueras.

El Concilio de Nicea decidió cuáles libros conformarían la Biblia y adoptó varias tradiciones paganas

Sin embargo, el segundo desafío era un poco más complicado. Esas creencias “paganas” eran practicadas por la mayor parte de la población (el cristianismo era aún minoría, aunque muy popular entre los esclavos) y eran prácticas en muchos casos milenarias. Una prohibición pura y simple no resolvería el tema. Entonces fue cuando a la cúpula de la Iglesia Católica se le ocurrió una de las ideas más brillantes que hayan existido y que catapultó al cristianismo como la religión más exitosa de la historia.

Celebración de los Saturnales por los romanos en diciembre de cada año

Resulta que desde hacía siglos era venerado el Dios Sol, asociado al culto de Apolo, en la antigua Roma y su natalicio era celebrado el 25 de diciembre. Esta religión era llamada Sol Invictus y fue convertida en oficial en el año 274 dC por el Imperio Romano. La celebración del nacimiento del Dios Sol era llamada Natalis Invicti. Estas celebraciones coincidían con las Saturnales, una de las más importantes festividades romanas que desde el año 217 aC ocurrían durante una semana alrededor del solsticio de invierno (21 de diciembre) y durante las cuales se ofrecían banquetes, intercambios de regalos y continuo festejo.

Alegoría de Cristo encarnando al Sol Invictus romano (sincretismo del siglo III dC)

Adicionalmente, para esas mismas fechas la religión mitraica (otra bastante popular proveniente de Persia) establecía el 25 de diciembre como el día de nacimiento de su dios Mitra, quien era adorado en capillas y cuyos sacerdotes podían ser solamente hombres. 

Por tanto, el introducir la Navidad en el culto cristiano el 25 de diciembre se vio como una estrategia idónea para facilitar la adhesión de la población pagana a la nueva fe y de paso celebrar la llegada de Jesús. Es por ello que el papa Julio I durante su pontificado (337-352 dC) oficializa el 25 de diciembre como fecha de nacimiento de Cristo. Como veremos más adelante, esta celebración se fue enriqueciendo en la medida en que le iban incorporando nuevos elementos que, aunque no tuvieran nada que ver con la historia real o lo establecido por la Biblia, contribuían a hacer más atractiva la celebración.

Poco a poco, la Navidad se fue convirtiendo en uno de los actos litúrgicos más importantes. De hecho, se celebraban durante 12 días: desde el 25 de diciembre (día de la Natividad) hasta el 6 de enero (día de la Epifanía con la llegada de los Reyes Magos). Desde la consagración del día de Navidad en el calendario católico, fue establecido el Adviento o período previo de preparación y ayuno que normalmente dura alrededor de un mes.

Hasta el siglo XIII, durante la Navidad se adornaban las casas con ramas de acebo, hiedra y velas. Se cenaba tanto el 24 como el 25 con carnes aderezadas con especias, normalmente carnero o cerdo. El dulce más común eran las almendras garrapiñadas.

Los Reyes Magos
Como muchos otros elementos vinculados a la Navidad, los Reyes Magos apenas son mencionados en la Biblia. De hecho, solamente el Evangelio de Mateo 2: 1-12 los menciona, pero sin indicar sus nombres ni cuántos eran, ni siquiera les denominaba “reyes”. Es a partir del siglo III dC que se les otorga ese título y se fijan en tres los enigmáticos visitantes del Hijo de Dios.

Fresco del siglo VI donde aparecen por primera vez los nombres de los Reyes Magos

Los nombres de estos tres personajes, Melchor, Gaspar y Baltazar, son mencionados por primera vez en un mosaico del siglo VI de la Iglesia San Apollinaire Nuovo (Rávena) y es ahí que son incorporados a la tradición navideña.

Y luego llegaron Santa Claus, el pesebre y el árbol de Navidad
El árbol de Navidad se sumó a la tradición muchos siglos después. Se dice que San Bonifacio, misionero que se dedicó a cristianizar a los germanos en el siglo VIII, encontró que los paganos de esas tierras celebraban el 26 de diciembre una festividad llamada Yule, en honor al nacimiento del dios Frey. Uno de los elementos más tradicionales de esa ceremonia pagana era el adornado de un árbol de roble para honrar a sus dioses. Bonifacio, como forma de facilitar la transición hacia el cristianismo, decidió sustituir el roble por el pino (por tener hojas perennes) y lo adornó con manzanas y velas, para simbolizar el pecado y la luz de Cristo, respectivamente. A partir de entonces el uso del árbol de Navidad se fue extendiendo paulatinamente en toda la cristiandad.

Los primeros árboles de Navidad tenían manzanas y velas

La incorporación del pesebre fue de una manera distinta. En la Navidad del año 1223, San Francisco de Asís decidió escenificar el nacimiento de Jesús en unas grutas de la ciudad italiana de Greccio, donde montó un pesebre con animales verdaderos y heno. Este acontecimiento popularizó los pesebres hasta nuestros días convirtiéndolos en una costumbre extra-litúrgica y doméstica. Aunque la Biblia no menciona ningún animal en específico, San Francisco de Asís decidió integrar al buey y al asno por la cita bíblica de Isaías 1,3 que los menciona de manera explícita.

Veneración de San Nicolás en Europa, personaje inspirador de Santa Claus

Con relación a Santa Claus, aunque también tiene aparentemente un origen cristiano, es un fenómeno que se ha popularizado más por los medios de comunicación y publicaciones realizadas a partir del siglo XIX. Se trata de un personaje basado en el Obispo Nicolás de Bari, quien desde Turquía se hizo legendario en el siglo IV con sus milagros, sanaciones y bondades con la gente pobre. En los subsiguientes siglos su popularidad como santo se fue extendiendo a toda Europa (donde todavía se venera ampliamente a San Nicolás), pero no es hasta el siglo XVII con los inmigrantes holandeses en Nueva York que su Sinterklaas[6] evoluciona a Santa Claus gracias a las sátiras y poemas de escritores de la talla de Washington Irving y Clement Clarke Moore. Mas tarde el dibujante norteamericano Thomas Nast es quien le da forma al personaje en sus tiras cómicas en 1863. Pero lo que universalizó a Santa Claus en la cultura popular fueron las publicaciones La Vida y Aventuras de Santa Claus, por Lyman Frank Baum en 1902, y la campaña publicitaria de Coca Cola en 1931 que encargó a un artista el diseño contemporáneo que conocemos del pintoresco personaje.

Este fue el Santa Claus de la promoción de Coca Cola en 1931, que lo marcó como un ícono

Algunas sectas cristianas opuestas a la Navidad
Por supuesto, también hay que destacar que la celebración de la Navidad en el mundo cristiano ha tenido sus altas y bajas. La Reforma Protestante iniciada por Martín Lutero en el siglo XVI prohibió los festejos navideños bajo la acusación de que eran “trampas de los papistas”, debido a la vinculación de estas celebraciones a una tradición católica y pagana. Durante los 13 años de la Guerra Civil Inglesa, desde 1647 hasta 1660, Oliver Cromwell también prohibió la celebración de la Navidad no sin recibir un fuerte rechazo de la población que se rebelaba colocando en protesta adornos navideños en las puertas. Durante la época colonial de Estados Unidos, los puritanos de Nueva Inglaterra también rechazaron la Navidad, prohibiéndola desde 1659 hasta 1681. En términos generales la Navidad cayó en desgracia en los Estados Unidos a partir de la Revolución de las Trece Colonias a finales del siglo XVIII por considerarla una costumbre inglesa. Justamente el surgimiento en Nueva York del personaje de Santa Claus con los holandeses y su popularización en el siglo XIX, sumado al empuje que recibió la Navidad desde Inglaterra con la obra Un cuento de Navidad de Charles Dickens en 1843, contribuyó a rescatar el sentimiento navideño tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido.

Publicación de Un cuento de Navidad de Charles Dickens en 1843

Aun hoy existen sectas religiosas que aborrecen la Navidad. Tal es el caso de algunas iglesias bautistas y sobre todo los Testigos de Jehová, que bajo el argumento de que es una “festividad pagana no prescrita por la Biblia” tienen prohibido celebrarla.

Lo que empezó como un discreto homenaje al Hijo de Dios del cristianismo, circunscrito inicialmente a la realización de misas y alabanzas en las iglesias primitivas, se fue expandiendo poco a poco hasta convertirse en la época más esperada del año, especialmente por los niños. Incluso la Navidad es celebrada moderadamente en países no cristianos, porque Jesús es respetado como un verdadero profeta por otras religiones como la islámica y budista. Aunque en Occidente son días comercialmente explotados para incrementar las ventas (como casi siempre ocurre en otras fechas especiales), es la única temporada del año en la que se promueve la unión familiar, la paz y armonía y el intercambio de regalos en una celebración alegre y festiva. El colorido, las luces, la música y el ambiente de camaradería impregnan cada hogar y oficina, involucrando al más frío de los mortales.

Y es que, ¿cómo resistirse a la oportunidad de compartir y abrazar a conocidos y desconocidos, intercambiar obsequios y desearles parabienes? Ya sea que cuente con una base histórica, ya sea que fuere un constructo artificial, lo importante es la intención y el mensaje de amor y esperanza a sus semejantes que encierra la Navidad. Es por eso que no debes desaprovechar la oportunidad en estas fechas para desearle a tu prójimo una ¡Feliz Navidad!








[1] Este acontecimiento está relatado en el Evangelio de Lucas 2: 4-11 y de Mateo 2: 1
[3] Como puede verse en su Homilía VIII sobre Levítico
[4] Teólogo cristiano de finales del siglo III dC
[5] Historiador de gran influencia en la Antigüedad, autor de la Crónica que relataba la historia del pueblo griego y judío de manera sincrónica. La mayor parte de su obra se perdió y se conoce gracias a referencias de otros autores.
[6] Nombre de San Nicolás para los holandeses

domingo, 22 de diciembre de 2019

Turismo de negocios a nivel global: Cuando las convenciones y congresos generan divisas



Para algunos el turismo de negocios no se considera propiamente turismo, aunque la OMT[1] sí lo hace, ya que define a los turistas como “viajando y permaneciendo en lugares distintos al de su entorno habitual, por no más de un año consecutivo por ocio, negocios u otros propósitos”[2]. Por tanto, cuando una persona visita otro país con el propósito principal de asistir a reuniones de trabajo, exposiciones o conferencias, entonces se trata de un “turista de negocios”.

La ICCA es la Asociación de Congresos y Convenciones Internacionales, con sede en Ámsterdam, que concentra la industria de realización de eventos internacionales, con más de 1000 empresas miembro pertenecientes a casi 100 países de todo el mundo. Ellos miden desde el año 1963 la organización de seminarios y eventos internacionales a nivel mundial, los cuales son tomados en cuenta atendiendo las siguientes características:
  • Fueron organizados por entidades (empresas organizadoras de eventos, agencias de viaje, tour operadores, etc.) que son miembros de la ICCA
  • Son eventos pautados para más de 50 personas
  • Se tratan de eventos recurrentes (los eventos que son celebrados para una única ocasión no son tomados en cuenta)
  • Son eventos que se han celebrado en al menos 3 países diferentes

Según la misma fuente, se organizan en el mundo alrededor de 24,000 congresos internacionales anualmente y en su 2018 ICCA Statistics Report[3] indican que el tamaño medio de los congresos es de 50-150 personas (40% de ellos) y que los meses más populares son septiembre-octubre (30% de las ocasiones), siendo el sector médico el más activo (16.8%). El volumen estimado por ICCA de lo gastado por los turistas de negocios en 2018 se estima en 12.2 billones de dólares.

La importancia del turismo de negocios radica en que la estacionalidad es invertida a la vacacional, por lo que contribuye a que la industria turística se mantenga ocupada en las épocas de temporada baja. Además, esta clase de turista normalmente es de alto poder adquisitivo, por lo que la rentabilidad por turista es muy superior a las demás modalidades. Se caracteriza por ser un turismo urbano con una demanda importante de facilidades de infraestructura y conectividad a Internet.

Aunque en ocasiones se utilizan los términos de manera indistinta, en el turismo de negocios se presentan los siguientes tipos de oferta:
  • Reuniones y congresos: Consiste en un evento dedicado a una asociación o colectivo y suele ser de carácter científico o tecnológico, que provienen de diferentes empresas o instituciones y que por la naturaleza de la disciplina requieren de constante actualización de nuevos descubrimientos o tendencias.
  • Seminarios y convenciones: Normalmente se trata de eventos que reúnen a distintos profesionales de una misma empresa.
  • Viajes de incentivo: Son aquellos organizados por las empresas para premiar a sus empleados con una compensación no monetaria.
  • Fam trips: Son aquellos organizados para que periodistas, agencias de viajes y organizadores de eventos se familiaricen con un destino turístico nuevo para que se incorpore a la oferta.

Principales destinos para turismo de negocios
La ICCA mide sus estadísticas por cantidad de eventos y cantidad de participantes, todo desglosado por región, país y ciudad. Según su reporte del 2018, esta fue la distribución de eventos internacionales por región:

Cantidad de eventos internacionales por región

Región
Porcentaje
Europa
52%
Asia Pacífico
23%
Norteamérica
11%
Latinoamérica
9%
África
3%
Medio Oriente
1%
Fuente: ICCA

Como puede verse, Europa supera por mucha cualquiera otra región del mundo, con el 52% de los congresos y seminarios internacionales celebrados en ese continente, siendo el Medio Oriente el que menos atrae, apenas con el 1% de participación por ser una región aun atribulada por la inestabilidad política y conflictos bélicos.

El Consumer Electronic Show (CES) uno de los eventos más populares en Estados Unidos

Si analizamos los datos por país, los 15 destinos donde más demandados fueron:

Cantidad de eventos internacionales por país

Ranking
País
Cantidad
1
Estados Unidos
947
2
Alemania
642
3
España
595
4
Francia
579
5
Reino Unido
574
6
Italia
522
7
Japón
492
8
China
449
9
Holanda
355
10
Canadá
315
11
Portugal
306
12
Corea del Sur
273
13
Australia
265
14
Suecia
257
15
Bélgica
252
Fuente: ICCA

Estados Unidos aventaja de manera cómoda al resto de naciones con 947 eventos internacionales, siendo Alemania el 2do mejor posicionado con 642 y España en 3ro con 595. Si los cómputos se realizan por cantidad de asistentes a los congresos y seminarios internacionales, el ranking queda como sigue:

Cantidad de asistentes a eventos internacionales por país

Ranking
País
Participantes
1
Estados Unidos
384,035
2
España
296,825
3
Alemania
293,337
4
Francia
241,044
5
Canadá
203,429
6
Reino Unido
181,149
7
Italia
168,578
8
Japón
168,248
9
Holanda
149,513
10
China
146,982
11
Austria
120,981
12
Australia
116,000
13
Portugal
113,154
14
Brasil
106,045
15
Corea del Sur
105,084
Fuente: ICCA

Cuando analizamos por cantidad de asistentes, Estados Unidos sigue liderando con 384,035 aunque España desplaza a Alemania del 2do lugar con 296,825 visitantes durante el 2018 a eventos internacionales. En el Top 15 desaparecen Bélgica y Suecia para dar paso a Brasil y Austria.

Museo de Louvre, sede muy frecuentada para eventos internacionales en París

Ahora bien, si la comparación la realizamos por ciudad sede de los seminarios y conferencias internacionales, el ranking de las principales 15 ciudades es el siguiente:

Cantidad de eventos internacionales por ciudad

Ranking
Ciudad
Cantidad
1
París
212
2
Viena
172
3
Madrid
165
4
Barcelona
163
5
Berlín
162
6
Lisboa
152
7
Londres
150
8
Singapur
145
9
Praga
136
10
Bangkok
135
11
Buenos Aires
133
12
Hong Kong
129
13
Ámsterdam
123
14
Tokio
123
15
Seúl
122
Fuente: ICCA

En el ranking mundial por ciudades, la Ciudad Luz (París) encabeza la lista con 212 eventos internacionales en el 2018, seguida por Viena con 172. Se destaca España con dos ciudades (Madrid y Barcelona) en 3er y 4to lugar. Llama la atención que ninguna ciudad de Estados Unidos, país líder como receptor del turismo de negocios, se encuentra en el Top 15, evidenciando la baja concentración de estos eventos en unas pocas ciudades, sino que más bien se distribuyen por todo ese gran país. Otro elemento destacable es que aparece una ciudad latinoamericana entre las principales 15, Buenos Aires en el lugar 11, con 133 eventos durante ese año.

Barcelona es una de las sedes preferidas para montaje de eventos en Europa

Si el análisis por ciudad lo realizamos esta vez por cantidad de participantes, la tabla del Top 15 queda como sigue:

Cantidad de asistentes a eventos internacionales por ciudad

Ranking
Ciudad
Participantes
1
Barcelona
134,838
2
París
126,243
3
Viena
104,775
4
Múnich
93,443
5
Berlín
87,623
6
Ámsterdam
85,549
7
Toronto
84,600
8
Copenhague
80,618
9
Madrid
71,885
10
Singapur
69,261
11
Lisboa
67,382
12
Buenos Aires
60,848
13
Seúl
58,996
14
Londres
54,788
15
Montreal
54,122
Fuente: ICCA

Al realizarse la comparación por cantidad de participantes, Barcelona asume el liderato con 134,838 asistentes durante el 2018, seguido por París con 126,243. Se resalta el hecho de que Alemania aquí se destaca con dos ciudades, Múnich y Berlín, en 4to y 5to lugar, teniendo por nuestra región nuevamente a Buenos Aires en el lugar 12 de la lista. Canadá presente con Toronto y Montreal, mientras que otra vez ninguna ciudad de Estados Unidos en el Top 15.

Latinoamérica y el Turismo de Negocios
Nuestra región se presenta algo rezagada en la explotación del Turismo de Negocios, tomando en cuenta todo su potencial. Como vimos más arriba, solamente el 9% de este mercado se desarrolla en Latinoamérica. En el ranking mundial, las naciones latinoamericanas más destacadas son Brasil y Argentina, en las posiciones 17 y 18. El análisis regional por país queda como sigue:

Cantidad de eventos internacionales por país (Latinoamérica)

Ranking
País
Cantidad
1
Brasil
233
2
Argentina
232
3
México
172
4
Colombia
147
5
Chile
109
6
Perú
87
7
Uruguay
59
8
Ecuador
57
9
Panamá
49
10
Costa Rica
45
11
República Dominicana
37
12
Bolivia
34
13
Paraguay
32
14
Guatemala
21
15
Cuba
17
16
El Salvador
10
17
Honduras
8
Fuente: ICCA

Brasil encabeza a los países de la región con 233 eventos internacionales en 2018, seguida muy de cerca por Argentina con 232 y México con 172. En el fondo está Honduras con 8.

Imagen de la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires

Si la comparación se realiza por ciudades latinoamericanas, el panorama es el siguiente:

 Cantidad de eventos internacionales por ciudad (Latinoamérica)

Ranking
Ciudad
País
Cantidad
1
Buenos Aires
Argentina
133
2
Lima
Perú
67
3
Sao Paolo
Brasil
60
4
Santiago
Chile
59
5
Ciudad México
México
53
6
Ciudad Panamá
Panamá
48
7
Bogotá
Colombia
46
8
Río de Janeiro
Brasil
46
9
Montevideo
Uruguay
42
10
Cartagena
Colombia
35
11
San José
Costa Rica
32
12
Medellín
Colombia
25
13
Asunción
Paraguay
23
14
Cancún
México
23
15
Córdoba
Argentina
21
16
Quito
Ecuador
21
17
Santo Domingo
República Dominicana
21
18
Guayaquil
Ecuador
20
19
Guadalajara
México
19
20
Foz Do Iguazú
Brasil
17
21
Puebla
México
16
22
Punta Cana
República Dominicana
16
23
Santa Cruz
Bolivia
15
24
Habana
Cuba
14
25
Mendoza
Argentina
14
26
Brasilia
Brasil
12
27
Valparaíso
Chile
12
28
Viña del Mar
Chile
11
29
Antigua
Guatemala
10
30
Cali
Colombia
10
31
La Paz
Bolivia
10
32
San Salvador
El Salvador
10
33
Cusco
Perú
9
34
Florianópolis
Brasil
9
35
Ciudad Guatemala
Guatemala
9
36
Salta
Argentina
9
37
Salvador
Brasil
9
38
Mérida
Colombia
8
39
Fortaleza
Brasil
7
40
La Plata
Argentina
7
41
Monterey
México
7
42
Punta del Este
Uruguay
7
43
Bariloche
Argentina
6
44
Barranquilla
Colombia
6
45
Belo Horizonte
Brasil
6
46
Campiñas
Brasil
6
47
Cochabamba
Bolivia
6
48
Curitiba
Brasil
6
49
Porto Alegre
Brasil
6
50
Tegucigalpa
Honduras
5
Fuente: ICCA

Buenos Aires encabeza por ciudad a toda la región (133 eventos internacionales) con una buena ventaja sobre el 2do lugar (Lima con 67). Les siguen Sao Paulo (60), Santiago de Chile (59) y Ciudad México con 53. Nuevamente Honduras cae al fondo con Tegucigalpa (5 eventos solamente en 2018).

Definitivamente el turismo de negocios es un renglón con un gran potencial en el mercado latinoamericano y que, para las economías basadas en el turismo como el caso de República Dominicana y otras naciones de la región, puede ser un perfecto complemento para mantener el desarrollo sostenible de la industria sin chimeneas.

Porque no siempre se trata solamente de sol, playa, monumentos históricos, gastronomía y bailes típicos. Es todo eso y mucho más.





[1] Organización Mundial de Turismo
[2] OMT (1995): Collection of Tourism Expenditure Statistics. Technical Manual No. 2. Puede ser accedido en el link: https://web.archive.org/web/20100922120940/http://pub.unwto.org/WebRoot/Store/Shops/Infoshop/Products/1034/1034-1.pdf