Según la Organización Mundial de
la Salud (OMS), la salud mental es “un estado de bienestar en el que la persona
realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida,
de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”[1].
En otras palabras, el bienestar mental tiene en las personas un componente
emocional, psicológico y social que, ante su falta, supone un serio obstáculo para
alcanzar calidad de vida y un grave riesgo para la salud en general del
individuo.
En 2016 fue fundada en
Washington, DC la organización sin fines de lucro Sapiens Lab, quienes desde entonces se dedican a estudiar la mente
humana y cómo los cambios ambientales y tecnológicos han impactado su
funcionamiento y el bienestar mental de la gente. Desde 2019 elabora el Mental State of the World Report, siendo
el último el correspondiente al 2021[2],
publicado el pasado mes de marzo 2022.
A lo largo de este artículo,
conoceremos los impresionantes resultados de su estudio, que viene a explicar
muchas cosas que suceden en la actualidad. Pero, antes, veamos cuáles son las
funciones cognitivas y su importancia.
Funciones cognitivas
Se les denomina así a los
procesos mentales que permiten a los seres humanos llevar a cabo cualquier
tarea, mediante la recepción, procesamiento y elaboración de información. Así,
estas habilidades cognitivas las utilizamos para aprender y recordar
informaciones; integrar la historia e identidad personal; conectar la
información con el momento que el individuo vive y hacia dónde se dirige; mantener
y dirigir la atención; reconocer distintos sonidos, imágenes, olores; procesar
estímulos; realizar cálculos o representar mentalmente una idea o concepto.
En otras palabras, las funciones cognitivas, realizadas por millones de conexiones neuronales distribuidas en distintos lóbulos cerebrales, facilitan que nos desenvolvamos en nuestro entorno e interactuemos con él. Estas funciones se agrupan en 8 categorías básicas[3]:
- Orientación: Es la capacidad de estar conscientes de nosotros mismos y del contexto en que nos encontramos. Puede ser personal, temporal y espacial.
- Atención: Es el proceso por el que podemos dirigir todos nuestros recursos mentales sobre algunos aspectos del medio o sobre la ejecución de determinadas acciones. Puede ser sostenida, selectiva o alternante.
- Memoria: Es la capacidad de codificar, almacenar y recuperar efectivamente una información aprendida o evento vivido. La memoria puede ser episódica, semántica o procedimental.
- Lenguaje: Es una función superior para materializar signos (sonoros o escritos) que simbolizan objetos o ideas. En esta función se involucran varios procesos: Expresión, comprensión, vocabulario, denominación, fluidez, discriminación, repetición, escritura y lectura.
- Funciones ejecutivas: Son actividades mentales complejas necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse al entorno y alcanzar una meta. Dentro de estas funciones existen varios procesos fundamentales: Memoria de trabajo, planificación, razonamiento, flexibilidad, inhibición, estimación temporal, ejecución dual y multitarea.
- Gnosias: Es la capacidad del cerebro de reconocer información previamente aprendida. Pueden ser visuales, auditivas, táctiles, olfativas y gustativas.
- Praxias: Son las habilidades motoras adquiridas que llevamos a cabo para alcanzar un objetivo. Pueden ser ideomotoras, ideatorias, faciales y visoconstructivas.
- Habilidades videoespaciales: Consiste en la capacidad de representar, analizar y manipular objetos mentalmente. La misma puede ser Relación Espacial (dos dimensiones) o Visualización Espacial (tres dimensiones).
Además de las funciones
cognitivas básicas antes mencionadas, se identifica también a la Cognición Social como una de aquellas
más importantes, toda vez que es el conjunto de los procesos cognitivos y
emocionales que permiten a las personas hacerse una idea sobre sí mismos y los
demás, por lo que pautan su comportamiento al relacionarse con cada uno. Esta
función es la que nos permite interpretar las emociones de otras personas.
Ante un fallo en una o varias de
estas funciones cognitivas, nos encontramos ante un individuo que difícilmente
pueda lograr un pleno bienestar mental. Y eso es justamente lo que el estudio
de Sapiens Lab busca determinar en diversos países.
El Estado Mental del Mundo
El Mental State of the World Report elaborado por Sapiens Lab, es el
fruto de un proyecto denominado Mental
Health Million Project, y su objetivo es proporcionar un mapa global de la
evolución del bienestar mental y permitir una visión profunda de sus impulsores
para que se pueda utilizar en una gestión más eficaz del bienestar mental de la
población a través de políticas e intervenciones sociales basadas en evidencia.
Se realiza mediante una encuesta anónima abierta en línea, que denominan como Mental Health Quotient (MHQ) que arroja
puntajes generales de bienestar, así como un informe completo con autocuidado
personalizado y recomendaciones.
De esta forma, buscan demostrar que
los resultados del MHQ se relacionan con la productividad en el trabajo y en la
vida, determinando cuán bien equipados estamos para manejar las adversidades de
la vida y las oportunidades que se nos presentan.
Como explica el mismo estudio de referencia, la evaluación MHQ captura un amplio espectro de atributos emocionales, sociales y cognitivos que abarcan tanto problemas (o síntomas) en 10 trastornos de salud mental diferentes (como se define en el DSM-5), como atributos mentales positivos. Un puntaje agregado de bienestar mental basado en estos aspectos (el MHQ) ubica a las personas en un espectro que va desde “Angustiado (Distressed)” hasta “Prosperando (Thriving)”, utilizando la siguiente escala:
Fuente: MHQ 2021 de Sapiens Lab
El rango positivo de la escala
representa el espectro del funcionamiento normal y es una escala de 200 puntos
calibrada a una media de 100 basada en las respuestas previas a la pandemia en
2019, similar a la escala de coeficiente intelectual. El rango negativo de la
escala representa puntajes de bienestar mental asociados con un impacto
negativo en la capacidad de funcionar y está asociado con riesgos y desafíos de
nivel clínico. También se calculan cinco dimensiones funcionales: Cognición, Impulso y Motivación, Humor
y Perspectiva, Yo Social y Conexión Cuerpo-Mente. Además, la
evaluación captura información sobre demografía, factores de estilo de vida y
traumas y adversidades, lo que proporciona un contexto rico para comprender los
factores clave de los riesgos.
En la versión 2021 el MHQ evalúa
los datos de 223,087 encuestados por la vía del Internet, pertenecientes a 34
países de los 5 continentes, quienes llenaron cuestionarios en inglés, español,
francés y árabe (dependiendo del país al que pertenece). Se agruparon en 6
regiones o agrupamientos: Angloesfera o países anglófonos (Estados Unidos,
Canadá, Reino Unido, Irlanda, Nueva Zelanda y Australia), Latinoamérica
(Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico y
Venezuela), Oriente Medio (Iraq, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y
Yemen), Europa de habla francesa e hispana (España, Francia, Bélgica y Suiza),
África Occidental (Camerún, Costa de Marfil, República Democrática del Congo y
Nigeria) y África del Norte (Argelia, Egipto, Marruecos y Túnez). En el
análisis por país se agregaron tres países que no están en ninguna de las
regiones antes mencionadas: India, Sudáfrica y Singapur.
Los resultados fueron sumamente
interesantes:
Puntuaciones promedio del MHQ en diferentes regiones
Fuente: MHQ 2021 de Sapiens Lab
Según esta investigación, los
países con mayor bienestar mental promedio son los de Europa franco e hispano
parlante (78), seguidos por Latinoamérica (74), África Occidental (73), Medio
Oriente y África del Norte (65), quedando en último lugar la Angloesfera (60). Llama
mucho la atención que en el grupo de países con el bienestar mental más bajo se
encuentran 3 de las naciones más ricas del mundo, pertenecientes al G7: Estados
Unidos, Reino Unido y Canadá.
Cuando el análisis es realizado
por cada una de las 5 dimensiones del MHQ en cada una de las regiones, estos
son los resultados:
Puntuaciones promedio del MHQ en diferentes regiones
Fuente: MHQ 2021 de Sapiens Lab
En la dimensión dedicada a Cognición, la mejor puntuación la
tienen Europa (91) y América Latina (90), mientras que la peor la tiene África
del Norte (77). En cuanto a Impulso y
Motivación, América Latina y Europa lideran con (99) mientras que la
Angloesfera es la más rezagada con (75). En Humor y Perspectiva, Europa sigue al frente con 76 mientras que la
Angloesfera está en el fondo con su peor puntación de todas, 58. En cuanto al Yo Social, Europa al frente con 76 y la
Angloesfera en el último lugar con 60, mientras que en la Conexión Cuerpo-Mente es África Occidental que lidera con 83
mientras que la Angloesfera está en el fondo con 63.
Si el análisis se hace
individualmente por países, el resultado es el siguiente:
Fuente: MHQ 2021 de Sapiens Lab
Entre los 10 países con mayor
nivel de bienestar mental, están (por orden descendente): Venezuela, España, Puerto
Rico, República Democrática del Congo, Suiza, Perú, Argentina, Bélgica,
Singapur y Ecuador. Nótese que de los primeros 10 hay 5 que corresponden a
Latinoamérica, 3 a Europa, 1 a África y 1 a Asia. Por otro lado, los 10 países
con peor bienestar mental (en orden ascendente), son: Sudáfrica, Reino Unido, Australia, Irlanda,
India, Irak, Nueva Zelanda, Egipto, Canadá y Estados Unidos. Nótese que los 6
países que están agrupados en la Angloesfera están entre los que resultaron con
peor desempeño. Si a estos 6 les agregamos India y Sudáfrica, podemos concluir
que entre los 10 países con más bajo bienestar mental 8 pertenecen al G20 (los
20 países con mayor riqueza económica).
¿Por qué la riqueza no se
traduce en bienestar mental?
Analizando los resultados de la investigación de Sapien Labs, encontramos algunas claves para explicar por qué países en vías de desarrollo cuentan con mayor bienestar mental que aquellos más ricos. Veamos los factores por ellos analizados:
- Demografía: Como el estudio es realizado con internautas, en muchos países la proporción de población joven conectada al Internet es mucho mayor que aquella con más de 65 años, como es el caso de África Occidental y Latinoamérica, por lo que es un factor que incide. Por igual, en esas regiones el porcentaje de adultos con formación académica es mucho menor que en los países desarrollados, lo cual también influye en los resultados de los cuestionarios, ya que la tendencia general reflejada es que hay mayor bienestar mental a mayor formación académica. En cuanto a género, aunque la investigación no evidencia mucha diferencia entre la puntuación promedio de hombres y mujeres (68 y 62 respectivamente), en aquellas personas que se identificaron como “No binarios/Tercer Género” reflejan muy bajas puntuaciones (25 de promedio).
- Pandemia del COVID: Otro elemento que el estudio ha identificado como interviniente, ha sido la cantidad de personas que han fallecido en cada país como consecuencia del COVID, así como la severidad de las medidas que se hayan tomado al respecto por las respectivas autoridades.
- Economía: Uno de los hallazgos más relevantes es el relacionado con el desarrollo económico. El estudio determinó que existe una correlación significativamente negativa entre prosperidad económica y bienestar mental, especialmente en adultos jóvenes y varones, contradiciendo la percepción generalizada. También se determinó que el factor económico tiene una muy significativa correlación negativa especialmente en las dimensiones Impulso y Motivación, Yo Social y Conexión Cuerpo-Mente. En lo relacionado al empleo, tal y como se esperaba, los resultados reflejaron que los jubilados y empleados/autónomos registren mayores niveles de bienestar mental con relación a los desempleados.
- Cultura: Otro hallazgo sumamente relevante es que el MHQ mostró que existían correlaciones negativas excepcionalmente fuertes entre el bienestar mental y los indicadores de Orientación al Desempeño, Individualismo y Colectivismo Institucional. Tienden a tener un bienestar mental más pobre aquellos países con altos indicadores en Orientación al Desempeño (mayor dependencia de las recompensas y reconocimiento con el rendimiento laboral), en Individualismo (estructura social configurada para que los individuos se ocupen de sí mismos y de su familia inmediata), y en Colectivismo Institucional (orientación hacia la redistribución institucional de la riqueza).
Otro elemento relevante que se
ratifica en este estudio, es que las puntuaciones más bajas del MHQ están
significativamente correlacionadas con las tasas nacionales de suicidios y
violencia sexual, especialmente en las poblaciones entre 18-34 años, por lo que
de no controlarse las estadísticas podrían seguir aumentando.
Aunque en los próximos años se
esperan versiones más completas del MHQ con la inclusión de más países (72 para
el 2022) y más idiomas (ruso, alemán, portugués, hindú, entre otros),
indudablemente hay indicios contrastables de que el bienestar económico no
necesariamente se traduce en bienestar mental.
La frase aquella de que “el
dinero no compra la felicidad” nunca antes había sido tan validada por estudios
científicos. Solo resta, acopiando la mayor cantidad de evidencia posible y ampliando
el alcance de este tipo de estudios, seguir buscando una fórmula que
contribuya, no solo a llenar los bolsillos, sino más bien a llenar aquellas
reales necesidades que todos los humanos tenemos para sentirnos genuinamente
realizados.
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