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domingo, 27 de octubre de 2013

¿Realmente, que nos espera después de la muerte?

Es una de las incógnitas mas desafiantes desde que tenemos conciencia. A ciencia cierta nadie lo sabe, ya que no ha sido posible dar seguimiento en un laboratorio qué sucede con el “alma” o el “espíritu” después que el cuerpo queda sin vida.  Es tanta la incertidumbre que embarga a las personas cuando piensan seriamente en lo que sucederá después de su muerte que se llenan de temor.  A todos nos asaltan preguntas como :  ¿Qué será de mi familia?,  ¿Quién se hará cargo de mis hijos?, ¿y mis proyectos y bienes, en manos de quién pararán? ¿Mis familiares y amigos, me extrañarán?, ¿Cómo seré recordado?, ¿Habrá otra vida después de la muerte?, ¿Tendré que rendir cuentas por lo que he hecho o dejado de hacer? ¿Seré castigado o premiado?, etc.



¿Ante todo, los animales “perciben” la muerte?

Analicemos primero qué sucede con los animales, esos seres “inferiores” a quién la mayoría de nosotros no le concedemos la capacidad de “razonamiento”, sino que son seres “instintivos” que actúan estrictamente apegados a un sentido de supervivencia.

Sin embargo, esta altamente demostrado que éstos sí tienen una idea sobre la muerte y, en consecuencia, actúan deliberadamente de una u otra forma cuando un pariente fallece.  Esta el caso de los insectos, donde vemos a especies de hormigas que no terminan su faena sin antes recoger a las compañeras fallecidas para depositarlas en el interior de su hormiguero y las termitas que hacen lo propio con sus muertos cubriéndolos con piedras.

También llama la atención el caso de ciertas aves que hacen una especie de ritual funerario cuando uno de su especie muere (como el arrendajo azul), y otras que entran en “depresión” cuando muere su pareja (periquitos “inseparables” y los gansos) que regularmente también los lleva a la propia muerte.

Pero en los mamíferos superiores es todavía más notorio su comportamiento ante la muerte.  Tal es el caso de los elefantes y las jirafas que “guardan luto” por días y hasta semanas cuando fallece un miembro de la manada y se les ha visto “cubrir” sus restos con hojas.  Incluso han montado “guardia” para evitar que los carroñeros hagan de las suyas.  Tenemos el caso de los chimpancés y gorilas que después del momento exacto de la muerte de su pariente, inician una especie de rito de duelo en el que cubren el cuerpo solamente dejándole el rostro al descubierto.

Por todos es conocido como perros y gatos se apesadumbran cuándo pasan a mejor vida sus amos, incluso son muy conocidos algunos casos de mascotas que iban a los velatorios y misas que se celebraban en honor de sus dueños.

¿Y los primeros seres humanos, qué pensaban acerca de la muerte?

Antes de pasar a la forma de pensar de los humanos “sofisticados” que ya dominaban la escritura, y que con la acumulación de conocimientos y destrezas también fue “complicando” su idea de los conceptos abstractos, entre ellos la muerte; veamos que dice la evidencia fósil de los hombres prehistóricos.

Hasta hace unos 15 años se pensaba que los primeros ritos funerarios de hombres prehistóricos databan de hace unos 75,000 años.  Sin embargo, los descubrimientos arqueológicos de Atapuerca, España en 1998 redimensionaron los conocimientos de la ciencia sobre la evolución del hombre.  No solamente aparecieron especies de homínidos previos al hombre de Neandertal sino que se descubrió la evidencia más antigua conocida de ritos funerarios, ya que databan de hace unos 350,000 años.  En ellos se encontraron unos 32 fósiles depositados en un aparente entierro colectivo donde junto a ellos fueron sepultadas vasijas y herramientas. 

La evidencia fósil refleja que ya en aquella remotísima época el hombre creía en que la muerte era un paso trascendental hacia otro mundo donde tal vez se necesitarían las mismas cosas para vivir.  Eso explica las herramientas, artefactos, ajuares y hasta animales que eran enterrados juntos a los difuntos durante toda la prehistoria.

Como vemos, con el tiempo las religiones lo que han hecho es adornar y complejizar conceptos que de manera casi instintiva ya los primeros seres humanos habían concebido fruto de sus dudas e interrogantes por todo aquello que les rodeaba y ellos desconocían sus causales.

La muerte según los sumerios

Una de las culturas más antiguas de la humanidad, la sumeria, establecía que la vida del hombre estaba llena de incertidumbre y que su destino solamente era conocido por los dioses, y que la muerte era un premio reservado solamente para ellos.  Pensaban que el ser humano había sido creado para el deleite y entretenimiento de esos dioses, rol del que se les libraba con la muerte. Estas tradiciones están recogidas en el manuscrito sumerio “las epopeyas de Gilgamesh”, que data de hace más de 4,500 años, que recogen el pesimismo sumerio y el afán de este héroe por develar el misterio de la muerte y de la vida más allá.

La muerte según los griegos

Para los griegos era un tema trascendente. Negarle la sepultura a un ciudadano griego, era condenar su alma a vagar y eso un peligro para los vivos. El difunto era amortajado y bañado en agua y aceite, y finalmente le era colocada una moneda u óbolo  que supuestamente era para pagar a Caronte, el encargado de transportar en una barca el alma de todos los difuntos hacia el Hades o Infierno.  El cadáver se velaba en su casa con los pies en dirección hacia la puerta y el luto se guardaba predominantemente con el color negro y su velatorio duraba tres días, durante los cuales los deudos lloraban, lamentaban y golpeaban su pecho incesantemente.  Al pasar los tres días, se realizaba una procesión fúnebre por las calles de la ciudad hasta llegar al lugar de sepultura.  Después del entierro, en la casa del difunto se celebraban ritos de purificación y se servían grandes banquetes.  Algún parecido con las costumbres cristianas de hoy?

¿Y el confucionismo de China, que dice acerca de la muerte?

Según Confucio, cuyas ideas se centraron más en el comportamiento ético y moral de los hombres, el alma de los muertos se mantienen deambulando por la tierra por lo que se hace necesario construirles un templo a los antepasados ya que nos pueden ayudar o castigar en nuestros propósitos. Por eso en China es tan común que haya un templo en cada familia para dedicarlo a los suyos que ya han partido de este mundo.

La reencarnación del hinduismo

La religión hinduista, como es muy conocido, defiende la reencarnación. La muerte es solamente parte de la transición del alma de un estado físico al otro.  De hecho, para ellos la muerte es algo deseado, es el final feliz de un penoso camino.  Según el comportamiento de la persona, su karma, pasa a un cielo o un infierno que son temporales, mientras hace la transición a la nueva forma que habrá de adoptar, que podrá ser hacia un ser inferior o superior dependiendo de su karma. Según el hinduismo, los castigos que sufre el alma en el infierno están relacionados con el pecado cometido, así una persona que haya comido carne (así como lo oyen), será devorada en vida en el infierno, como escarmiento.  Al adultero se le condenará a abrazar a un hierro incandescente con forma de cuerpo humano y quien se atreva a casarse con alguien de una casta inferior (recordemos que la sociedad hinduista está dividida en castas), deberá sobrevivir en el infierno sumergido entre heces y orina.

Los familiares del difunto podrán hacer ritos religiosos para atenuar los sufrimientos de aquellos deudos que estén en el infierno y siempre deberán cremar el cadáver y lanzar sus cenizas al Ganges (río sagrado de la India).

La muerte según el budismo

El budismo también plantea que la muerte es solamente parte del ciclo que toda alma debe atravesar de una vida a la otra. Buda decía que las circunstancias de nuestra vida actual es un reflejo de nuestras acciones pasadas, el famoso karma. Sin embargo, el budismo enseña cómo superar esos obstáculos “karmicos” para lograr niveles espirituales superiores en el futuro.  También habla de que el aspecto de la persona al morir refleja cómo vivió, ya que aquel que ha tenido paz interior y una vida pura e íntegra lo reflejará en su rostro a la hora de la muerte, no importa en qué circunstancias esta le sobrevenga.  Por el contrario, aquél que a la hora de morir tenga muchas culpas y remordimientos, no podrá evitar reflejarlos en su rostro a la hora de morir.  Interesante, verdad?

La muerte según el Islam

Al igual que la tradición cristiana, el Islam piensa que la muerte es solamente parte consustancial de la vida terrenal, es un estado de inconsciencia, un sueño. Establece que habrá un Juicio Final donde los hombres rendirán cuentas de sus buenas y malas obras, y que serán premiados con el paraíso o castigados con el infierno.  Solamente tres cosas beneficiarán al creyente después de morir:  una descendencia digna que rece por su alma, la caridad que haya hecho y que siga beneficiando a los hombres, y el conocimiento que haya transmitido a los demás.  El Islam transmite un poderoso mensaje que dice “Haz para este mundo como si fueras a vivir para siempre y por el otro mundo como si fueras a morir mañana”.

La religión más popular del mundo, el cristianismo, y su concepto de la muerte

Para los cristianos la muerte es el fin de la vida física y corporal. De hecho, predican que debemos preocuparnos poco por las penurias terrenales ya que nos espera una vida eterna totalmente placentera.  Por eso en sus inicios era la religión de los esclavos en el mundo romano.  No importaban cuantos maltratos sufrieran, se les prometía una vida mejor al morir.  Según el cristianismo, al abandonar el cuerpo las almas quedan en una especie de sueño temporal hasta que llegue el Día del Juicio Final o, lo que es lo mismo, la llegada de Jesús.  En el juicio se pone en la balanza los actos buenos y malos y se decide el premio o castigo el cual consiste en el cielo o el infierno.  La Biblia menciona 300 veces la palabra “muerte” y, sin embargo, todas las sectas cristianas tienen versiones diferentes.  La católica habla de un purgatorio y un limbo, los evangélicos creen en el “rapto”, consistente en la ascensión a los cielos sin llegar a morir nunca. Por otro lado, los Testigos de Jehová no creen en el Infierno, ya que piensan que si no ganamos el paraíso en el Juicio Final, nuestro castigo será la muerte, el silencio eterno.

Conclusión

Está claro que la mayoría de las religiones que subsisten hoy día piensan que la muerte es el momento exacto en que a nuestras almas se les pasa balance sobre sus actos y que según el resultado se gana un pasaje al cielo donde se disfrutaría una vida eterna sin hambre, ni enfermedades, ni desgaste físico, ni deudas, etc.; o la deportación a un infierno lleno de sufrimiento, torturas, suplicios y demás barbaridades que se le puedan ocurrir a la mente humana. Otras son un poco más creativas y hablan de reencarnar en animales despreciables cuando se arrastra un karma negativo, o que se nacería de nuevo en una condición de vida mucho mejor que la anterior si el karma era positivo.

En lo personal pienso que todas son creencias muy acomodaticias a deseos que en esencia son terrenales.  Si, es así porque fíjense que realmente lo que se promete es tener en otra vida todo lo que no se ha podido disfrutar en esta, si se cumple al pie de la letra lo que el dogma religioso exige.  Hacer cosas esperando a cambio un premio creo que es algo mezquino y poco espiritual.  Ese concepto de que yo estoy salvo y tu tendrás la perdición eterna es una idea que lo único que hace es dividir a la humanidad y es la razón de porque ha habido tantas guerras en el pasado y el presente, la mayoría de las cuales tienen un sustrato religioso.

Unos científicos holandeses determinaron en el 2008 que en toda su historia (desde hace 300 mil años) han habitado a la Tierra unos 107,000 millones de personas, publicado por la revista Quest.  Imagínense, eso serían unas 15 veces más que la población actual (7 mil millones).  Estos números descartan automáticamente la reencarnación ya que la población crece de manera exponencial, y también pone en entredicho seriamente las creencias de un Juicio Final porque ¿en base a qué criterios el cristianismo podrá juzgar a los millones de personas que murieron antes de que Jesús naciera hace 2013 años? ¿O el islamismo a los millones de personas que han muerto antes de que Mahoma naciera hace casi 1500 años?

Más bien creo que, como todos inexorablemente vamos a morir algún día, debemos esforzarnos por hacer el bien sin mirar a quién ni esperar recompensas, y por dejar un legado positivo a nuestros congéneres y entorno.  La peor muerte es aquella en la que después de volverte polvo nadie te recuerde en bien, porque no hayas hecho nada positivo para recordar.


2 comentarios:

  1. Interesante el análisis de las diferentes creencias al respecto.
    Sólo que no vi por ningún lado el verdadero enfoque de los Adventistas sobre este tema (digo el verdadero, porque puedes escuchar algún adventista desenfocado que nos deje mal parado científicamente y bíblicamente).
    Cuánto me gustaría que nos sentemos y hagamos un análisis de algunos datos que expones y el enfoque equilibrado del adventismo al respecto.

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  2. Tambien me encantaria discutir a profundidad este tema!

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