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jueves, 9 de septiembre de 2021

La pandemia del Covid-19 y la deuda externa

 



El impacto de la pandemia del Covid-19 ha sido tal, que los daños que ha ocasionado van más allá de lo sanitario y ha trascendido, como hemos vivido todos en carne propia, al orden social y económico.

Y justamente en cuanto a lo económico es que el mundo ha visto cómo el 2020 fue un año que, según algunas estimaciones, el Producto Interno Bruto (PIB) global se redujo significativamente. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI)[1], la economía mundial se contrajo un -3.3%, donde grandes potencias registraron un crecimiento negativo, como Estados Unidos con -3.5%, Reino Unido -9.9%, Alemania -4.9%, Canadá -5.4%, Francia -8.2%, Italia -8.9%, Japón -4.8% y Rusia -3.1%. Otros países tuvieron caídas estrepitosas como Libia (-59.7%), Maldivas (-32.2%), Venezuela (-30%) y Líbano (-25%). Algunos fueron la excepción y lograron incluso crecer en ese contexto, como fue el caso de Guinea (+5.2), Egipto (+3.6%), China (+2.3%), Irlanda (+2.5%) y Vietnam (+2.9%), pero fue un grupo muy reducido de países.

Como el resto de las regiones, Latinoamérica recibió también el embate económico de la pandemia y, según la misma fuente, las naciones más golpeadas con la recesión económica, además de Venezuela, fueron Panamá (-17.9%), Perú (-11.1%), Argentina (-10%) y El Salvador (-8.6%), siendo las menos afectadas Paraguay (-0.9%), Guatemala (-1.5%), Nicaragua (-3%), Brasil (-4.1%) y Costa Rica (-4.8%). En otras palabras, nadie pudo crecer en la región durante el 2020.

Previsión post Covid del FMI (abril 2020)

La caída de los ingresos fiscales, reducción de las exportaciones, pérdida de empleos, entre otras calamidades económicas, obligó a todos los países, en especial a los que están en vías de desarrollo, a recurrir a préstamos internacionales y emisión de bonos para poder cubrir su deficitario presupuesto y así enfrentar la emergencia sanitaria y auxiliar con subsidios focalizados a los sectores económicos más afectados, especialmente a población vulnerable y pequeños negocios. Este endeudamiento, tan preocupante como necesario, fue estrechamente observado por organismos como el FMI y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que incluso elaboraron guías y recomendaciones para gestionar la deuda pública en respuesta a la pandemia[2].

Como afirmó la CEPAL, “la brecha de financiamiento del sector público se agrava por la necesidad de apoyar la balanza de pagos, sobre todo en las economías más pequeñas de la región, debido a las interrupciones de la cadena de suministro y a la disminución de las exportaciones, en particular de la exportación de servicios (turismo)[3]. A ese tétrico panorama se le sumó la caída de la inversión extranjera directa en la región, estimada por ese organismo entre un -45% y -55%.

Incremento de la deuda externa a nivel mundial

Aunque los países han aplicado estrategias diferentes para combatir los efectos del Covid-19, el común denominador ha sido el incremento del gasto público para hacer frente a la crisis sanitaria y acelerar la recuperación económica. El FMI en octubre 2020 estimó que, a ese momento, en todo el mundo se habían gastado US$12 billones para enfrentar la pandemia, salvando vidas y medios de subsistencia[4].

Todo eso condujo a que la deuda pública mundial alcanzara su máximo histórico y se haya acercado al 100% del PIB internacional, un fenómeno inédito. Sin embargo, diversos organismos internacionales han aconsejado no recortar el gasto en las actuales circunstancias, ya que advierten como necesario mantener el estímulo para generar crecimiento económico y lograr la recuperación.

De hecho, el FMI recomienda aprovechar las bajas tasas de interés para invertir en infraestructura, generando con ello crecimiento económico y empleos. Es por ello, aunque parezca paradójico, que el organismo no ve el alto nivel de endeudamiento que coyunturalmente ha ocasionado el Covid-19 como algo precisamente negativo.

Estimaciones sobre la deuda pública en Latinoamérica (FMI, abril 2020)

En todo el mundo, países ya altamente endeudados vieron incrementar aún mas los niveles de deuda externa fruto de la pandemia. Por ejemplo, según el artículo de la BBC referido anteriormente, el FMI calcula que Japón pasó de tener una deuda pública equivalente al 238% del PIB en 2019 a 266% en 2020, Grecia de 181% a 205% y Estados Unidos de 108% a 129%. 

En nuestra región, según CEPAL, la deuda del gobierno en general pasó de 68.9%  del PIB en 2019 a 79.3% en 2020, pasando a ser la región más endeudada del mundo en desarrollo[5]. Es por ello que proponen a América Latina y el Caribe cinco medidas de política para afrontar los retos:

  • Ampliación y redistribución de la liquidez desde los países desarrollados hacia los que están en vías de desarrollo.
  • Fortalecimiento de la cooperación regional.
  • Acceso a un mayor financiamiento complementado con una reforma de la arquitectura de la deuda multilateral.
  • Proporcionar a los países de instrumentos innovadores destinados a aumentar la capacidad de reembolso de la deuda y que evite el endeudamiento excesivo en el futuro.
  • Integrar las medidas de liquidez y de reducción de la deuda a una estrategia de financiamiento para el desarrollo.

En otras palabras, las recomendaciones de CEPAL, al igual que lo hace el FMI, sugieren seguir financiando la recuperación económica al tiempo que se aumenta el gasto público de capital, transformación productiva y generación de resiliencia.

Igualmente, debe tomarse en cuenta que el aumento relativo de la deuda externa con relación al PIB se ve inflado por la contracción económica ocurrida en 2020, por lo que, al caer el volumen total de la economía en un año el porcentaje de la deuda externa sobre el PIB automáticamente aumenta sin necesariamente haberse tomado prestado un centavo adicional.

Es por ello que, con el pronóstico generalizado de crecimiento económico para el 2021, incluyendo a América Latina, el peso relativo de la deuda con relación al PIB disminuirá por la misma lógica expuesta anteriormente.

Perspectivas de crecimiento en 2021 de CEPAL

Lo importante es que, tal y como recomiendan FMI y CEPAL, cada dólar tomado prestado contribuya a acelerar la recuperación económica y a estimular la economía para que retome las tasas previas de crecimiento, aprovechando las bajas tasas de interés imperantes.

Solo incentivando el crecimiento económico, generando nuevas capacidades en la infraestructura, en el tejido productivo y en las personas, nos permitirá salir de la crisis generada por la pandemia y retomar los senderos del desarrollo humano y social sostenibles. Cualquier otro camino luce equivocado.

www.reysonl.blogspot.com

 

 

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