Desde hace varios siglos se le denomina
serendipia al hecho de descubrir algo accidentalmente. En el quehacer científico esto es algo más
común de lo que parece y, normalmente, el hallazgo inesperado ocurre cuando en
realidad se estaba investigando otra cosa distinta. Por eso también se le llama
serendipia a la habilidad del sujeto para reconocer que ha hecho un
descubrimiento importante aunque no tenga absolutamente ninguna relación con lo
que estaba originalmente estudiando.
El origen de la palabra se
remonta a una antigua fábula persa que hablaba de tres príncipes que viajaron a
la isla de Serendip (hoy Sri Lanka) que gracias a su inteligencia y al
encuentro de unas huellas en el camino pudieron con exactitud identificar que
el camello que las produjo era tuerto, cojo, transportaba miel y mantequilla,
además de cargar a una mujer embarazada.
Era tanta su astucia, capacidad deductiva y atención a los detalles que,
efectivamente, al llegar al pueblo y ufanarse de haber acertado, fueron hechos
prisioneros porque dicha mujer había desaparecido y nadie se explicaba cómo
podían saber todo eso, a menos de que ellos la vinieran siguiendo y los hacía sospechosos de su desaparición. Al final,
fueron liberados cuando apareció la mujer. Esta fábula fue dada a conocer por
Horace Walpole en 1754, acuñando la palabra serendipity,
quedando hoy como sinónimo del descubrimiento realizado por accidente o azar.
También se habla de la serendipia
literaria, que es cuando un autor describe con muchísima anticipación algo en
detalle utilizando su imaginación como único recurso y resulta ser tal cual
cuando es descubierto. Ocurrió con Jonathan Swift que en su libro Viajes de Gulliver hablaba de 2 lunas de Marte (150 años antes de descubrirse), Morgan Robertson que 14 años antes del hundimiento del Titanic escribió The Wreck of the Titan donde ese barco naufragaba también al chocar con un iceberg o Edgar Allan Poe que en su obra La Narración de Arthur Gordon Pym relata el naufragio de 4 tripulantes de un barco que mientras están a la deriva deciden matar a uno de ellos (llamado Richard Parker) para alimentarse de su carne y 46 años después ocurre exactamente ese mismo hecho (increíblemente la víctima se llamaba igual). La serendipia literaria no debe ser confundida con la anticipación o
ciencia-ficción donde se adelantan inventos de forma genérica y que todo el
mundo imagina que sería posible en algún momento del futuro, como resulta con
la mayoría de las predicciones de las obras de Julio Verne.
Descubrimientos más famosos
logrados mediante serendipia
¿Quién imaginaría que una gran
cantidad de descubrimientos e inventos, de cosas que hoy ya damos por sentadas,
fueron producto del azar? Y justamente así ha sido. A continuación detallamos
cuáles inventos y/o descubrimientos de gran impacto para la humanidad se han
realizado accidentalmente:
Arquímedes de Siracusa |
- Principio de Arquímedes: Este es el
caso más antiguo de que se tenga registro. Resulta que el rey Hierón de
Siracusa (siglo V a.C.) mandó a labrar una corona, y como pensaba que le habían
engañado, encargó Arquímedes, su más connotado sabio, que buscase una manera de
determinar si era un fraude o no. Cuando ya Arquímedes se había dado por
vencido, un día en la bañera se dio cuenta que al entrar su cuerpo en ella,
parte del agua rebosaba y de esa forma descubrió que sí podía inventar un
mecanismo que determine el volumen de objetos de forma irregular, como el caso
de la corona del monarca. Es famosa la anécdota de que cuando a Arquímedes le
llegó de repente esa idea, salió de la bañera corriendo desnudo por las calles
gritando “Eureka!”, que en griego antiguo significa “Lo encontré!”.
Invención de la pólvora en China - Pólvora: Desde el siglo I a.C., los
monjes taoístas en China buscaban el elixir de la inmortalidad. Para ello,
mezclaron azufre, carbón y salitre. Un día, buscando purificar el brebaje mediante
el fuego, se originó una explosión y llamaradas que incendiaron el lugar. Había
sido descubierta la pólvora y no tardaron en encontrarle utilidad militar,
hasta el sol de hoy.
Descubrimiento de América por Cristóbal Colón - Descubrimiento de América: Es un caso
extraordinario de serendipia, porque Cristóbal Colón buscaba en 1492 otra ruta
hacia la India y China, convencido de que la Tierra era redonda. Aunque al
descubrir las nuevas tierras Colón no sabía que correspondían a un nuevo
continente, pocos años después un cartógrafo también italiano, llamado Américo
Vespucio, demostró científicamente que así era. Justa o injustamente, por
llegar a esa conclusión, América fue nombrada de esa forma en honor a este
último.
Alexander Fleming, descubridor de la penicilina - Penicilina: Sin dudas, es el
descubrimiento médico más importante de todos los tiempos. De hecho, es el
medicamento que más vidas ha salvado en la historia. Sin embargo, surgió por
pura casualidad. En 1928, el inglés Alexander Fleming investigaba sobre un tipo de
bacteria y su cultivo lo dejó abandonado por varias semanas para tomar unas
vacaciones. Cuando se reintegró, notó que algunas placas se contaminaron con
una especie de hongo, de la especie Penicillium
notatum, y que las bacterias morían
al contacto con éste. Con el surgimiento de la penicilina, inició la era de los
antibióticos que desde 1941 han permitido combatir con efectividad enfermedades
bacterianas como la tuberculosis, sífilis, neumonía, fiebre reumática, etc.
Johann Heinrich Schulze - Fotograma: En 1725 el químico alemán
Johann Heinrich Schulze buscaba un nuevo método para producir fósforo. Al
mezclar plata y yeso descubrió que se ennegrecía el lado del recipiente que
quedaba expuesto al sol. Cuando colocó encima una hoja de papel con alguna
inscripción, ésta quedaba grabada en la pared del recipiente.
John Wesley Hyatt - Celuloide: En 1870 el inventor norteamericano John Wesley
Hyatt, estaba detrás de encontrar otro material que sustituyera el marfil para
construir las bolas de billar. Mezcló aserrín y papel con cola. Accidentalmente
se cortó un dedo y al acudir al botiquín para curar su herida, derramó
involuntariamente un frasco de colodión que al secar formó una capa de
microcelulosa. Se le ocurrió entonces que este compuesto sería más efectivo
para compactar el aserrín y el papel. De
esa forma inventó el celuloide.
Post-it de 3M - Post-it: En la búsqueda de un superadherente, en 3M
descartaron una producción de etiquetas que resultó no tener la potencia suficiente.
Un empleado de esa empresa, que era sumamente devoto y le gustaba marcar los salmos que cantaba en
el coro con pedazos de papel que constantemente caían al piso. Cuando se cansó
de tener ese percance, el empleado acudió a las etiquetas descartadas y se dio cuenta
de que resolvían perfectamente su problema. 3M patentizó el descubrimiento y lo
llamó Post-it.
Anuncio de Coca Cola de 1885 - Coca Cola: La bebida más famosa del
mundo es casualmente fruto de la serendipia. Su inventor John S. Pemberton era
farmacéutico y buscaba un jarabe que calmara la ansiedad y problemas de
digestión. El producto dejó pronto de venderse solo en las farmacias y se
popularizó de tal forma que se vendía en toda clase de expendios y en todos los
países del mundo.
Viagra - Viagra: Mientras Pfizer trabajaba en el
desarrollo de un producto farmacéutico basado en Sildenafilo para combatir la
angina de pecho, las pruebas con voluntarios no tenían resultados
satisfactorios, pero los investigadores detectaron que los pacientes masculinos
presentaban un efecto secundario notable:
Sufrían tremendas erecciones al excitarse. La compañía decidió comercializar
el primer fármaco oral que combate la disfunción eréctil y decidió llamarlo “Viagra”,
que viene de una palabra sánscrita que significa “Tigre”. Actualmente las
ventas superan los US$1,000 millones al año.
Percy Spencer junto al Magnetrón - Horno Microondas: El doctor Percy Spencer trabajaba en 1945 en un radar denominado Magnetrón, que pretendía detectar de manera remota a máquinas de guerra de gran tamaño como los tanques. En una ocasión, haciendo sus pruebas de laboratorio, se dio cuenta que una barra de chocolate que portaba en su bolsillo se había derretido completamente. Sospechó que pudo haber sido por la radiación del Magnetrón, y decidió experimentar luego con maíz y huevos, haciéndolos reventar. De inmediato se dio cuenta de la potencial utilidad doméstica de su descubrimiento.
Así como estos inventos y
descubrimientos, muchos otros fueron logrados por pura casualidad: Los cereales
Kelloggs, Chips de papas fritas, la
droga LSD, el superpegamento o super glue,
la nitroglicerina para uso médico, el velcro,
la sacarina, el celofán, el teflón y hasta la estructura del átomo.
Y es que la serendipia nos enseña
a ver los errores como una oportunidad para descubrir nuevas alternativas y que
se debe estar siempre atento a lo que nos rodea, porque detrás de cada
acontecimiento no previsto podría ocultarse una idea o descubrimiento
sensacional.
Claro, la clave siempre estará en
la aplicación rigurosa del Método Científico, basado en los pilares de la reproducibilidad (todo experimento puede ser reproducido nuevamente en otro lugar y por otra persona) y la refutabilidad (toda idea es refutable no existe la verdad absoluta). La serendipia obliga a prestar suma atención
a los detalles acompañada del ingenio de la ciencia. Como decía Louis Pasteur: “En el campo de la investigación el azar no
favorece más que a los espíritus preparados”.