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domingo, 25 de junio de 2017

Serendipia: Cuando por error se descubren las cosas


Desde hace varios siglos se le denomina serendipia al hecho de descubrir algo accidentalmente.  En el quehacer científico esto es algo más común de lo que parece y, normalmente, el hallazgo inesperado ocurre cuando en realidad se estaba investigando otra cosa distinta. Por eso también se le llama serendipia a la habilidad del sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga absolutamente ninguna relación con lo que estaba originalmente estudiando.

El origen de la palabra se remonta a una antigua fábula persa que hablaba de tres príncipes que viajaron a la isla de Serendip (hoy Sri Lanka) que gracias a su inteligencia y al encuentro de unas huellas en el camino pudieron con exactitud identificar que el camello que las produjo era tuerto, cojo, transportaba miel y mantequilla, además de cargar a una mujer embarazada.  Era tanta su astucia, capacidad deductiva y atención a los detalles que, efectivamente, al llegar al pueblo y ufanarse de haber acertado, fueron hechos prisioneros porque dicha mujer había desaparecido y nadie se explicaba cómo podían saber todo eso, a menos de que ellos la vinieran siguiendo y los hacía sospechosos de su desaparición. Al final, fueron liberados cuando apareció la mujer. Esta fábula fue dada a conocer por Horace Walpole en 1754, acuñando la palabra serendipity, quedando hoy como sinónimo del descubrimiento realizado por accidente o azar.

También se habla de la serendipia literaria, que es cuando un autor describe con muchísima anticipación algo en detalle utilizando su imaginación como único recurso y resulta ser tal cual cuando es descubierto. Ocurrió con Jonathan Swift que en su libro Viajes de Gulliver hablaba de 2 lunas de Marte (150 años antes de descubrirse), Morgan Robertson que 14 años antes del hundimiento del Titanic escribió The Wreck of the Titan donde ese barco naufragaba también al chocar con un iceberg o Edgar Allan Poe que en su obra La Narración de Arthur Gordon Pym relata el naufragio de 4 tripulantes de un barco que mientras están a la deriva deciden matar a uno de ellos (llamado Richard Parker) para alimentarse de su carne y 46 años después ocurre exactamente ese mismo hecho (increíblemente la víctima se llamaba igual). La serendipia literaria no debe ser confundida con la anticipación o ciencia-ficción donde se adelantan inventos de forma genérica y que todo el mundo imagina que sería posible en algún momento del futuro, como resulta con la mayoría de las predicciones de las obras de Julio Verne.

Descubrimientos más famosos logrados mediante serendipia
¿Quién imaginaría que una gran cantidad de descubrimientos e inventos, de cosas que hoy ya damos por sentadas, fueron producto del azar? Y justamente así ha sido. A continuación detallamos cuáles inventos y/o descubrimientos de gran impacto para la humanidad se han realizado accidentalmente:
Arquímedes de Siracusa

  1. Principio de Arquímedes: Este es el caso más antiguo de que se tenga registro. Resulta que el rey Hierón de Siracusa (siglo V a.C.) mandó a labrar una corona, y como pensaba que le habían engañado, encargó Arquímedes, su más connotado sabio, que buscase una manera de determinar si era un fraude o no. Cuando ya Arquímedes se había dado por vencido, un día en la bañera se dio cuenta que al entrar su cuerpo en ella, parte del agua rebosaba y de esa forma descubrió que sí podía inventar un mecanismo que determine el volumen de objetos de forma irregular, como el caso de la corona del monarca. Es famosa la anécdota de que cuando a Arquímedes le llegó de repente esa idea, salió de la bañera corriendo desnudo por las calles gritando “Eureka!”, que en griego antiguo significa “Lo encontré!”. 
    Invención de la pólvora en China
  2. Pólvora: Desde el siglo I a.C., los monjes taoístas en China buscaban el elixir de la inmortalidad. Para ello, mezclaron azufre, carbón y salitre. Un día, buscando purificar el brebaje mediante el fuego, se originó una explosión y llamaradas que incendiaron el lugar. Había sido descubierta la pólvora y no tardaron en encontrarle utilidad militar, hasta el sol de hoy.
    Descubrimiento de América por Cristóbal Colón
  3. Descubrimiento de América: Es un caso extraordinario de serendipia, porque Cristóbal Colón buscaba en 1492 otra ruta hacia la India y China, convencido de que la Tierra era redonda. Aunque al descubrir las nuevas tierras Colón no sabía que correspondían a un nuevo continente, pocos años después un cartógrafo también italiano, llamado Américo Vespucio, demostró científicamente que así era. Justa o injustamente, por llegar a esa conclusión, América fue nombrada de esa forma en honor a este último.
    Alexander Fleming, descubridor de la penicilina
  4. Penicilina: Sin dudas, es el descubrimiento médico más importante de todos los tiempos. De hecho, es el medicamento que más vidas ha salvado en la historia. Sin embargo, surgió por pura casualidad. En 1928, el inglés Alexander Fleming investigaba sobre un tipo de bacteria y su cultivo lo dejó abandonado por varias semanas para tomar unas vacaciones. Cuando se reintegró, notó que algunas placas se contaminaron con una especie de hongo, de la especie Penicillium notatum,  y que las bacterias morían al contacto con éste. Con el surgimiento de la penicilina, inició la era de los antibióticos que desde 1941 han permitido combatir con efectividad enfermedades bacterianas como la tuberculosis, sífilis, neumonía, fiebre reumática, etc.
    Johann Heinrich Schulze
  5. Fotograma: En 1725 el químico alemán Johann Heinrich Schulze buscaba un nuevo método para producir fósforo. Al mezclar plata y yeso descubrió que se ennegrecía el lado del recipiente que quedaba expuesto al sol. Cuando colocó encima una hoja de papel con alguna inscripción, ésta quedaba grabada en la pared del recipiente.
    John Wesley Hyatt
  6. Celuloide: En 1870 el inventor norteamericano John Wesley Hyatt, estaba detrás de encontrar otro material que sustituyera el marfil para construir las bolas de billar. Mezcló aserrín y papel con cola. Accidentalmente se cortó un dedo y al acudir al botiquín para curar su herida, derramó involuntariamente un frasco de colodión que al secar formó una capa de microcelulosa. Se le ocurrió entonces que este compuesto sería más efectivo para compactar el aserrín y el papel.  De esa forma inventó el celuloide.
    Post-it de 3M
  7. Post-it:  En la búsqueda de un superadherente, en 3M descartaron una producción de etiquetas que resultó no tener la potencia suficiente. Un empleado de esa empresa, que era sumamente devoto  y le gustaba marcar los salmos que cantaba en el coro con pedazos de papel que constantemente caían al piso. Cuando se cansó de tener ese percance, el empleado acudió a las etiquetas descartadas y se dio cuenta de que resolvían perfectamente su problema. 3M patentizó el descubrimiento y lo llamó Post-it.
    Anuncio de Coca Cola de 1885
  8. Coca Cola: La bebida más famosa del mundo es casualmente fruto de la serendipia. Su inventor John S. Pemberton era farmacéutico y buscaba un jarabe que calmara la ansiedad y problemas de digestión. El producto dejó pronto de venderse solo en las farmacias y se popularizó de tal forma que se vendía en toda clase de expendios y en todos los países del mundo.
    Viagra
  9. Viagra: Mientras Pfizer trabajaba en el desarrollo de un producto farmacéutico basado en Sildenafilo para combatir la angina de pecho, las pruebas con voluntarios no tenían resultados satisfactorios, pero los investigadores detectaron que los pacientes masculinos presentaban un efecto secundario notable:  Sufrían tremendas erecciones al excitarse. La compañía decidió comercializar el primer fármaco oral que combate la disfunción eréctil y decidió llamarlo “Viagra”, que viene de una palabra sánscrita que significa “Tigre”. Actualmente las ventas superan los US$1,000 millones al año.
    Percy Spencer junto al Magnetrón
  10. Horno Microondas: El doctor Percy Spencer trabajaba en 1945 en un radar denominado Magnetrón, que pretendía detectar de manera remota a máquinas de guerra de gran tamaño como los tanques. En una ocasión, haciendo sus pruebas de laboratorio, se dio cuenta que una barra de chocolate que portaba en su bolsillo se había derretido completamente. Sospechó que pudo haber sido por la radiación del Magnetrón, y decidió experimentar luego con maíz y huevos, haciéndolos reventar. De inmediato se dio cuenta de la potencial utilidad doméstica de su descubrimiento.
Así como estos inventos y descubrimientos, muchos otros fueron logrados por pura casualidad: Los cereales Kelloggs, Chips de papas fritas, la droga LSD, el superpegamento o super glue, la nitroglicerina para uso médico, el velcro, la sacarina, el celofán, el teflón y hasta la estructura del átomo.

Y es que la serendipia nos enseña a ver los errores como una oportunidad para descubrir nuevas alternativas y que se debe estar siempre atento a lo que nos rodea, porque detrás de cada acontecimiento no previsto podría ocultarse una idea o descubrimiento sensacional.

Claro, la clave siempre estará en la aplicación rigurosa del Método Científico, basado en los pilares de la reproducibilidad (todo experimento puede ser reproducido nuevamente en otro lugar y por otra persona) y la refutabilidad (toda idea es refutable no existe la verdad absoluta).  La serendipia obliga a prestar suma atención a los detalles acompañada del ingenio de la ciencia.  Como decía Louis Pasteur: “En el campo de la investigación el azar no favorece más que a los espíritus preparados”.



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