Desde hace años, organismos internacionales
como PNUD[1],
CEPAL[2],
Banco Mundial[3],
entre otros, han advertido que Latinoamérica es la región más desigual del
mundo, incluso superando a aquellas donde se encuentran los países más pobres,
como es el caso de África.
Estos informes revelan la enorme
brecha social existente, donde en muchos de los países latinoamericanos la
esperanza de vida entre un ciudadano nacido en un sector de clase alta y el de
un barrio marginado o área rural, puede llegar a ser hasta de 16 años de
diferencia. Sencillamente dramático y, al mismo tiempo, inaceptable.
Llama la atención que, siendo una
región privilegiada con inmensas reservas de recursos naturales y exhibiendo
importantes tasas de crecimiento económico en las últimas décadas, no ha podido
avanzar significativamente en su desarrollo económico y social.
En este artículo trataremos de
analizar una de las principales causales de esta desigualdad: la corrupción.
Desigualdad latinoamericana
Según reporta el Índice de
Desarrollo Humano (IDH) 2019, publicado por el PNUD, presentamos a continuación
la esperanza de vida al nacer en los países latinoamericanos y el porcentaje de
desigualdad existente en ese indicador entre el quintil más pobre con relación
al quintil más rico de la población:
País |
Esperanza
de vida (años) |
Desigualdad
en la esperanza de vida (%) |
Chile |
80.0 |
6.3 |
Argentina |
76.5 |
8.6 |
Uruguay |
77.8 |
7.9 |
Panamá |
78.3 |
12.0 |
Costa Rica |
80.1 |
7.1 |
Cuba |
78.7 |
5.1 |
México |
75.0 |
10.5 |
Brasil |
75.7 |
10.9 |
Colombia |
77.1 |
10.7 |
Perú |
76.5 |
10.8 |
Ecuador |
76.8 |
11.5 |
República Dominicana |
73.9 |
17.0 |
Venezuela |
72.1 |
17.1 |
Paraguay |
74.1 |
13.8 |
Bolivia |
71.2 |
22.5 |
El Salvador |
73.1 |
12.5 |
Guatemala |
74.1 |
14.6 |
Nicaragua |
74.3 |
13.1 |
Honduras |
75.1 |
13.3 |
Países
de mayor desarrollo humano |
||
Noruega |
82.3 |
3.0 |
Suiza |
83.6 |
3.5 |
Irlanda |
82.1 |
3.4 |
Fuente: PNUD
En la tabla anterior se puede
apreciar que la desigualdad en la
esperanza al nacer supera los dos dígitos en la mayoría de los países latinoamericanos,
donde solamente Cuba, Chile, Costa Rica, Uruguay y Argentina presentan menos de
10 puntos porcentuales de desigualdad. Eso significa que esos países muestran
una diferencia entre 4 y 6.5 años en la esperanza de vida promedio entre los
más pobres y los más ricos.
Por otro lado, los países de la
región con mayores niveles de desigualdad en este aspecto, Bolivia, Venezuela y República Dominicana, presentan diferencias que
superan el 17% (Bolivia con un 22.5%), lo que significa que en Bolivia los más pobres viven 16 años
menos que los más ricos, mientras que en
Venezuela y República Dominicana viven 12 años menos. Por tanto, cualquier
estrategia de desarrollo que no corrija esa distorsión distará mucho de ser
justa y sostenible.
Si comparamos los países de
América Latina con aquellos que lideran el IDH a nivel mundial (Noruega, Suiza
e Irlanda), vemos que, a pesar de no
estar tan lejos en cuanto a la esperanza de vida promedio (solo 4 años de
diferencia promedio), sin embargo, la desigualdad que tienen esos países
europeos en este indicador ronda solo el 3% (mientras que en Latinoamérica esa
disparidad es de 2 a 7 veces mayor).
Cuando analizamos la dimensión
económica, utilizando los datos publicados por la misma fuente, encontramos
esta distribución del ingreso comparando el grupo más pobre con el más rico:
País |
Proporción
del ingreso total (%) |
%
Diferencia |
|
40%
más pobre |
10%
más rico |
||
Chile |
14.4 |
37.9 |
-23.5 |
Argentina |
15.3 |
29.4 |
-14.1 |
Uruguay |
16.5 |
29.7 |
-13.2 |
Panamá |
11.5 |
37.7 |
-26.2 |
Costa Rica |
12.8 |
37.0 |
-24.2 |
Cuba |
- |
- |
- |
México |
15.5 |
34.8 |
-19.3 |
Brasil |
10.6 |
41.9 |
-31.9 |
Colombia |
12.4 |
39.0 |
-26.6 |
Perú |
14.4 |
32.3 |
-17.9 |
Ecuador |
14.1 |
33.8 |
-19.7 |
República Dominicana |
13.9 |
35.4 |
-21.5 |
Venezuela |
- |
- |
- |
Paraguay |
13.2 |
39.2 |
-26.0 |
Bolivia |
13.6 |
31.7 |
-18.1 |
El Salvador |
17.4 |
29.1 |
-11.7 |
Guatemala |
13.1 |
38.0 |
-24.9 |
Nicaragua |
14.3 |
37.2 |
-22.9 |
Honduras |
11.0 |
37.7 |
-26.7 |
Países
de mayor desarrollo humano |
|||
Noruega |
23.1 |
22.3 |
0.8 |
Suiza |
20.3 |
25.2 |
-4.9 |
Irlanda |
20.9 |
25.4 |
-4.5 |
Fuente: PNUD
Si vemos la distribución del
ingreso, la situación no es menos alarmante en América Latina. Sacando a Cuba y
Venezuela, por carecerse de información sobre ellos, en todos los países de la región el 10% más rico recibe dos, tres y
hasta cuatro veces más ingresos que el 40% más pobre, donde Brasil, Honduras y
Colombia (31.9%, 26.7% y 26.6% respectivamente) presentan las mayores brechas.
El Salvador es el país que presenta
menor diferencia económica entre ricos y pobres, ya que solamente es de 11.7%
la diferencia porcentual, seguido por Uruguay con el 13.2%.
Como referencia, al analizar el
desempeño de los líderes mundiales en el IDH, todos de Europa, vemos que en Noruega incluso el 40% más
pobre recibe un 0.8% más de ingreso que el 10% más rico, mientras que en Suiza e Irlanda la diferencia es de apenas
un 4.9% y 4.5% a favor de la población de clase alta. Un severo contraste
entre ambas realidades.
Principal sospechosa de la
desigualdad en la región: la corrupción
Si bien es cierto que la pobreza
y desigualdad son multidimensionales, y, por tanto, causadas por múltiples factores,
la corrupción generalizada luce ser la principal razón para justificar el drama
latinoamericano: mucha riqueza conviviendo con mucha pobreza.
Según el Barómetro Global de Corrupción para Latinoamérica y Caribe 2019[4], publicado por Transparencia Internacional, se determinaron los siguientes hallazgos en la región:
- El 53% de los ciudadanos piensan que la corrupción aumentó en el último año
- El 57% de los ciudadanos piensa que su gobierno no está haciendo lo suficiente para combatir la corrupción
- Más de la mitad de los consultados piensan que la mayoría de los políticos electos en su país son corruptos
- 1 de cada 5 ciudadanos que utilizaron servicios públicos, incluyendo salud y educación, tuvieron que sobornar a un empleado público
- 1 de cada 5 ciudadanos han experimentado, o conocen a alguien que experimentó, extorsión sexual al acceder a un servicio público
- 1 de cada 4 ciudadanos recibió o le ofrecieron sobornos en los últimos 5 años a cambio de su voto
- 77% de los ciudadanos están convencidos de que la gente común con su actitud puede hacer la diferencia en el combate a la corrupción
Según el referido estudio, entre los países donde sus ciudadanos percibieron que la corrupción estaba en aumento en los últimos 12 meses, resaltaron Venezuela, República Dominicana y Perú, con un 87%, 66% y 65% respectivamente. Los que tuvieron una menor percepción en ese sentido fueron México, El Salvador y Guatemala, con 44%, 45% y 46% respectivamente.
Fuente: Transparencia Internacional
En otro orden, según el Índice de
Percepción de Corrupción (IPC) 2019[5],
también publicado por Transparencia Internacional, a nivel mundial la creciente
percepción de que los gobiernos están haciendo poco por frenar la corrupción,
ha desatado protestas ciudadanas donde millones de personas han expresado su
frustración en las calles del Norte de África, Europa del Este, Oriente Medio y
Asia Central. En ese fenómeno, América Latina también ha jugado un papel
estelar.
Por ejemplo, el escándalo de
corrupción vinculado a los confesados sobornos que pagó el gigante brasileño de
la construcción, Odebrecht, en poco más de tres años se expandió a 10 países de la región poniendo en
evidencia mecanismos ilegales de financiación de partidos
políticos, provocando el enjuiciamiento de figuras políticas y funcionarios públicos, y deteriorando de paso aún más la precaria confianza que los ciudadanos
latinoamericanos tenían en sus instituciones políticas.
¿Cuál fue el desempeño de los
países latinoamericanos en el último IPC? Veamos:
País |
Índice de
Percepción de Corrupción (IPC) 2019 |
|
Puntuación |
Ranking |
|
Uruguay |
71 |
21 |
Chile |
68 |
25 |
Costa Rica |
56 |
44 |
Cuba |
48 |
60 |
Argentina |
45 |
66 |
Ecuador |
38 |
93 |
Colombia |
37 |
96 |
Panamá |
36 |
101 |
Perú |
36 |
101 |
Brasil |
35 |
106 |
El Salvador |
34 |
113 |
Bolivia |
31 |
123 |
México |
29 |
130 |
República Dominicana |
28 |
137 |
Paraguay |
28 |
137 |
Guatemala |
26 |
146 |
Honduras |
26 |
146 |
Nicaragua |
22 |
161 |
Venezuela |
16 |
173 |
Países
con menor percepción de corrupción |
||
Dinamarca |
87 |
1 |
Nueva Zelanda |
87 |
1 |
Finlandia |
86 |
3 |
Fuente: Transparencia Internacional
En América Latina, Uruguay es la nación con menor percepción
de corrupción (con 71 puntos de 100), ocupando la privilegiada posición 21 a
nivel global. Le siguen Chile (67 puntos en el lugar 25) y Costa Rica (56
puntos en el lugar 44), pero esos tres países son la excepción. En la región, 14 de 19 países no llegan a
40 puntos, reflejando un bajísimo desempeño en el combate de la corrupción.
En el último lugar está Venezuela, con
16 puntos y el lugar 173 en todo el mundo.
Si vemos los resultados arrojados
por los países con menor percepción de corrupción en el IPC, encontramos a Dinamarca y Nueva Zelanda con
87 puntos en primer lugar ambas, seguidas por Finlandia con 86 puntos.
El IPC 2019 concluye con 7
recomendaciones, las cuales acogemos para su aplicación en la región
latinoamericana, ya que las mismas se ajustan a la realidad de nuestros países:
·
Gestionar los conflictos de interés para reducir
los riesgos de influencia indebida
·
Controlar la financiación política para evitar el
flujo indiscriminado de recursos provenientes de corporaciones interesadas en
influir en la política
·
Fortalecer la integridad electoral para
garantizar plenamente unas elecciones libres y justas
·
Regular las actividades de lobby promoviendo un
acceso transparente y amplio a los procesos de tomas de decisiones
·
Acabar con el trato preferencial en la
prestación de servicios públicos y distribución de los recursos del Estado
·
Empoderar a la ciudadanía, promoviendo la
participación activa de la sociedad y protegiendo a quienes dan seguimiento y
denuncian a la corrupción
·
Reforzar los sistemas de control, promoviendo
los contrapesos y separación de poderes del Estado
Definitivamente así, y solo así,
podremos aspirar a que en nuestra región haya más salud, más educación y más
democracia.