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sábado, 25 de junio de 2016

El Reino Unido abandona una mancomunidad de la que nunca se sintió parte y la Unión Europea pierde a su miembro más rebelde: ¿A la larga quién perderá más?


Desde que nació la iniciativa precedente a la Unión Europea, la denominada Comunidad Económica Europea (CEE) en 1957, el Reino Unido siempre se manejó con cautela, y podría decirse que hasta desprecio, por la intención de las naciones que se enfrentaron en la II Guerra Mundial de crear un mercado económico común.  En aquel año, a raíz del Tratado de Roma, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda y Alemania (Occidental) dieron el primer paso ante el desinterés inglés.

Charles de Gaulle junto a Winston Churchill, en 1944

Apenas 4 años después, en 1961, el Reino Unido, aturdido por el declive de su economía, paros sindicales e inestabilidad política decide solicitar ser parte de la CEE, pero Charles de Gaulle (que siempre desconfió de que los ingleses tuvieran una genuina voluntad política de unirse) vetó su entrada.  Nuevamente Reino Unido trata de formar parte de la CEE en 1967, pero de Gaulle reitera su oposición.

No es hasta 1973 que Inglaterra es aceptada (una vez fallecido de Gaulle) pero apenas 2 años después el Partido Laborista en el poder llama a un referéndum para decidir si salen de la mancomunidad.  En aquella ocasión la permanencia ganó por más de un 65%.


Una vez la CEE se convierte en Unión Europea (UE), y con ello se convierte en una mancomunidad no solamente económica sino también política, el Reino Unido no hizo más que poner trabas y condiciones a las distintas normas emanadas del organismo supranacional, veamos:

  • El 26 de marzo de 1995 entra en vigor el Acuerdo de Schengen para permitir el libre tránsito de los ciudadanos europeos entre los países de la UE.  Reino Unido no lo firma.
  • El 1ro. de Enero de 1999 se estableció el Euro como moneda oficial de la UE, exceptuando al Reino Unido que decidió continuar con su Libra Esterlina.  Además de Gran Bretaña, tanto Dinamarca como Suecia tampoco entraron a la zona Euro.
  • Reino Unido se negó a aportar fondos para el rescate financiero de Grecia, Irlanda y Portugal entre los años 2011 y 2013.

David Cameron, premier del Reino Unido, junto a Angela Merkel, canciller de Alemania

Antes de que en el referéndum inglés de esta semana ganaran los partidarios de “salir” de la UE, el primer ministro de ese país, David Cameron, había conseguido un “acuerdo” con el parlamento europeo que si ganaba la “permanencia” en la UE iban a ampliarse las excepciones y favoritismos para Gran Bretaña, entre los que se encontraban:

  • Las prestaciones que se pagaban por los hijos de trabajadores inmigrantes europeos serían recalculadas en función del costo de la vida de sus países de origen.
  • Durante los primeros cuatro años de residencia en el país, los trabajadores inmigrantes europeos podrían ver limitadas sus prestaciones sociales.
  • Reino Unido podría conservar la Libra Esterlina sin recibir ningún tipo de discriminación por no pertenecer a la zona euro.
  • Un compromiso explícito de que Reino Unido “jamás” sería parte de una unión más estrecha con los demás miembros de la UE.
  • Reino Unido podría limitar el libre movimiento de personas no europeas casadas con ciudadanos europeos.

Pancartas de los a favor de la UE
Promoción de los en contra de la UE











Todas estas medidas que querían los ingleses implementar eran contrarias a la práctica del resto de los países de la Unión Europea.  A pesar de esas concesiones, el Brexit (como se le conoce a la iniciativa británica para abandonar la Unión Europea) ganó 52% contra un 48% en el referéndum celebrado el pasado 23 de junio.

Ahora bien, cuáles eran los argumentos de los partidarios del Brexit?  Veamos:

  1. Crecimiento.  Sostenían que la UE frenaba el crecimiento de su país, por todas sus trabas y reglas, y que los miles de millones que tenían que aportar a la mancomunidad tenían poco retorno.
  2. Reducción de Migración.  Entendían que había que recuperar el control de las fronteras y frenar la cantidad de inmigrantes que llegaban a trabajar.
  3. Necesidad de Visas.  Rechazaban la imposición de la UE de que los ciudadanos europeos no necesitan visas para cruzar las fronteras de los países miembros.
  4. Más Independencia.  Se oponían tajantemente a la idea de crear unos Estados Unidos de Europa, estrechando aún más las relaciones entre los estados miembros y actuando cada vez más como un solo bloque.

Consecuencias para la Unión Europea
Según la mayoría de los analistas, el impacto económico para la UE por la salida de Gran Bretaña no será tan drástico[1]. Recordemos que el Reino Unido no era parte de la zona euro. El PIB[2] de la Unión Europea anda por los 18.7 trillones de dólares y su población total unos 505 millones de personas.  Sin embargo, el PIB del Reino Unido oscila por 2.6 trillones de dólares (14% del total de la UE) y una población de 65 millones de personas (13% del total de la UE).  Con esta baja, la UE pasa a tener un PIB inferior al de Estados Unidos y China, pero un mercado superior a los 400 millones de personas, superior a USA.

Negociaciones para la entrada de Turquía en la Unión Europea

Una de las consecuencias políticas de este acontecimiento es que se aceleren los esfuerzos de la UE por estrechar aún más los lazos de los países miembros, haciendo el bloque de países cada vez más monolítico, toda vez que el principal desafecto entre sus filas ha abandonado el redil.  También, la salida del Reino Unido podría abrirle las puertas a Turquía, 17va. economía del mundo cuyo PIB sobrepasa los 1.5 trillones de dólares pero con una población ascendente a casi 80 millones de personas.  Turquía ha solicitado entrar a la UE desde el año 2005 y es miembro asociado de la CEE desde el año 1963.

Por supuesto, la salida de Gran Bretaña también podría alentar algunos movimientos anti UE existentes en varios países de Europa, como es el caso de Holanda y Dinamarca.

Consecuencias para el Reino Unido
Económicamente, se espera que la salida de la UE impacte negativamente y el país pueda entrar en una recesión y pérdida de valor de la Libra Esterlina, cosa que ocurrió abruptamente al día siguiente del referéndum, cuando el valor de la moneda cayó a niveles del año 1985.  Además, el solo hecho de que ya no podrá acceder al mercado de la UE en las mismas condiciones que lo hacía como miembro (libre de aranceles y otras cargas impositivas), obliga al país a firmar acuerdos comerciales de forma bilateral, lo cual podría tomar años y una pérdida importante de oportunidades de negocios.

Otra cosa, todas las concesiones que anteriormente la UE le había dado a  Gran Bretaña en el pasado para estimular su permanencia en la mancomunidad, automáticamente las pierde con su salida. Inglaterra ya no podrá contar con fondos europeos de rescate y de estabilización en caso de necesitarlo, ni tampoco de las condiciones preferenciales que como mercado unificado recibe la UE con otras potencias y bloques.

Peñón de Gibraltar, reclamado por España al Reino Unido

Políticamente, al Reino Unido se le presenta un desafío nada halagador.  Todo luce indicar que se desencadenará una crisis política con la renuncia del primer ministro conservador, además de la división interna del partido gobernante (que no apoyó de forma unánime la permanencia).  Pero más grave aún es que Escocia (región del país con larga tradición independentista y que en el referéndum votó mayoritariamente por permanecer en la UE) ya anunció que reconvocará un referéndum para abandonar el Reino Unido y declararse independiente.  Además, Gibraltar (que es un protectorado inglés en territorio español reclamado desde hace décadas por los últimos) votó mayoritariamente por permanecer en la UE y depende su economía un 85% de España.  El canciller español acaba de anunciar que retomaran sus reclamos internacionales para que Gibraltar vuelva a ser español, ya que ahora no aplicarán allí las normas de la UE.

Manifestación de los independentistas escoceses en el Reino Unido

A todo esto se le suma que en menos de 48 horas después del referéndum, ya se han reunido más de 2 millones de firmas para que el parlamento haga una nueva convocatoria.  Es un panorama muy confuso.

Aparentemente, Gran Bretaña todavía no termina de despertar y todavía cree que es el fabuloso imperio británico que se nutría de las riquezas de sus colonias alrededor del mundo.  Entienden que con la Commonwealth[3] pueden compensar los beneficios que recibían como miembros de pleno de derecho de la UE. La verdad es que la Commonwealth es más una organización de cooperación económica y cultural que un bloque económico-político. Por ejemplo, la India piensa más como una nación BRIC[4] o emergente, que como una excolonia británica.

Ojalá los anglosajones no despierten un día, desesperados por una situación económica, política y social apremiante y anhelen volver atrás en el tiempo para volver a ser parte del constructo político, económico y social más admirable del último siglo,  la Unión Europea, cuyo lema lo dice todo: “Unida en la diversidad”, cuyo himno es El Himno a la Alegría de Friedrich von Schiller con música de Ludwig van Beethoven.

Una idea tan bella y tan excelsa no debe perecer, y mucho menos por el engreimiento de unos pocos.





[1] Como opina la Wells Fargo Securities, empresa reconocida de servicios bancarios y mercados de capitales.
[2] Producto Interno Bruto (o total de bienes y servicios producidos), calculado sobre la base de la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA)
[3] Nombre con el que se conoce a la mancomunidad de naciones que son excolonias británicas, para un total de 53 países con más de 2,000 millones de habitantes
[4] Nombre de la asociación económica y comercial de las cuatro naciones emergentes más importantes del mundo: Brasil, Rusia, India y China.

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