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lunes, 5 de noviembre de 2018

La resistencia al cambio a través del tiempo



Como muchos psicólogos explican, la resistencia al cambio es un mecanismo de defensa natural frente a lo desconocido y es una consecuencia de la ansiedad que produce el no saber si se está en capacidad de enfrentar la nueva realidad.

A través del tiempo, el miedo al cambio se ha visto potenciado por distintos factores de índole religioso, cultural, económico o social que han complicado la necesaria transición y que, en ocasiones, ha tenido consecuencias realmente dramáticas.

No es difícil imaginar que aquel Prometeo que en el paleolítico logró dominar el fuego por primera vez se haya encontrado con congéneres que se resistieron y hasta se opusieron a la adopción de tan peligroso descubrimiento, ya sea por el riesgo de salir lastimados o de perder propiedades en un incendio, hasta que se dieron cuenta que, dominando la técnica apropiada, el fuego se podía convertir en un valioso aliado para cocer los alimentos (que hasta ese momento debían ser ingeridos crudos) y hasta para defenderse de las bestias depredadoras.  Con el pasar de los años adquirirían tanta destreza en su uso, que aprenderían a fabricar herramientas con un componente que solamente el fuego les podía ayudar a malear: el metal.

A continuación analizaremos algunos de los momentos de mayor resistencia al cambio que conoce la Historia, motivados por causas de distinta naturaleza.

Motivos religiosos
La religión ha sido, sin lugar a dudas, uno de los principales causales de resistencia al cambio desde hace siglos. Una mezcla de oposición a una nueva corriente de pensamiento que, por más evidencias que muestre sobre la validez de sus enunciados, al chocar de frente con los dogmas generalmente aceptados se convierten en una especie de “herejía” o aberración. Aquí algunos ejemplos significativos:
Comentario al Apocalipsis, obra del siglo VIII d.C.

  • Cambio de Milenio: Con el advenimiento del año 1000 d.C. (y posteriormente, aunque en menor medida, con la llegada del año 2000 de nuestra era) se desató en el mundo cristiano un pánico generalizado por la creencia de que el fin del mundo era inminente. Hablamos de plena Edad Media y para la mayoría de los habitantes tanto la peste, como las hambrunas y las invasiones bárbaras eran signos inequívocos del Apocalipsis. Tal fue el temor infundido por la religión que muchas personas en Europa se pusieron los hábitos de monjes y monjas para poder expiar a tiempo sus pecados ante la proximidad del Juicio Final. Entre el celibato forzado y las enfermedades el descenso de la población fue ostensible. Y pensar que solamente era un año más que se sumaba al calendario.
    Copérnico sacudió el mundo con su teoría heliocéntrica
  • Heliocentrismo: El modelo astronómico postulado por Nicolás Copérnico en el siglo XVI que establecía que la Tierra y el resto de los planetas del Sistema Solar se movían alrededor del Sol, fue científicamente demostrado. Sin embargo, el Geocentrismo[1] (que establecía que era la Tierra el centro del Universo) era apoyado por la Iglesia Católica que solamente tenía como base la ilusión óptica del simple observador y la creencia de que esta teoría apoyaba sin reservas los preceptos bíblicos. Esa resistencia al cambio manifestada por la iglesia imperante y sus seguidores, se tradujo en persecución y hasta muerte de muchos científicos y pensadores de la época: Copérnico, Galileo, Giordano Bruno, etc.
    Tyndale mientras era quemado en la hoguera. Al lado, ejemplar de su Nuevo Testamento en inglés
  • Traducción de la Biblia: A principios del siglo XVI un sacerdote católico inglés llamado William Tyndale[2] estaba convencido de lo conveniente de que la Biblia fuera traducida del latín, idioma solamente dominado por eruditos, a lenguas populares o “vulgares” para que pudiera su mensaje llegar de forma más directa al pueblo. Su gran atrevimiento de traducirla al inglés le costó la vida, siendo condenado a la hoguera por la Iglesia de Inglaterra.

Motivos económicos, culturales y sociales
Pero la resistencia al cambio no se limitó a motivaciones religiosas. De hecho, otros factores han tenido tanto o más peso a través de los tiempos. Aquí algunos ejemplos:
1ra versión del Índice de Libros Prohibidos
  • Difusión de la cultura a través de los libros: Antes de la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg, el acceso a los libros estaba limitado a los religiosos y eruditos. La publicación de libros de forma manuscrita era costosa y limitada. Al inventarse la imprenta, se desató a la sazón una serie de críticas, principalmente porque era “peligroso” poner la cultura al alcance de la “plebe” y también porque decían que la “juventud se perdería en el ocio y la distracción de la lectura” en vez de trabajar[3]. En diversas épocas y lugares se han dado casos de censura como el Index librorum prohibitorum[4] que durante sus sucesivas ediciones prohibía la lectura de obras de Descartes, Montesquieu, Copérnico, Bruno, Kepler, Pascal, Kant, Darwin y hasta autores relativamente modernos como Zola, Balzac o Víctor Hugo. Igualmente ocurrió en Estados Unidos en pleno siglo XX con la prohibición de la obra “1984” de Orwell, “Ulises” de Joyce y “El gran Gatsby” de Fiztgerald. También es conocida la prohibición de los libros de Arthur Conan Doyle en la Unión Soviética durante la era comunista y la obra “Alicia en el País de las Maravillas” a principios del siglo XX en China.
    Grabado del siglo XIX de ludistas destruyendo un telar
  • Las revoluciones industriales: El surgimiento de la industrialización con la invención en el siglo XVIII de la máquina de vapor (1ra Revolución Industrial), significó un drástico cambio en las relaciones de producción con impactos de índole económico, cultural y social. Inició una masiva migración del campo a la ciudad y por primera vez nació el concepto de “proletariado”,  o los obreros urbanos. Los nuevos burgueses no desaprovecharon la oportunidad para maximizar ganancias y explotar a los trabajadores, pero muchas reacciones adversas a las nuevas industrias venían desde los sectores económicos desplazados (artesanos y pequeños productores). Surgieron los ludistas y cartistas[5], que realizaban huelgas y manifestaciones en contra la industrialización y en favor de mejores condiciones laborales. Pero en esencia, la principal fricción era por la resistencia al cambio, debido a que los viejos paradigmas rodaban por el suelo y eran sustituidos por una nueva visión que terminaba por imponerse. Igual ocurrió con la llegada del motor eléctrico (2da Revolución Industrial) que también significó una gran pugna entre las viejas industrias a carbón, más ineficientes y contaminantes, frente a las nuevas fábricas que utilizaban motores más pequeños y adaptables a una línea de producción.
    La Guerra de la Electricidad que enfrentó las ideas de Edison y Tesla
  • La Guerra de la Electricidad: La comercialización de la electricidad por parte de Thomas Edison le reportó grandes beneficios, pero estaba fundamentada en la corriente directa[6] (DC), la cual era costosa y tenía grandes limitaciones para su distribución. Sin embargo, Nicolás Tesla descubrió pocos años después un sistema de corriente alterna[7] (AC) que era mucho más barato de producir, más potente y con mayor alcance. Este nuevo sistema fue promovido por la empresa de George Westinghouse y la pugna que se armó entre ambos bandos a finales del siglo XIX fue de magnitud épica. Aunque era evidente la superioridad y potencial desarrollo de la corriente AC, los intereses creados generaron un conflicto mediático y comercial durante más de una década que ha quedado grabado en los anales de la historia.
    Uno de los temores del neoludismo es de que las máquinas sustituyan a los humanos
  • Neoludismo: Es el movimiento filosófico que se opone al desarrollo tecnológico en el entendido que hacen daño a las personas y a la sociedad en su conjunto. El neoludista más famoso y radical fue Theodore Kaczynski, conocido por el FBI como  Unabomber, quien desde 1978 a 1995 envió por carta 16 bombas a universidades y aerolíneas como una forma de protesta por el desarrollo moderno de la sociedad. Las personas neoludistas rechazan absolutamente que la tecnología pueda realmente ser beneficiosa y más bien la culpan de todos los males de la Humanidad. Más que una negación han desarrollado una absoluta aversión al cambio.

Como vemos, la resistencia al cambio es un fenómeno natural y consustancial al ser humano. En todas las épocas ha ocurrido. Sea consciente o inconscientemente no queremos salir de nuestra zona de confort o comodidad. Por más fallas que tenga nuestra realidad circundante, una parte de nosotros mismos teme a las incógnitas que las transformaciones traen consigo, por más que prometan nuevas y mejores soluciones.

De la misma forma los señores feudales se resistieron a las nuevas monarquías, y éstas a su vez a las ideas republicanas. Exactamente igual pasa cuando las repúblicas unitarias se oponen a la federalización.

A escala menor, las personas también nos resistimos a veces a cambiar de trabajo, a mudarnos del barrio, a dejar volar con sus propias alas a nuestros hijos, a ver las cosas con otra óptica.

Antes como ahora, el cambio es inevitable. La evolución es indetenible e impostergable. La dialéctica de Hegels está cada vez más confirmada. Hace 2500 años Heráclito dijo que “no nos bañamos dos veces en el mismo río” como una prueba retórica del cambio permanente. No solo tenía razón aquella vez, sino que la rapidez incremental de los cambios en nuestros días vuelve a dársela cada vez con mas fuerza.
La mayor parte de los empleos de la próxima década, aún no se han creado

La transformación digital es la fase más reciente de este proceso de cambio que se originó con el Big Bang y que no hace más que acelerar su paso con el tiempo. Muchos aún piensan, por ejemplo, que la 4ta Revolución Industrial y la Inteligencia Artificial incrementarán significativamente el desempleo, lo cual es un absurdo porque la permanente innovación crea nuevas oportunidades, nuevas formas de hacer las cosas e incluso nuevos tipos de empleos ¿Por qué resistirnos?

www.reysonl.blogspot.com


[1] Modelo astronómico establecido en el siglo II d.C. por el científico greco-egipcio Claudio Ptolomeo, que aunque era pagano, sus teorías eran consideradas convenientes por la Iglesia Católica durante siglos
[2] William Tyndale no fue el primero en traducirla al inglés, ya que John Wickliffe lo había hecho dos siglos antes de forma manuscrita, aunque igualmente perseguido por la Iglesia.
[3] Un conocido Primer Ministro británico, Benjamín Disraeli, llegó a decir en el siglo XIX que “la mayor desgracia que ha caído sobre el hombre es la invención de la imprenta”.
[4] Índice de Libros Prohibidos que establecía desde 1564 una “Lista Negra” de obras que no debían ser leídas por los feligreses católicos y no fue hasta 1966 que fue suspendida su publicación
[5] Se le denomina ludismo al movimiento surgido en Inglaterra a principios del siglo XIX en el que artesanos desempleados de todo el país protestaron contra la industrialización y promovieron la destrucción de máquinas. El cartismo fue un movimiento posterior que radicalizó la lucha obrera contra la industrialización, pero con un abanico de demandas más amplio
[6] Sistema de corriente en el que el flujo continuo de carga eléctrica se produce entre dos puntos con distinto potencial y donde fluye en una sola dirección.
[7] Es aquel sistema en el que la magnitud y sentido de la corriente varía de forma cíclica

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