En las últimas décadas la
literatura de ciencia ficción y, con ella, la cinematografía se han volcado
hacia un futuro escatológico o apocalíptico donde la Humanidad es exterminada
por las máquinas, las cuales habrán adquirido una capacidad de razonamiento,
organización y autogobierno que les habrá permitido dominar el mundo y perseguir a
su principal rival: los seres humanos.
Pero, ¿eso es posible? En este artículo haremos un
breve recuento sobre esta perspectiva que ha fascinado a pensadores desde
hace varios siglos.
Antecedentes
A finales del siglo XVIII, en
pleno auge de la 1ra Revolución Industrial donde los hilares mecanizados
eliminaban en masa la demanda de hilanderos artesanales, el filósofo,
matemático y revolucionario francés Nicolás de Condorcet decía:
“La naturaleza
no ha establecido un plazo para la perfección de las facultades humanas; que la
perfectibilidad del hombre es verdaderamente indefinida; y que el progreso de
esta perfectibilidad, de ahora en adelante es independiente de cualquier poder
que pudiera desear detenerla, no tiene otro límite que la duración del mundo en
los que la naturaleza nos ha echado”[1]
Ya en 1863 Samuel Butler[2]
escribía en un artículo:
“Los puntos de vista de
la maquinaria que estamos de este modo débilmente indicando sugerirán la
solución de una de las grandes y misteriosas preguntas de la actualidad. Nos
referimos a la pregunta: ¿qué clase de criatura es probable que sea la sucesora
del hombre en la supremacía de la Tierra? Hemos escuchado este debate con
frecuencia; pero nos parece que estamos creando nuestros propios sucesores;
estamos a diario contribuyendo a la belleza y delicadeza de su organización
física; estamos diariamente otorgándoles más poder y suministrándoles a través
de artificios ingeniosos ese poder de autoregulación y de autonomía que será
para ellos lo que el intelecto ha sido para la raza humana”
A partir de ahí muchos autores
han hecho profundas reflexiones sobre el exponencial desarrollo de la
inteligencia y capacidad de las máquinas. Tal fue el caso del historiador Henry
Adams, a principios del siglo XX con su “Ley de Aceleración del Pensamiento” y
Alan Turing[3] en
1951 con su predicción de que “las
máquinas tomarán eventualmente el control”.
Pero es en 1957 que se utiliza
por primera vez la palabra “Singularidad” por el matemático húngaro John von
Neumann y es a partir de entonces que el término cobra relevancia y
eventualmente se populariza en manos de pensadores como Ray Kurzweil, Vernor
Vinge, Ray Solomonoff, Hans Moravec y muchos otros. Incluso, autores futuristas
de la talla de Isaac Asimov llegaron a abordar el tema de la Singularidad, pero
enfocando a la Inteligencia Artificial como una herramienta desarrollada para
beneficiar a la Humanidad. Es el caso de sus Tres Leyes de la Robótica[4]:
- Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entrasen en conflicto con la primera ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.
Portada del libro Runaround, de Isaac Asimov |
Definición de Singularidad
Tecnológica
Así se le denomina al
advenimiento de la Inteligencia Artificial General[5],
donde la capacidad intelectual de las máquinas supere a la inteligencia humana.
Eso significa que las computadoras, robots y redes informáticas son capaces de
auto mejorarse y expandir cada vez más por sí mismas su capacidad y alcance.
La mayoría de los autores ubican
la llegada de la Singularidad Tecnológica entre el año 2030 y 2045, y según
Vinge[6]
ésta podrá ocurrir de cuatro formas posibles:
- El desarrollo de equipos que alcanzan la consciencia ("despiertan") y poseen inteligencia sobrehumana.
- Las grandes redes de ordenadores (y sus usuarios asociados) pueden "despertar" como una entidad sobrehumana inteligente.
- Interfaces humano/computadoras pueden llegar a ser tan íntimas que los usuarios razonablemente pueden considerarse sobrehumanamente inteligentes.
- La ciencia biológica puede encontrar maneras de mejorar el intelecto humano natural.
Según la óptica de Vinge, la
biotecnología cobra vital importancia en este tema ante la posibilidad de la
integración del cuerpo con la Inteligencia Artificial, de forma que nuestra
especie llegue pronto a desarrollar capacidades sobrehumanas.
Por supuesto, para muchos podría
parecer ciencia-ficción la Singularidad Tecnológica al tiempo que la consideran
muy improbable. Sin embargo, diversos autores establecen la total verosimilitud
de esta teoría, sobre la base de estos preceptos:
Aplicación de la Ley de Moore en la capacidad de los transistores |
- Ley de Moore[7] o Crecimiento Exponencial, en la que se establece que el cambio tecnológico aumenta de forma exponencial. El surgimiento de nuevas tecnologías como la nanotecnología y el descubrimiento del grafeno han hecho pensar que la aplicabilidad de la Ley de Moore se sostendrá por muchas décadas más.
- Cambio Acelerado, que establece la inevitabilidad de la Inteligencia Artificial General ante los acelerados cambios que se registran en la historia humana. Autores como Kurzweil[8] indican que cada vez transcurren menos años para producirse grandes cambios o invenciones disruptivas. Transcurrieron decenas de miles de años para descubrirse el fuego, las piedras afiladas y la rueda; miles de años más para descubrirse la imprenta y de ahí se ha ido reduciendo a cientos de años para otros descubrimientos importantes antes del siglo XX (máquina de vapor, electricidad, motor de combustión, teléfono). Desde el siglo pasado estos lapsos se han ido reduciendo drásticamente con el tiempo.
Utilización masiva de los inventos, gráfico elaborado por Kurzweil en 2001 |
Oposición y advertencias en
contra
Sin embargo, hay otros autores,
algunos de renombre, que se oponen totalmente a la posibilidad de alcanzar la
Singularidad Tecnológica, basados en los siguientes argumentos:
- El psicólogo canadiense Steven Pinker ha criticado que muchas predicciones hechas hace décadas no han podido materializarse, como es el caso las ciudades abovedadas, viajes interplanetarios e interestelares, ciudades bajo el agua, edificios de millas de alto, vehículos voladores de transporte intraurbano e interurbano, etc.
- Existe un enfoque económico que establece que la masiva automatización traerá pronto un aumento importante del desempleo y una caída de la demanda mundial, por lo que la inversión en tecnología podría verse afectada y con ello el alcance de la Singularidad Tecnológica. Este ha sido el postulado de autores como Martin Ford, Jaron Lanier, William Nordhaus y Andrew Kennedy.
- Otros autores establecen que el ritmo actual de explotación de los recursos naturales conllevarán a un retraso tecnológico. A esto se le suma que supuestamente la Ley de Moore ha llegado a su tope y ya no es posible concentrar más transistores en un microprocesador por el exceso de calor generado, por lo que entienden que el ritmo de crecimiento tecnológico se desacelerará. También argumentan que mientras más complejas son las sociedades se hace más difícil lograr progresos adicionales. Así piensan Jared Diamond, Paul Allen y otros.
Para algunos autores, la Singularidad representará una amenaza (en la foto escena de la película Terminator) |
Por otro lado, hay otros
pensadores que hacen graves advertencias sobre las posibles consecuencias de
alcanzar la Singularidad Tecnológica, por lo que recomiendan no celebrarla como
una buena noticia. Según ellos, entre
los que se encuentra el fundador de Sun Microsystems, Bill Joy, es muy difícil predecir
qué sucederá de llegarse a alcanzar la Inteligencia Artificial General y cómo
se comportarán las máquinas una vez esto suceda, y que incluso podrían
significar una amenaza existencial para la Humanidad.
La Singularidad Tecnológica
bajo la lupa
Ante las múltiples evidencias
sobre la factibilidad de la Singularidad Tecnológica, a pesar de algunas voces
en contra de esta posibilidad, cada vez son más las organizaciones que surgen
para dedicarse exclusivamente a investigar sobre este tema.
Es el caso del Future of Humanity Institute (Instituto
del Futuro de la Humanidad), fundado por la Universidad de Oxford, que tiene
como uno de sus puntos focales la investigación sobre la Seguridad de la Inteligencia
Artificial y sobre cuán importante es tener un control sobre el diseño e
implementación del programa de Inteligencia Artificial para asegurar que sea
seguro y beneficioso para los seres humanos.
Igual misión tiene el Machine
Intelligence Research Institute (Instituto de Investigación sobre Inteligencia
de las Máquinas), establecido en Berkeley, California, que se centra en
analizar con profundidad los algoritmos que son incorporados a la Inteligencia
Artificial de forma que solamente se les dé a las máquinas “las capacidades que
realmente queremos que tengan” y evitar el peligro de concederles “capacidades
que no queremos” por no saber expresar correctamente las que queremos, antes de
que sea demasiado tarde.
Para ambas entidades la
Singularidad Tecnológica no es un tema de si ocurrirá o no, sino de cuándo.
Indudablemente nos encontramos en
un momento cumbre de la historia. La convergencia tecnológica, el desarrollo
acelerado de nuevas tecnologías y capacidades, y la masificación del Internet están
acercando cada vez más el momento en que las computadoras empiecen a lograr
niveles de autodeterminación, primero de forma limitada, pero luego se irá
incrementando gradualmente, que acercará la Inteligencia Artificial a la
Singularidad Tecnológica.
¿Debemos tener miedo a ello? Sí y
no. Toda disrupción tecnológica trae riesgos y grandes cambios, a veces
drásticos. La clave es la adaptación.
Cuando surgió la mecanización
industrial a través de la 1ra Revolución Industrial, llegaron los proletarios,
las huelgas, el sabotaje y un nuevo orden. Desde entonces el crecimiento no ha
dejado de parar. En términos generales ha incrementado la productividad y el nivel
de vida de las personas, aunque por supuesto con episodios a veces traumáticos.
Cuando se inventó la electricidad
se levantaron todo tipo de alertas sobre el riesgo que significaba electrificar
las casas. Sin embargo hoy es una realidad. Vivimos más y mejor.
Todo invento o creación
disruptiva puede ser dañina si no se sabe utilizar, si no se establecen
protocolos de implementación y uso que garanticen la seguridad de los usuarios.
Igual pasó con la sustitución de los caballos por vehículos de motor, la
llegada del televisor y la computadora, y más recientemente el Internet.
Sí las máquinas inteligentes se
desarrollan cada vez más, se construyen con estrictos protocolos de
comportamiento y las dedicamos a hacer los trabajos más peligrosos y riesgosos,
solamente tenemos que implementar modelos de gestión del cambio que garanticen
la creación de nuevas plazas de trabajo para los humanos, eso sí, con otras
competencias que debemos empezar a desarrollar masivamente, porque el modelo
económico habrá cambiado.
Y que el ser humano se dedique a
generar más conocimiento, a los deportes, a las bellas artes y la cultura, a
cultivar los valores, en fin, a cosas que difícilmente se puedan dedicar las
computadoras. Oponerse a la Singularidad Tecnológica es un absurdo que cada vez
carece más de sentido. La Inteligencia Artificial simplemente nos permitirá
hacer mucho más y llegar cada vez más lejos como especie.
[1] Extracto
de su obra “Esquisse d’un tableau historique des progrès de l’esprit humain”
o “Esbozo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano”, escrita
en 1794
[2]
Escritor inglés autor de la célebre novela “Erewhon”.
El artículo al que aquí hacemos referencia lo tituló “Darwin entre las máquinas”
y fue publicado ese año en el periódico The
Press de Nueva Zelanda.
[3]
Matemático y científico de la computación británico, denominado el “Padre de la
Computación”.
[4]
Normas establecidas en su obra “Círculo Vicioso” o “Runaround” en 1942
[5]
Conocida también con IA fuerte o Strong AI
[6] Vernor
Vinge es un matemático y escritor estadounidense. Es uno de los principales teóricos
sobre la Singularidad Tecnológica y el primero en definir el concepto “Ciberespacio”
en su novela “True Names” publicada
en 1981.
[7]
Establecida por Gordon Moore en 1965, indica que cada dos años se duplica la
cantidad de transistores en un microprocesador. Todavía hoy en día se cumple
dicha ley.
[8]
Raymond Kurzweil es un inventor y futurista estadounidense, inventor del OCR
(Reconocimiento Óptico de Caracteres) y del primer sintetizador de texto-voz.
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