Sin dudas, una buena parte de Latinoamérica
ha vuelto a recorrer un sendero de días convulsos, de inestabilidad política
que, a su vez, se convierte en inestabilidad económica y social.
Aun cuando siguen encendidas las
llamas de las protestas sociales en Chile, en Bolivia se degrada la situación
política en cuestión de días que conducen a la renuncia (otros dicen que a la
deposición forzosa) de su presidente, Evo Morales, luego de unas elecciones
nacionales salpicadas de acusaciones de fraude por parte de la oposición.
Morales terminaba su tercer
mandato consecutivo y corría por una nueva repostulación aparentemente con los
números a su favor…¿qué pasó?
Avances de Bolivia en la
última década
En el año 2006, cuando Evo
asciende por primera vez al poder, el PIB nominal de Bolivia era poco más de
US$11,400 millones según el Banco Mundial. Según la misma fuente, al 2018 ese
país ya rondaba los US$40,300 millones. Eso es un crecimiento del 253.5% en 12
años, el más alto de América Latina en ese período, después de Panamá.
En la última década se han multiplicado los programas sociales en favor de los indígenas en Bolivia |
También Bolivia en ese mismo
período, según el mismo Banco Mundial, logró reducir la pobreza de un 60% de la
población en 2006 a un 35%, siendo la nación latinoamericana más destacada en
ese aspecto. Igualmente redujo el analfabetismo en más de un 80%, dejándolo en
menos del 3% este año, cuando era del 13.3% en el 2006.
Otro aspecto relevante es que, en
2006, Bolivia se encontraba en el lugar 187 del mundo y al 2017 ya había
escalado al lugar 118 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que mide el
nivel de acceso a la salud, educación y a una vida digna. Aunque una puntuación
de 0.693 todavía corresponde a un país de “desarrollo humano medio” (clasificación
que comparte Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador), es todo un mérito
haber avanzado tanto con un lastre del 60% de la población en situación de
pobreza y pertenecientes a etnias indígenas (que normalmente se encuentran entre
los grupos más vulnerables).
También hay que resaltar la
estabilidad política que trajo la era de Evo, ya que previamente al 2006
Bolivia había tenido 5 presidentes en menos de 5 años, la mayoría teniendo que
renunciar en medio de protestas populares. Incluso fue el primer presidente el
alcanzar el poder con más del 50% de los sufragios, algo nunca visto en la
historia política contemporánea de ese país.
Salar de Uyuni en Bolivia: La mayor reserva de Litio en el mundo |
A la estabilidad política que Morales
trajo a Bolivia, se le sumó la estabilidad económica y social, ayudadas ambas
por el aumento de los precios internacionales de las materias primas (ese país
tiene las reservas más grandes del mundo de hierro y litio, además de una de
las más grandes de gas natural) y por la incorporación a la gestión de gobierno
de amplios sectores sindicales, gremiales e indígenas que convirtieron su
régimen en un modelo inclusivo.
Teleférico de La Paz, el más alto del mundo |
Destacable es también la
estatización de las industrias extractivas y el incremento significativo de la
inversión pública en obras sociales y de desarrollo de infraestructuras.
No todo era color de rosas
A pesar de los grandes logros
sociales y económicos, había muchos problemas que se venían acumulando. Por
ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) tenía varios años advirtiendo
que era necesario actualizar la política económica, ya que se basaba en
factores “no sostenibles”, como es el caso de los precios de las materias primas,
los cuales, de caer en el mercado internacional, la economía boliviana no
estaría lo suficientemente “blindada” como para no verse seriamente impactada
por ese choque.
Es por tal razón que en los
últimos 4 años ha habido una reducción de los ingresos del Estado, principalmente
por la caída de los precios de las materias primas, lo cual incrementó el
déficit fiscal a un 8.1% del PIB, el más alto de Sudamérica.
En cuanto a la calidad de la
propia democracia, según indica la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist, en el Índice de
Democracia 2018 se refleja una reducción del 5% en la puntuación del país con
relación a la obtenida en 2006, cuando la mayoría de los países
latinoamericanos mejoraron su valoración durante ese mismo período.
Una de las salas del llamado Museo de Evo Morales, el mayor de Bolivia |
Por supuesto, las acusaciones de
la oposición sobre el secuestro de la mayoría de los poderes públicos y de su
interminable sed de mantenerse en el poder de forma ininterrumpida, muy
posiblemente han abonado en el deterioro de la democracia en dicho país. Todo eso, aunado a un creciente culto a su
personalidad, pueden ser las claves del creciente rechazo que terminó finalmente con su
régimen.
Por supuesto, la geopolítica
también está presente
Tampoco podemos obviar que, bajo
la dirección de Evo, Bolivia formó parte activa de los países que dieron un
fuerte giro hacia la izquierda en la década pasada, uniéndose a Venezuela,
Ecuador, Nicaragua, Cuba, Brasil, entre otros. Esta postura, junto a la
nacionalización de las industrias extractivas bolivianas en manos
históricamente de multinacionales occidentales, le granjeó muchas
animadversiones, internas y externas.
Además, con la moderación
ideológica (en algunos casos fue un giro extremo a la derecha, como Brasil) de algunos
aliados y el colapso socioeconómico de otros (como Venezuela), Evo estaba
perdiendo poco a poco su base de apoyo internacional.
El intentar perpetuarse en el
poder, para un 4to período consecutivo, tal vez fue demasiado. No era santo de
la devoción de grandes potencias occidentales, que tal vez no movieron un dedo
para hacerlo caer, pero que sin duda no lo moverán para reponerlo. Además, para los grandes capitales es bastante atractivo controlar esos abundantes recursos naturales ahora en manos del Estado.
Las experiencias recientes de
Chile y Bolivia siguen enriqueciendo las lecciones que debemos aprender los
demás países de la región. Crecimiento económico, distribución equitativa de la
riqueza, inclusión, despersonalización de las políticas públicas y alternabilidad
en el poder debieran ser el norte de las democracias sostenibles.
Lo que resta ahora es esperar que
las conquistas sociales alcanzadas por Bolivia en la era de Evo no se pierdan
ante el abrupto cambio de rumbo político que ha iniciado. Y que rica Bolivia no
vuelva a ser la nación con más pobres en Latinoamérica.