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lunes, 29 de junio de 2020

El populismo y sus efectos en Latinoamérica y resto del mundo




Con frecuencia escuchamos el término “populista” para referirse de forma peyorativa sobre un régimen o líder específico. De hecho, abundan los ejemplos por doquier.  Sin embargo, ¿qué significa populismo?

El populismo es un estilo o tendencia política, que puede estar en cualquier parte del espectro izquierda-derecha, que se caracteriza por contar con un fuerte liderazgo carismático y que centra sus propuestas en la simplificación dicotómica de los problemas (separando los “buenos” de los “malos”), donde los argumentos son más emocionales que racionales.

De por sí el concepto “populismo” es complejo y hasta controversial. Porque podemos encontrar regímenes de izquierda con un fuerte corte “populista” y gobiernos de extrema derecha que también encajan dentro de ese enfoque.

Es por eso que muchos autores vinculan al populismo con el concepto “demagogia”, que no es más que la estrategia de conseguir o mantener el poder político apelando a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas de la gente para ganar apoyo popular. De hecho, ya en la Grecia clásica, Aristóteles definía a los demagogos como “aduladores del pueblo”[1] que orientaban su acción política mediante el halago a éstos y énfasis en sus sentimientos.

Como vemos, el populismo y la demagogia son fenómenos muy similares y para nada recientes.

Orígenes del populismo

En la antigua Grecia se destacaron los primeros políticos populistas y demagogos, tal y como refirieron en sus obras Aristóteles, Aristófanes, Tucídides y muchos otros autores. Tal fue el caso de Alcibíades, Cleón y Clodio, quienes en épocas diferentes se destacaron como populistas que en cierta forma contribuyeron al ocaso de sus respectivas eras, como refieren algunos autores[2].

Pero es en Julio César que encontramos el clímax del populismo en la Antigüedad. En la época en que se destacó como político en Roma, ya existía una facción populista denominada factio popularium que se oponía a la aristocracia tradicional conservadora (llamada los optimates) y alentaban iniciativas populares relacionadas con una mejor distribución de la tierra, reducción de deudas a los pobres y más democracia para los de abajo. Inició una guerra civil que terminó en victoria para él, llegando a declararse “dictador vitalicio”.

El asesinato de Julio César en Roma

En ese momento, Roma arrastraba una gran deuda social, en la que los aristócratas acumulaban excesiva riqueza, mientras que el pueblo sufría de toda clase de penurias. Es así que surgen los líderes que abogaban por los derechos de la plebe, surgiendo una nueva clase política que promovía reformas para repartir latifundios en manos de los patricios, distribuir granos a los más pobres y conceder la ciudadanía romana a diversas comunidades aliadas. Aunque con conquistas resaltables, el corto período populista de Julio César terminó abruptamente con su asesinato. Nuevamente la guerra civil sacudió a la sociedad romana, terminando de colapsar a la República, la cual terminó convirtiéndose en un Imperio a manos de César Augusto.

Tuvieron que pasar muchos siglos más para que volvieran a surgir los ideales “populistas”. Es así que nos trasladamos a Estados Unidos, donde en 1828 llega al poder el General Andrew Jackson, quien durante su campaña y toda su carrera militar no escondía su odio hacia los nativos americanos. De hecho, supeditaba la cura de todos los males de ese país a que los indios fueran desplazados forzosamente y hasta exterminados si era necesario, lo cual era un enfoque compartido por el populacho, ya que, una vez despojados de sus legítimos dueños, esos eran terrenos que podían entonces ser distribuidos a la “gente” para su cultivo y ganadería.

Recepción popular de Andrew Jackson en la Casa Blanca

Efectivamente, Jackson solo hizo llegar a la silla presidencial y empezaron los desalojos y masacres de indígenas más cruentos que recuerde la historia estadounidense. Como populista paradigmático, siempre será recordado por las recepciones que hacía en la Casa Blanca abiertas a todo público, donde las masas pudieron entrar y destrozar la decoración al encontrarse sin control. Eso le ganó el mote del “Rey Chusma”.

Años más tarde el populismo resurgió en ese país con la fundación del Partido del Pueblo en 1892, llegando a tener representación legislativa y hasta un candidato vicepresidencial que resultó perdedor en las elecciones de 1896 en alianza con el Partido Demócrata. Ese partido desapareció en 1908.

Pero fue en Rusia donde el populismo cobró mayor fuerza, y hasta una filosofía estructurada, a mediados del siglo XIX, cuando surge un movimiento político-cultural llamado “narodismo”, fundado por Aleksandr Herzen, que al principio tenía como misión difundir entre las masas populares las obras proscritas por el régimen zarista. Aunque con el tiempo el movimiento populista ruso adoptó la doctrina marxista, en sus inicios era un movimiento radical, que llegó a tener ribetes anarquistas, que fue de los primeros en colocar a la clase trabajadora en el centro del desarrollo de una sociedad donde predominara la equidad y la justicia[3].

Características del populismo

Ante lo controversial del concepto, y con la ayuda de varios autores relevantes, vamos a describir las principales características del pensamiento populista[4]:

  • Argumenta que la sociedad está dividida en dos grupos antagónicos, el pueblo frente a la élite
  • Sostiene que la política debe ser la expresión de la voluntad general del pueblo
  • Sus enunciados cuentan con muy pobre núcleo ideológico y conceptualización limitada
  • Ante la falta de sustento ideológico, acoge muchos preceptos de “ideologías huésped”, tanto de izquierda como de derecha, según sea la inclinación del líder, movimiento político o régimen del que se trate
  • Conceptualmente es opuesta al “elitismo” y al “pluralismo”
  • Proporciona “voz” a las clases que no se sienten representadas por las élites políticas
  • Incentiva la integración a la política de los sectores excluidos
  • Tiende a soslayar los derechos de las minorías
  • El concepto de “soberanía popular” tiende a menoscabar la institucionalidad y protección de los derechos fundamentales
  • Profundiza la división política
  • En lo económico, promueve políticas macroeconómicas que pueden ser populares, pero eventualmente insostenibles en el mediano-largo plazo
  • Es impulsado comúnmente por un liderazgo caudillista, personalista y carismático, que logra echar a andar una poderosa maquinaria electoral basada en mucho clientelismo y poca filosofía y visión política
  • Con frecuencia recurre a la retórica nacionalista

Como veremos a continuación, en el último siglo han surgido importantes movimientos populistas, muchos de los cuales han logrado alcanzar el poder político, pero que, por su propia naturaleza, no pudieron realizar grandes y duraderas transformaciones, dado el carácter temporal o efímero de esas corrientes, las cuales tienden a desaparecer junto con sus carismáticos líderes. Aunque hay sus excepciones.

Populismo en la era contemporánea

A partir del siglo XX han surgido muchos liderazgos y movimientos populistas con resultados que han ido desde un rotundo fracaso hasta el logro de importantes conquistas.

En 1909 se fundó el grupo Granjeros Unidos de Alberta (UFA) como un grupo de presión en favor de los agricultores de esa provincia canadiense. Con el tiempo llegó a tener tanta popularidad que llegaron a convertirse en un partido político y ganar las elecciones de esa provincia en 1921. Llegó a ser considerado un movimiento populista por diversos autores[5], donde llegaron a tomar medidas controversiales durante su gobierno, como fue el levantamiento de la prohibición de venta de alcohol en 1923 mediante la instalación de tiendas licoreras estatales.  La Gran Depresión de 1929 trajo consecuencias devastadoras para los agricultores, su base política de apoyo, por lo que ya en 1939 dejaron de existir como partido político. Hoy permanecen vigentes como cooperativa agrícola, una de las más grandes de Canadá a la fecha.

Pancho Villa y Emiliano Zapata

En 1910 estalló la Revolución Mexicana, producto de la intención de Porfirio Díaz de seguir perpetuándose en el poder cuando ya tenía 24 años de dictadura. Inició una era de severa inestabilidad política que desencadenó en una guerra civil. Surgieron importantes líderes agrarios como Pancho Villa y Emiliano Zapata, que lograron importantes conquistas en cuanto a la Reforma Agraria, pero al final fue un proceso inconcluso que no logró mejorar sustancialmente el nivel de vida en el campo y que, por el contrario, aumentó la desigualdad y la migración hacia las ciudades[6].

En 1930, Getulio Vargas llega al poder en Brasil gracias a un golpe militar, el cual detentó hasta 1945. Es considerado el fundador del populismo brasileño. Durante sus gobiernos los trabajadores parecían ser el centro del escenario político nacional, logrando cambios sociales relevantes, pero sus detractores siempre lo tildaron de “paternalista”. Sus ideas han sido de las más influyentes en la historia política de Brasil[7].

Fraklin D. Roosevelt

Para muchos, Franklin D. Roosevelt fue un político estadounidense que logró el poder y mantenerlo mediante prácticas populistas. De hecho, ha sido la persona que ha logrado ser presidente más veces en EE.UU. ya que fue electo la primera vez en 1932 y luego logró tres reelecciones consecutivas. Su New Deal fue un plan intervencionista estatal que se caracterizó por subvenciones sociales para los desempleados y económicas para los sectores productivos más afectados[8]. Consideraba a la masa de trabajadores y campesinos como el “pueblo puro” en contraposición con la oligarquía corrupta.

En 1943 el peronismo surge en Argentina a raíz del golpe de Estado de 1943 contra el presidente Ramón Castillo. Juan Domingo Perón surgió como líder de las masas populares y trabajadoras, que propugnaba por mayor participación de las masas en el sistema político y mejora de las condiciones de los trabajadores. Su esposa, Eva Perón, llegó a convertirse en la gran protectora de los “descamisados”, nombre despectivo con el cual la oligarquía argentina identificaba a las masas populares. Con el tiempo, a lo interior de este movimiento surgieron diversas corrientes, muchas de ellas contradictorias entre sí[9]. A pesar de esto, el peronismo ha mantenido su vigencia a través del tiempo a través del Partido Justicialista y otros movimientos políticos, logrando el poder en numerosas ocasiones, incluyendo la administración actual.

Indira Ghandi

En la India surgió en 1966 el liderazgo de Indira Gandhi, considerada la líder populista más importante de todos los tiempos en esa nación. El centro de su programa de gobierno era la lucha contra la pobreza, siendo una de sus iniciativas más destacadas la llamada Garibi Hatao (“Erradicar la pobreza”), aunque después quedó demostrado que los fondos de dichos programas no necesariamente beneficiaban a los realmente más pobres, pero sí lograban mantener su popularidad entre las clases más bajas. Mantuvo el poder como primera ministra hasta 1977 y luego volvió a tomar las riendas desde 1980 hasta su asesinato en 1984 a manos de un fanático religioso[10].

Cuando Ronald Reagan ascendió al poder en EE.UU. en 1982, ejecutó un conjunto de políticas económicas y sociales que llegó a ser denominada “Reaganomía”, la cual prometía reducción de impuestos y del tamaño del Estado. Al final de sus dos períodos, los impuestos a los ingresos por nómina habían aumentado para financiar la Seguridad Social, la nómina pública se había disparado al igual que el déficit presupuestario. Más de un autor llegó a denominar a su régimen como populista[11].

Acto político del Frente Nacional en Francia

A partir de la década de los 90s surgió una nueva ola populista en diversas regiones del mundo. En Europa, surgieron movimientos como Partido del Progreso en Noruega, Vlaams Belang en Bélgica, Liga Norte en Italia, el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), el Foro Cívico en Checoeslovaquia y en Francia el famoso Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen logró cobrar cobró más fuerza (llegando luego a disputar dos veces la presidencia en 2da vuelta), entre otros casos. En las siguientes décadas surgieron importantes movimientos que, incluso, llegaron al poder, como Fidesz-Unión Cívica Húngara en Hungría, el partido Ley y Justicia en Polonia, Syriza en Grecia, y emergieron con cierta fuerza otros grupos políticos en el resto del continente como es el caso de Alternativa para Alemania, Verdaderos Finlandeses, Podemos en España y el Partido Popular Danés.

En Estados Unidos, en 1992 surgió Ross Perot como tercera fuerza, sorprendiendo a toda la comunidad política. Luego intentó nuevamente en 1996 ya con el Partido de la Reforma de Estados Unidos, pero con mucho menos éxito. En ese país, tanto de derecha como de izquierda han surgido liderazgos populistas como Sarah Palin y Bernie Sanders, enmarcados por movimientos de igual signo como Occupy Wall Street y el Tea Party, ambos proponiendo enfrentar con estrategias diametralmente opuestas las graves consecuencias de la recesión económica del 2008. Pero, sin dudas, el más exitoso líder populista norteamericano ha sido Donald Trump, quien obtuvo la presidencia en 2016 y tiene amplias probabilidades de reelegirse a finales de este año.

Ross Perot en Estados Unidos

En Latinoamérica, el populismo cobró fuerza también a partir de los 90s. Con Carlos Menem en Argentina, Fernando Collor de Mello en Brasil y Alberto Fujimori en Perú, quienes asumieron el poder en sus respectivos países en medio de graves crisis económicas. Siguieron sucediéndose diversos gobiernos con algunos sesgos populistas, como el caso de Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil, Fernando Lugo en Paraguay, Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua, entre otros. Aunque el común denominador entre todos fue la lucha contra el neoliberalismo que tanto se había arraigado en la década anterior y que incrementó de forma dramática la desigualdad. Los casos más recientes de populismo de derecha en la región son los de Jair Bolsonaro en Brasil y Mauricio Macri en Argentina.

Rodrigo Duterte de Filipinas

Otras regiones del mundo han sido también escenario del populismo. En Asia, se destaca el surgimiento de liderazgos como Joseph Estrada en Filipinas, Roh Moo-hyun en Corea del Sur, Chen Shui-bian en Taiwán, Thaksin Shinawatra de Tailandia y, más recientemente, el controversial Rodrigo Duterte, actual presidente de Filipinas. En Oceanía surgieron Nueva Zelanda Primero y el australiano Una Nación, como movimientos populistas de derecha. Pueden identificarse parcialmente como populistas a líderes como Recep Tayyip Erdogan en Turquía y Benjamin Netanyahu en Israel. En África se pueden identificar como populistas los movimientos encabezados por Yoweri Museveni en Uganda, Michael Sata en Zambia y Julius Malema en Sudáfrica.

Como se puede ver, el populismo conceptualmente tiene un sentido muy relativo y flexible, que se adapta a ópticas tanto de derechas como de izquierdas. Incluso, en algunos ámbitos el término tiene una acepción “positiva”, toda vez que a través de la historia ha habido movimientos políticos que han pretendido que el “pueblo” sea el que ostente verdaderamente el poder. Desde la Revolución Francesa y la de Estados Unidos, hasta la filosofía marxista.

Sin embargo, en su sentido negativo (el más extendido), el populismo lo único que busca es tomar medidas que le permitan al gobernante de turno “ganar” simpatías en la población votante, aún estas medidas sean perjudiciales contra el propio Estado. No busca transformar estructuras ni las relaciones sociales, económicas y políticas existentes, solo pretende mantenerse en el poder.

Es por esto que un régimen, en el contexto democrático, sin ser populista por definición, podría verse tentado a tomar medidas que sí lo sean, ya sea por una coyuntura política o electoral determinada. Ahí radica la importancia de que el pueblo esté atento, al igual que la clase política, para poder diferenciar una medida populista de una que realmente procure el bienestar de los más vulnerables y reducir la desigualdad en el mediano-largo plazo.

Si aún no se ha entendido claramente la idea de qué es una medida populista, podemos utilizar un ejemplo muy sencillo. Se puede prometer la eliminación generalizada de los impuestos a todos los vehículos importados en favor de toda la población. Eso sonaría muy atractivo para todo el mundo, pero haciendo un pequeño ejercicio racional podemos ver que es impracticable. Primero, las finanzas públicas se verían gravemente afectadas al reducirse las recaudaciones y, segundo, no habrá infraestructura vial ni factura petrolera ni medioambiente que resistan el incremento exponencial del parque vehicular. El populista lo promete sin reparo y el pueblo llano lo celebra y recompensa con su voto sin saber que nunca verá cumplirse esa promesa. Porque no todo lo que brilla es oro.

El populismo es un cáncer que carcome conciencias y voluntades. Mayor será la metástasis mientras mayor sea la desigualdad y la falta de educación que sufra el pueblo que sea víctima de sus maquinaciones.

Y no importa que sea populismo de izquierda o de derecha, al final terminan pareciéndose muchísimo. Porque los extremos se tocan…

www.reysonl.blogspot.com

 



[1] Aristóteles, “Política”.

[2] José Clavijo, “Los antiguos orígenes del populismo moderno”. En https://redaccion.nexos.com.mx/?p=10921

[3] Orlov, A.S.; Georgieva, N.G.; Georgiev, V.A. : Diccionario Histórico (2012). «Caminando con el pueblo»

[4] Según la obra de Mudde, Cas; Rovira Kaltwasser, Cristóbal (2019) .Populismo. Una breve introducción [Populism. A Very Short Introduction]. Madrid: Alianza Editorial

[5] Panizza, Francisco (2005). Populism and the Mirror of Democracy. New York: Verso

[6] Santana, Adalberto (2007). «La revolución mexicana y su repercusión en América Latina»Latinoamérica (México)

[7] Conniff, Michael L. (1982). "Populism in Brazil, 1925–1945." Albuquerque: University of New Mexico

[8] Greenberg, David (2009). «The Populism of the FDR Era»Time.

[9] Laclau, Ernesto (2005). “El populismo garantiza la democracia”. Entrevista para periódico La Nación el 10 de julio 2005.

[10] Malhotra, Inder (1991). Indira Gandhi. New York: Coronet Books

[11] Bimes, Terri (29 de agosto de 2002). «Ronald Reagan and The New Conservative Populism». Annual Meeting of the American Political Science Association. Boston


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