La Inteligencia Artificial (IA), como
tecnología emergente, convergente y exponencial[1],
se ha ido consolidando como uno de los principales disruptores de la sociedad
actual, como la verdadera motora de la 4ta Revolución Industrial.
En los últimos años hemos sido testigos de los
grandes avances logrados en IA[2]
y de cómo éstos se han ido acelerando de forma exponencial. Desde 1997 cuando
la computadora autónoma Deep Blue le ganó por primera vez una partida de
ajedrez a un campeón mundial (Gary Kasparov), el mundo observó atónito la
inminencia de la Singularidad Tecnológica[3]
que tantos divulgadores científicos alertaban desde hacía décadas.
Competencia entre Gary Kasparov y Deep Blue en 1997 |
Desde el desarrollo de Sistemas Expertos, dedicados a tareas muy específicas para competir con las destrezas humanas (sistemas para jugar ajedrez o automatizar tramos de una cadena de montaje), hasta chatbots que atienden las consultas y requerimientos que hacen los clientes de cualquier empresa, asistentes virtuales que nos colaboran en tareas cotidianas en el hogar u oficina (como Alexa, Google Assitant o Sirí) o algoritmos que en cualquier cámara de vigilancia doméstica sabe diferenciar la silueta de una persona y de un animal doméstico para disparar una alarma por detección de movimiento; la Inteligencia Artificial está irrumpiendo en casi todos los aspectos de la vida humana.
Pero las nuevas herramientas que se han lanzado
en los últimos meses han empezado a cambiar incluso las reglas de juego en
algunos sectores.
Inteligencia Artificial Generativa
Se trata de un tipo de IA que, a través de
métodos de aprendizaje automático y profundo (Deep Learning), es capaz
de generar nuevos contenidos sin intervención humana, sean estos imágenes,
videos, música o texto. El resultado es totalmente original y convincente, de
forma tal que la mayoría de las personas no son capaces de distinguir que
fueron generados por una máquina.
Su surgimiento ha planteado serios desafíos
para personas que se dedican a ciertos oficios y profesiones, dado que sus
servicios podrían ser sustituidos por los ofrecidos por un software. Iguales
retos ofrece a la labor académica, toda vez que a los estudiantes se les
facilita presentar trabajos que les han asignado sin haber hecho el mínimo
esfuerzo para elaborarlos.
Ensayo de elaborado por ChatGPT sobre impacto de las ideas de Benito Juarez |
Es el caso de la aplicación ChatGPT, chatbot desarrollado por la empresa OpenAI, que fue lanzado en noviembre 2022 y que ha llamado poderosamente la atención del público por su capacidad de dar respuestas bien articuladas y redactadas en pocos segundos, al punto que es capaz de escribir ensayos sobre un tema y hasta componer poesía…en varios idiomas. Incluso, puede en segundos reelaborar el texto si el usuario pide que se redacte en forma diferente. ChatGPT fue perfeccionado mediante el aprendizaje supervisado y el aprendizaje por refuerzo, utilizando entrenadores humanos para mejorar su desempeño. Su principal limitación es que comete muchas imprecisiones en los datos fácticos, además de que no domina temas relacionados a hechos o personajes surgidos después del 2021.
El impacto de ChatGPT ha sido tal, que Google
ha adelantado el lanzamiento de su herramienta Sparrow[4]
con el que pretende competir ofreciendo generación de contenido más exacto y
con la capacidad de citar fuentes, y como respuesta al anuncio de Microsoft de que
incorporaría ChatGPT a su buscador Bing.
Imágenes creadas por DALL-E |
Otra herramienta de IA Generativa es DALL-E, también de OpenAI. Es capaz
de generar imágenes a partir de un texto descriptivo. Es capaz de interpretar
el lenguaje natural y crear dibujos de objetos tanto realistas como imaginarios,
poniendo en manos del mercado un instrumento creativo que podría poner en
riesgo el trabajo de los diseñadores gráficos.
Otros productos de OpenAI son Whisper, que puede transcribir al inglés cualquier discurso, conversación o letra de una canción en cualquier idioma; y CLIP, capaz de describir una imagen dada.
Existen otras herramientas desarrolladas por otras empresas que son dignas de ser mencionadas. Por ejemplo, para generar música, está el caso de SoundDraw, que genera hasta 5 minutos de melodías en la que el usuario puede mezclar distintos estilos y tempos; ; también MuseNet puede componer 4 minutos de una pieza musical con hasta 10 instrumentos musicales diferentes, mezclando diferentes estilos.
También están Runwayml,
que ofrece edición de imágenes y videos en tiempo real, con múltiples
herramientas muy avanzadas; igual ClipDrop
permite manipular imágenes de forma muy profesional y el caso de Stable Diffusion que está causando
sensación con las impresionantes imágenes que es capaz de producir.
Para la redacción, existen varias herramientas:
Sudowrite se enfoca en
literatura y ayuda a los escritores a expresarse sobre un tema; Explainpaper ayuda a los
investigadores a resumir y ampliar la lectura de papers académicos; y Otter redacta la minuta de reuniones de
trabajo, sin importar si son presenciales o virtuales.
También la codificación de programas está
siendo impactada por la IA: Ghostwriter y GitHub Copilot son ejemplos
de herramientas de programación que funcionan con instrucciones dadas en
lenguaje natural.
Existen igualmente herramientas de IA para
convertir texto a discurso, donde un mismo guion puede ser leído con voces
diferentes y distintos idiomas: Murf.ai y
Wellsaid permiten hacerlo sin
ningún problema. También, Resemble.ai
puede clonar tu voz y con la misma reproducir cualquier guion.
En fin, son ya miles de aplicaciones que están
disponibles (y cada día perfeccionándose o emergiendo más) que ponen a un click
las tareas más disímiles realizados por Inteligencia Artificial, muchas de ellas
reservadas hasta hace poco para personas con talentos especializados.
El siguiente gráfico muestra el ya complejo
ecosistema de aplicaciones y modelos de IA que están actualmente disponibles:
Imagen
cortesía de Uncharted Territories
Oficios amenazados por la IA Generativa
Como se ha estado alertando desde hace algunos
años, la 4ta Revolución Industrial traerá antes de finalizar esta década muchos
oficios innovadores[5],
muchos de los cuales actualmente ni siquiera existen. Sin embargo, por igual
representará (y de hecho ya representa) una amenaza para muchos trabajos que
actualmente son realizados por los seres humanos. En el caso de la Inteligencia
Artificial, mucho de esos trabajos en riesgo están vinculados a la recopilación,
análisis, procesamiento, distribución y generación de información.
Por la naturaleza de las herramientas de IA que
hemos descrito más arriba, por lo pronto los periodistas, diseñadores gráficos,
ilustradores, artistas plásticos, escritores, traductores, compositores, productores
de videos y películas, y un sinnúmero de profesionales y técnicos más, se verán
seriamente impactados.
De hecho, ya hay reconocidas empresas que han
anunciado despidos por incorporar la IA en los procesos de generación de
contenido, como es el caso de BuzzFeed, que recientemente informó del despido
de 180 empleados coincidiendo con la noticia de que utilizarían ChatGPT para generar
contenido en sus portales[6].
Desafío para la Academia y herramientas para
detectar plagios de IA
El lanzamiento de ChatGPT disparó las alarmas
en el mundo académico. La gran calidad de sus redacciones han puesto contra la
pared a las universidades que no pueden diferenciar fácilmente las solicitudes
de admisión redactadas por IA o por los humanos. Igual ocurre con los trabajos
de investigación y ensayos que se asignan en escuelas secundarias y universidades.
Incluso, entidades académicas han empezado a
prohibir el uso de ChatGPT en sus instalaciones[7],
lo cual podría extenderse a otras herramientas según vayan perfeccionándose.
Por suerte, han empezado a salir al mercado
herramientas para detectar plagios de redacciones realizadas por IA. Es el caso
de GPT-2 Output Detector
Demo, GPTZero,
entre otras. También se está trabajando en el desarrollo de una función
criptográfica para generar una “marca de agua” en cualquier texto elaborado por
IA, de forma que sea fácil detectar su autoría. Sin dudas, los mecanismos de certificación
de origen y control de plagios será una de las funcionalidades a incorporar en
las versiones futuras de las herramientas de IA Generativa, antes de que
produzcan una catástrofe en el sector educativo.
Propiedad intelectual de los contenidos
generados por IA
Todavía se debate sobre la interrogante de que
si una máquina puede tener derechos de autor. La propia Organización Mundial de
Propiedad Intelectual (OMPI) no se pronuncia al respecto, dado que no
especifica en sus normas los casos de contenidos generados por Inteligencia
Artificial. De hecho, el solo contemplarlo para muchos plantea un riesgo.
Aunque la mayoría de los sistemas de IA que
existen actualmente son “entrenados” por seres humanos, al parecer ese hecho no
es causal suficiente como para contemplar el otorgamiento de derechos de autor
a una creación proveniente de un sistema de Inteligencia Artificial Generativa.
Además, otorgar derechos de autor a una creación de IA, podría limitar su
futuro desarrollo, por lo que muchos sugieren precaución en este aspecto[8].
Estamos siendo testigos de uno de los más
disruptivos escalones de la ya disruptiva Era Digital. Donde un mundo de nuevas
posibilidades y de aceleración de la velocidad de generación, compilación,
análisis y distribución de información y contenidos se abre con el
perfeccionamiento de las herramientas de Inteligencia Artificial Generativa.
Si bien estos avances generarán nuevos oficios
y profesiones, desde ya ponen en riesgo muchos otros que se verán desplazados,
al menos parcialmente, debido a la proliferación de herramientas de IA. La rapidez
de estos cambios obligan a actuar en consecuencia, creando mecanismos que,
aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías, al mismo tiempo protejan
la calidad de la educación, mejoren sustancialmente la generación de contenidos y gestionen apropiadamente la transición,
desarrollando nuevas competencias.
Aunque la IA produzca nuevos contenidos con
mucho menor (o ningún) esfuerzo humano, siempre una persona será la que entrene
los modelos de IA, la que “comunique” con precisión el requerimiento a la máquina (los denominados “prompts”) o que seleccione y pula el resultado final a
presentar. Y ni hablar de los nuevos servicios que se podrán ofrecer a clientes
basados en insumos generados por IA.
No necesariamente es el fin. Lo más probable es
que apenas este es el principio de un nuevo ciclo de desarrollo humano.
Sígueme en Twitter: @ReysonLizardo
[1] Se denomina tecnología
emergente a aquellas que son innovadoras y que aun están en fase de
desarrollo, por lo que todavía están expandiendo su potencial. Las convergentes
son aquellas que, habiendo surgido en décadas diferentes, tienden a desarrollar
características similares o la capacidad de integrarse (como el caso de la
robótica y la Inteligencia Artificial). Se denominan también exponenciales
a aquellas tecnologías que, al converger, multiplican exponencialmente su
alcance y capacidad (como el caso del Internet y los dispositivos electrónicos).
Los tres conceptos, si bien no son exactamente sinónimos, tienden a ser
complementarios en la Era Digital.