A través del tiempo hemos conocido diversos
personajes que han servido de inspiración a muchas generaciones, mediante
centenares de libros, artículos, canciones y obras cinematográficas que hablan
de su historia y legado.
Sin embargo, y muy a pesar de las numerosas
investigaciones que se han realizado para determinar su veracidad histórica, la
mayoría de los expertos ha concluido de que se tratan de personajes imaginarios
cuyas aventuras y hazañas fueron fruto de una mezcla de leyendas, mitos y
creencias, que sobrevivieron inicialmente a través de la tradición oral, y que
luego fueron inmortalizados por obras literarias que llegaron a alcanzar fama.
Claro está, hay casos de personajes que sí
existieron, pero que la creencia popular a través de los siglos fue
distorsionando los hechos y sobredimensionando sus capacidades, como pasó con
San Nicolás o Santa Claus.
Por supuesto, en esta lista no incluiremos
personajes como Adán, Noé, Hércules, Perseo o Gilgamesh, creados por distintas
mitologías de base religiosa, ya que está claro que en esos casos primó más la
fe y el simbolismo que la evidencia empírica.
En este artículo nos concentraremos en
personajes no religiosos ampliamente conocidos y que los hechos indican que
nunca existieron.
Rey Arturo
El mítico rey británico, dueño de la poderosa
espada Excálibur, fue solamente un mito, junto a su castillo de Camelot, su
esposa Guinevere, su hechicero Merlín y sus caballeros de la Mesa Redonda,
Perceval, Lancelot, Tristán y Gawain, fueron también imaginarios.
El Rey Arturo es una de las mitologías más influyentes del Medioevo |
Sin embargo, alrededor de dicho personaje se
fue tejiendo todo un entramado de mitos y leyendas que sin dudas es considerado
como la mitología medieval más influyente de la literatura occidental. Decenas
de autores de la talla de Geoffrey de Monmouth, Thomas Malory, Chrétien de
Troyes y hasta Mark Twain les dieron vida a los personajes artúricos y
enriquecieron el mito, llegando a conectar su leyenda con la búsqueda del Santo
Grial.
Hoy en día el Rey Arturo representa al monarca
ideal en tiempos de guerra y de paz.
Robin Hood
Es otro personaje del folclore medieval inglés.
Conocido como el “Principe de los Ladrones”, según la leyenda fue un forajido
de la ciudad de Nottingham, diestro con el arco, que se internó en los bosques
de Sherwood y se dedicaba a robarle a los ricos para repartir el botín entre
los pobres. Hasta la fecha ha sido imposible determinar que este personaje se
corresponda con una persona real, ni tampoco sus amigos Lady Marian, el Fraile
Tuck, el Pequeño Juan y Will Scarlett.
Robin Hood y sus amigos son personajes muy populares |
La primera mención de Robin Hood aparece en la
obra “Pedro el Labrador” de William Langland en 1377, pero no es hasta 1450 que
se componen las primeras baladas sobre él. El personaje aparece en obras de
destacados autores como Walter Scott (Ivanhoe, 1819) y Alejandro Dumas (El
príncipe de los ladrones, 1872).
Robin Hood pasó a la posteridad como el
defensor de los pobres y oprimidos.
Guillermo Tell
El prodigioso ballestero suizo a cuya rebeldía
se atribuye la chispa que dio inicio a la lucha por la independencia de la
Confederación Helvética, aparentemente no tiene base histórica.
Según la leyenda, Tell era oriundo del cantón
de Uri y en algún momento del siglo XIV, en la época en que la Casa de Habsburgo
había invadido parte de Suiza, salió a pasear con su hijo en la plaza mayor de
Altdorf y rehusó inclinarse ante la enseña austríaca como obligaban las
autoridades invasoras.
La leyenda de Guillermo Tell es ampliamente conocida |
El incidente provocó que el gobernador lo
apresara y lo obligara a disparar su ballesta para acertarle a una manzana que
había colocado al hijo de Tell que se encontraba a más de 70 metros de
distancia, so pena de ser condenado a muerte por la irreverencia cometida.
Como cuenta el famoso mito, Guillermo Tell no
solo acertó a la manzana, sino que a partir de ahí inspiró con sus actos el
movimiento independentista suizo.
La leyenda folclórica de Guillermo Tell inspiró
a autores como Friedrich Schiller, Antonio Gil y Zárate y Eugenio d´Ors, sin
hablar de la majestuosa ópera del mismo nombre compuesta por Gioachino Rossini.
Papisa Juana
La extendida leyenda de que la Iglesia Católica
fue dirigida en la época medieval durante un tiempo por una papisa, resulta que
ha sido refutada por los expertos. Se dice que el personaje, cuyo nombre era
Johanna, había nacido en Maguncia, hija de un monje. Con el apoyo de su madre,
y a escondidas de su padre, tuvo la oportunidad de estudiar (lo cual estaba
vedado a las mujeres en esa época) y entró a la iglesia como monje copista,
disfrazada de hombre, con el nombre de Johannes Anglicus (Juan el
Inglés).
Muchos piensan que la Papisa Juana fue un personaje real |
Su erudición le permitió escalar hasta que
llegó a ser, supuestamente, elegida papa bajo el nombre de Juan VIII. Dos años
después, y disimulando un avanzado estado de gestación en que se encontraba,
comenzó a sentir contracciones y dio a luz en medio de una procesión religiosa.
Dice la leyenda que fue lapidada en el acto y que desde entonces parte del
ritual que se realiza a los papas electos incluye el tacto testicular[1]
y las procesiones papales evitan pasar frente a la Iglesia de San Clemente (lugar
donde ocurrió la lapidación de la Papisa Juana).
El mito se difundió ampliamente en el siglo
XIII gracias a los escritos de Martín el Polaco y Jean de Mailly, ambos
cronistas de los dominicos, hasta que en 1562 Onofrio Panvinio, religioso e historiador
italiano, echó por la borda la veracidad de esa historia demostrando su
falsedad.
Preste Juan
Este mítico rey cristiano que gobernaba un
reino rodeado por paganos y musulmanes, nunca ha podido ser precisado por los
historiadores. Durante la Edad Media fue muy popular y se decía que era
descendiente de uno de los Reyes Magos.
La primera referencia escrita de este personaje
la encontramos en la obra de Otón de Frisinga, un cronista católico alemán, que
ubicaba su reino en la India. Cuando los portugueses entraron en contacto con
el Reino de Etiopía en África, desde entonces se propagó la creencia de que el
Preste Juan era etíope.
Por siglos se pensó que el Preste Juan era real |
En fin, son muchos los personajes que damos por
sentado como “históricos”, que nunca lo fueron y que probablemente fueron el
fruto de la imaginación o creatividad para dar pie a teorías conspirativas o
simplemente enarbolar causas justas que necesitaban ser personificadas en un héroe
a quién seguir.
Claro, no confundamos con nombres de personajes
literarios, ideados por sus autores, como Sherlock Holmes, Arsenio Lupin,
Auguste Dupin, Dick Tracy o Tarzán, que fueron creados expresamente para
protagonizar historias ficticias. Tampoco confundamos con casos como William Shakespeare,
que, aunque el nombre haya sido un pseudónimo, no deja de ser muy real el genio
que creó sus obras, aunque aún se debata sobre su verdadera identidad. El uso de pseudónimos ha sido frecuente a través de la historia.
Y aunque el amor no quita conocimiento, debemos
aceptar que nuestro mundo de hoy necesita de gobernantes tan nobles como el Rey
Arturo, de líderes tan justicieros como Robin Hood y libertadores tan valientes como
Guillermo Tell.
Sígueme en Twitter: @ReysonLizardo
[1] De ahí es que viene la frase “Duos
habet et bene pendentes” o “Son dos y cuelgan bien”, en referencia a la
frase que debe decir la persona que inspecciona al papa electo antes de
anunciar oficialmente su designación.
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