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viernes, 1 de marzo de 2024

Personajes “históricos” que nunca existieron

 


A través del tiempo hemos conocido diversos personajes que han servido de inspiración a muchas generaciones, mediante centenares de libros, artículos, canciones y obras cinematográficas que hablan de su historia y legado.

Sin embargo, y muy a pesar de las numerosas investigaciones que se han realizado para determinar su veracidad histórica, la mayoría de los expertos ha concluido de que se tratan de personajes imaginarios cuyas aventuras y hazañas fueron fruto de una mezcla de leyendas, mitos y creencias, que sobrevivieron inicialmente a través de la tradición oral, y que luego fueron inmortalizados por obras literarias que llegaron a alcanzar fama.

Claro está, hay casos de personajes que sí existieron, pero que la creencia popular a través de los siglos fue distorsionando los hechos y sobredimensionando sus capacidades, como pasó con San Nicolás o Santa Claus.

Por supuesto, en esta lista no incluiremos personajes como Adán, Noé, Hércules, Perseo o Gilgamesh, creados por distintas mitologías de base religiosa, ya que está claro que en esos casos primó más la fe y el simbolismo que la evidencia empírica.

En este artículo nos concentraremos en personajes no religiosos ampliamente conocidos y que los hechos indican que nunca existieron.

Rey Arturo

El mítico rey británico, dueño de la poderosa espada Excálibur, fue solamente un mito, junto a su castillo de Camelot, su esposa Guinevere, su hechicero Merlín y sus caballeros de la Mesa Redonda, Perceval, Lancelot, Tristán y Gawain, fueron también imaginarios.

El Rey Arturo es una de las mitologías más influyentes del Medioevo


Sin embargo, alrededor de dicho personaje se fue tejiendo todo un entramado de mitos y leyendas que sin dudas es considerado como la mitología medieval más influyente de la literatura occidental. Decenas de autores de la talla de Geoffrey de Monmouth, Thomas Malory, Chrétien de Troyes y hasta Mark Twain les dieron vida a los personajes artúricos y enriquecieron el mito, llegando a conectar su leyenda con la búsqueda del Santo Grial.

Hoy en día el Rey Arturo representa al monarca ideal en tiempos de guerra y de paz.

Robin Hood

Es otro personaje del folclore medieval inglés. Conocido como el “Principe de los Ladrones”, según la leyenda fue un forajido de la ciudad de Nottingham, diestro con el arco, que se internó en los bosques de Sherwood y se dedicaba a robarle a los ricos para repartir el botín entre los pobres. Hasta la fecha ha sido imposible determinar que este personaje se corresponda con una persona real, ni tampoco sus amigos Lady Marian, el Fraile Tuck, el Pequeño Juan y Will Scarlett.

Robin Hood y sus amigos son personajes muy populares


La primera mención de Robin Hood aparece en la obra “Pedro el Labrador” de William Langland en 1377, pero no es hasta 1450 que se componen las primeras baladas sobre él. El personaje aparece en obras de destacados autores como Walter Scott (Ivanhoe, 1819) y Alejandro Dumas (El príncipe de los ladrones, 1872).

Robin Hood pasó a la posteridad como el defensor de los pobres y oprimidos.

Guillermo Tell

El prodigioso ballestero suizo a cuya rebeldía se atribuye la chispa que dio inicio a la lucha por la independencia de la Confederación Helvética, aparentemente no tiene base histórica.

Según la leyenda, Tell era oriundo del cantón de Uri y en algún momento del siglo XIV, en la época en que la Casa de Habsburgo había invadido parte de Suiza, salió a pasear con su hijo en la plaza mayor de Altdorf y rehusó inclinarse ante la enseña austríaca como obligaban las autoridades invasoras.

La leyenda de Guillermo Tell es ampliamente conocida


El incidente provocó que el gobernador lo apresara y lo obligara a disparar su ballesta para acertarle a una manzana que había colocado al hijo de Tell que se encontraba a más de 70 metros de distancia, so pena de ser condenado a muerte por la irreverencia cometida.

Como cuenta el famoso mito, Guillermo Tell no solo acertó a la manzana, sino que a partir de ahí inspiró con sus actos el movimiento independentista suizo.

La leyenda folclórica de Guillermo Tell inspiró a autores como Friedrich Schiller, Antonio Gil y Zárate y Eugenio d´Ors, sin hablar de la majestuosa ópera del mismo nombre compuesta por Gioachino Rossini.

Papisa Juana

La extendida leyenda de que la Iglesia Católica fue dirigida en la época medieval durante un tiempo por una papisa, resulta que ha sido refutada por los expertos. Se dice que el personaje, cuyo nombre era Johanna, había nacido en Maguncia, hija de un monje. Con el apoyo de su madre, y a escondidas de su padre, tuvo la oportunidad de estudiar (lo cual estaba vedado a las mujeres en esa época) y entró a la iglesia como monje copista, disfrazada de hombre, con el nombre de Johannes Anglicus (Juan el Inglés).

Muchos piensan que la Papisa Juana fue un personaje real


Su erudición le permitió escalar hasta que llegó a ser, supuestamente, elegida papa bajo el nombre de Juan VIII. Dos años después, y disimulando un avanzado estado de gestación en que se encontraba, comenzó a sentir contracciones y dio a luz en medio de una procesión religiosa. Dice la leyenda que fue lapidada en el acto y que desde entonces parte del ritual que se realiza a los papas electos incluye el tacto testicular[1] y las procesiones papales evitan pasar frente a la Iglesia de San Clemente (lugar donde ocurrió la lapidación de la Papisa Juana).

El mito se difundió ampliamente en el siglo XIII gracias a los escritos de Martín el Polaco y Jean de Mailly, ambos cronistas de los dominicos, hasta que en 1562 Onofrio Panvinio, religioso e historiador italiano, echó por la borda la veracidad de esa historia demostrando su falsedad.

Preste Juan

Este mítico rey cristiano que gobernaba un reino rodeado por paganos y musulmanes, nunca ha podido ser precisado por los historiadores. Durante la Edad Media fue muy popular y se decía que era descendiente de uno de los Reyes Magos.

La primera referencia escrita de este personaje la encontramos en la obra de Otón de Frisinga, un cronista católico alemán, que ubicaba su reino en la India. Cuando los portugueses entraron en contacto con el Reino de Etiopía en África, desde entonces se propagó la creencia de que el Preste Juan era etíope.

Por siglos se pensó que el Preste Juan era real


En fin, son muchos los personajes que damos por sentado como “históricos”, que nunca lo fueron y que probablemente fueron el fruto de la imaginación o creatividad para dar pie a teorías conspirativas o simplemente enarbolar causas justas que necesitaban ser personificadas en un héroe a quién seguir.

Claro, no confundamos con nombres de personajes literarios, ideados por sus autores, como Sherlock Holmes, Arsenio Lupin, Auguste Dupin, Dick Tracy o Tarzán, que fueron creados expresamente para protagonizar historias ficticias. Tampoco confundamos con casos como William Shakespeare, que, aunque el nombre haya sido un pseudónimo, no deja de ser muy real el genio que creó sus obras, aunque aún se debata sobre su verdadera identidad. El uso de pseudónimos ha sido frecuente a través de la historia.

Y aunque el amor no quita conocimiento, debemos aceptar que nuestro mundo de hoy necesita de gobernantes tan nobles como el Rey Arturo, de líderes tan justicieros como Robin Hood y libertadores tan valientes como Guillermo Tell.

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[1] De ahí es que viene la frase “Duos habet et bene pendentes” o “Son dos y cuelgan bien”, en referencia a la frase que debe decir la persona que inspecciona al papa electo antes de anunciar oficialmente su designación.

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